Tras leer la carta, procedí a revisar el contenido del morral, tal como había informado Lucifer, incluía tres monedas de plata, cuatro trozos de un pan negro y de aspecto poco apetecible, un pellejo con agua, y un mapa…
Dicho mapa estaba toscamente dibujado, y no contenía mucha información relevante, además, carecía de indicadores notables que sirvieran de guía, e inclusive había una advertencia al margen que explicaba que la exactitud de la escala de los elementos del mapa no era fidedigna, y que varios lugares solo estaban mencionados sin profundizar su verdadera extensión pues no habían sido explorados a cabalidad.
Resulto que, el bosque en que me encontraba era uno de aquellos lugares inexplorados, se trataba de un Bosque extremadamente grande que cubría tres cuartas partes del continente en que me encontraba. Y en este lugar solo habitan monstruos y razas semihumanas. De esto me entere al leer un pequeño libro que estaba entre las cosas que me dejo Lucifer, el titulo era Guía de Aventuras y diario de misión y eventos notables.
Tal parece que se trataba de un libro mágico, que además de tener información útil registra y traza una línea temporal de las cosas que hago. Me recordaba al Diario de Elder Scrolls V.
Ya había un par de líneas escritas en el registro, y decía; "He sido reencarnado por Lucifer en un mundo de fantasía, pero el lugar en que aparecí es el Bosque de la Desesperanza, sin saber que camino seguir solo puedo vagar a ciegas en busca de mi muerte".
No es para nada alentador, ¿no?
Sin embargo, no puedo quedarme sin hacer nada, y como dice el diario debería moverme, aunque sea en dirección aleatoria, puede que me encuentre con un asentamiento en el bosque, o con una linda chica…
Después de todo en este momento yo soy el protagonista de esta historia, es mi aventura Isekai, así que debo acabar en situaciones del pervertido con suerte, o al menos eso espero, de lo que estoy seguro, es que yo no seré el típico protagonista denso, no señor, no se puede rechazar el plato que ya ha sido servido…
Quiero encontrar una linda loli legal, una bella vampiresa, una princesa élfica, una princesa inocente e ingenua, una aventurera de grandes pechos, una chica nekomimi…
Mientras pensaba tonterías dignas de un protagonista con convicciones, había comenzado a caminar, deje el claro en el que aparecí, y me interne en el terreno desconocido, en busca de la aventura que me aguarda…
Esos ingenuos pensamientos quedaron atrás en poco tiempo, nunca he sido bueno para caminar, y el terreno irregular me hacia doler los pies, los zapatos de mala calidad que usaba tampoco ayudaban…
Por más que avanzaba todo lo que veía eran árboles, árboles y más árboles, no creo que haya pasado siquiera medio día y ya me había acabado el agua.
Continue avanzando unas horas más, pero llegado el momento en que las sombras se hicieron más profundas y el cielo oscuro, decidí que lo mejor sería rendirme…
Fue una buena experiencia esta segunda oportunidad, pero yo no sirvo para esto…
Esperare aquí a que las bestias me devoren o que muera de hambre y sed… no me importa, solo espero que me den una tercera oportunidad…
Me senté en el suelo con la espalda apoyada en un árbol y espere a que anocheciera totalmente, por una que otra casualidad mi vista se enfoco en el cielo estrellado ligeramente visible a través de las copas de los árboles, podía ver la luna roja que era visible durante el día, pero también había otras tres lunas, cada una con un color y fase diferentes.
La Luna roja estaba llena dando un sentimiento ominoso, una luna plateada estaba en cuarto menguante como una triste sonrisa en el cielo nocturno, una luna verde parecía estar cercana a desaparecer y, solo una pequeña línea curva quedaba plasmada en el cielo dando un sentimiento etéreo, y una luna dorada en cuarto creciente que parecía prometer que todo mejoraría. Por algún extraño motivo la vista de aquella fantástica imagen me animó, ¿con tantas lunas cómo serán las mareas? ¿será posible surcar los mares? ¿Qué otras cosas fantásticas habrá en este mundo?
Aquellos pensamientos reemplazaron mis ideas derrotistas, y así, me dispuse a sobrevivir para ver y conocer mucho más de este lugar. Mañana debería buscar agua, fue lo último que pensé antes de que mis párpados se cerraran y cayera en un sueño sin sueños.
◊◊◊
No fue una buena noche, si bien pude dormir, no fue para nada cómodo.
Extraño mi cama, extraño el aire acondicionado, extraño el anime y mis novelas ligeras…
La vida no tiene sentido sin lolis tsunderes, ¡quiero irme a casa!…
Mi segundo día en este otro mundo comenzó temprano, las sombras solo se habían atenuado un poco, pero ya era suficiente para poder ver por donde pisar, el primer gran objetivo de mi segunda vida… encontrar agua antes de morir de sed.
Vague largamente por el bosque sin encontrar a ninguna creatura viviente, por lo que contaba con que esta jornada transcurriría sin problemas.
Decidí comenzar a trazar un rastro para poder regresar sobre mis pasos en caso de que llegase a ser necesario. Así pues, procedí a emplear mí, y solo estoy repitiendo lo escrito por Lucifer; "Cuchillo de hierro oxidado tan romo que ni mantequilla caliente podría cortar". Para marcar los troncos de árboles en mi camino.
La verdad era que, si bien el cuchillo era viejo y un tanto oxidado en el lomo, su filo estaba bastante bien cuidado y, fuera de una que otra pequeña muesca no tenia imperfecciones que dificultaran cortar o apuñalar. No estaba bien equilibrado y yo no sabía blandir un cuchillo, pero, estoy seguro de que será útil en caso de emergencias.
Continue avanzando por el bosque cada vez más frondoso, donde los arboles en ocasiones estaban tan juntos que era imposible pasar entre ellos, las ramas se entrelazaban formando un techo por el que no se filtraba el sol, y el viento que pasaba entre las hojas parecía susurrar palabras oscuras y lúgubres.
Habían pasado varias horas, y ya era incapaz de caminar de mi dolor de pies. Así que decidí tomar un descanso para comer.
Me senté con la espada apoyada contra un muro de arboles y saque un trozo del pan negro de aspecto poco apetecible, le di un mordisco, era duro, muy duro, al punto en que me pregunte si no me había roto un diente, y si era realmente pan o si se trataba de una roca.
Supongo que se suponía que debía comerlo junto con agua… otro motivo más para encontrar como reabastecerme de ella.
Tras un tiempo, y habiendo recuperado algo de resistencia, reanudé mi avance, solo que, esta vez las cosas no fueron tan tranquilas… pues, justo frente a mi los vi…