Hubo una vez una pequeña aldea llamada El Tizate, presidida por bienhechores majestades Job y Ámbar. Con ellos vivía Apple, una pequeña que por nobleza fue adoptada por los soberanos, y muy bien recibida por la delfina Milka. La princesa del Tizate, una linda criatura de polícromos cabellos, con siete años de edad, infinita bondad poseía tan perdurable como su conquistadora sonrisa, le decían la princesa risueña con los camanances en sus mejías.
Apple era una plebeya que algún desmán la había llevado a ser de la realeza. Siendo una criatura ya tenía en su corazón el veneno de la envidia. Con tremenda desazón solía adular a Milka, pero con el tiempo aprendió que no tenía mucho que envidiarle, porque pese a que ambas fueran de raleas opuestas, compartían una misma sensación en común; la soledad. Aun era peor para la delfina Milka, porque teniendo padres, ellos no estaban para ella, su única compañía era la cara de la falacia y envida, es decir ella (Apple), solía abrazarla en momentos de congoja y de alegría, sosteniendo en su corazón y mente el deseo de ocupar ese lugar atiborrado de privilegios.
Un día, Apple había desaparecido la noche por entero, al canto del gallo se encontraba en la alcoba de la princesa, viéndola dormir, de repente la dulce Milka despertó con su estilo peculiar de ser la risueña, la saludó con esa dulzura e inocencia que la hacia la sonriente, frente a ella estaba una réplica del mal con nombre de fruta, le ofreció una extracto de manzana.
—Su Majestad, he traído su néctar de manzana, como lo suele disfrutar exquisito, tan dulce como su bello existir, que como elipses da vida a todo con su encantadora sonrisa —Le dijo Apple, comportándose aduladora mientras rindiera pleitesía.
—Apple, primor. Tu pureza algún día te llevará a ser Reina —respondió Milka. Pero entre nocivos pensamientos, Apple mascullaba contestación que la delfina jamás oyó.
—A mí me sobra toda la impureza y malicia que a ti…, te falta, eres solo una ingenua que cree que todo es coloreado como tus mechas. Y claro, que por supuesto, seré la reina Apple, porque ese delicioso extracto de manzana que consumes, es tan letal como yo, no te levantarás hoy día, he decidido que enfermeras, y de muerte te irás de mí, no obstaculizarás en camino a mi corona, ay, no te preocupes, tus papis no creo te extrañaran, seré tu reemplazo. —entre pensamientos barbullaba aquello viéndola nublar su existencia, pues víctima de un ensalmo había sido, nadie tenía conocimiento de las artes secretas que regían en su alma y corazón, de esta manera había dado muerte a la hija de los reyes.
Los reyes Job y Ámbar, no conseguían perdonarse las ausencias para con su sucumbida primogénita, quien fue dada por muerta de forma natural, sin que existiera causa alguna, esa noche vendavales prorrumpieron trayendo una tormentosa noche, pues la envidia sustrajo un obstáculo de su camino. Los palaciegos y allegados de la realeza notaban en Apple un cierto aire de tenebrosidad y provocadora tentación, entre cotilleos vaticinaban la ruina de los monarcas, y no era del todo equívoco, este comentario había trascendido entre la plebe, de un de repente la criatura maligna era vista con desfavor, había quienes decían que lo mas probable fuera bruja y que le había dado muerte a la princesa Milka, la risueña de los camanances, esto provocaba que la malignidad acrecentara aborrecimiento en el interior de ella, que no dejó de aprender tanto como pudo sobre la magia y sus secretos más recónditos, habían pasado once años desde que murió la princesa, con exactitud, Apple tenía veintiún años de vida, dominaba la magia oscura con una audacia que era insuperable, en el antiguo aposento de la princesa Milka había forjado su estancia de encantamiento. Era ahora la reina de El Tizate, título que consiguió añublando la realidad de los reyes, le resultó muy fácil conseguirlo con sus aplicadas lóbregas artes, aunque sus súbditos nos la apreciaran tanto, por la extraña decisión de los reyes, quienes por maniobras suyas habían olvidado quienes eran y ella les hacía creerse hija de ellos, estaba tan segura de que ellos jamás recordarían que su hija Milka, había fallecido.
Una mañana caminaba en dirección al que cualquiera creyese en la versión de clausurado aposento, hacía juegos malabáricos con una manzana, marchando tan radiante como dueña y consorte de los laureles de la vida, tan segura de sus pasos al trajinar la pasarela del honor, cuando arribó a su destino que era el viejo aposento de la princesa, ese que todos creían impenetrable y que solo ella tenía acceso, no empleó usanza de llaves para abrirlo, tan solo movió uno de sus dedos y las puertas se separaron ante ella, con premura atravesó umbrales, las puertas volvieron a su claustro estado, una vez dentro de la estancia, con ligera premeditación y alevosía mordió a esa fruta del mismo modo como si lo hiciera habitualmente, proyecto la mirada frente del primoroso lecho, con un sosegado suspiro hacia la floreciente pared lanzó el mordido fruto, evento que como si de un parpadeo se hubiera tratado que al abrir los ojos, el aposento era otro, con paredes colmadas de espejos en forma de manzana con mordiscos en lados laterales, lo que nadie sabía era que ella podía expulsar su alma y hacerla viajar a través de los espejos para que visitará reinos antiguos, todo en busca de un idóneo hechizo para vengarse del reino entero por desfavorecer su existencia, hasta que su alma le habló de otra opción. Se trataba de hacerlos vivir lo que vivió, ¿Qué era eso? Quitarles la felicidad, la atención y dedicación de sus seres queridos, de tenerlos junto a ellos pero como no tenerlos, que incluso las plantas, los animales y todo lo que les hace feliz sea reemplazado por algo baladí o tenue como sus existencias.
—¡Id! Traed eso que sirva para mi resarcimiento. —Una vez aprobada la propuesta, su alma viajó al futuro, y consiguió fijar su atención en un pequeño aparato que llamaban; celular, estudió afondo que era ese pequeño y novedosísimo lujo técnico, hurtó uno de las vitrinas, el que más le llamó la atención era ese que tenía la manzana con el mordisco lateral y una hojita cromada, tan presta como la velocidad del viento elevó el vuelo, recorrió el mundo de los mortales del futuro, las generaciones del futuro representaban el idóneo castigo que la reina Apple quería imponer sobre aquellos infortunados que la repelían, pues no tardó en tornar de los espejos al cuerpo que pertenecía.
Ocasos después, en su enclaustro preparaba el hechizo que lanzaría sobre el reino y los alrededores, había penetrado un paraninfo con plantaciones mágicas donde colgaban numerosas manzanas de policromáticas, a detalle observaba su obra a medio andar.
—En esta temporada habrá buena cosecha de manzanas, y para que no se diga por ahí, que su reina es cual infame y sórdida, todos tendrán una manzana a la cual darle una mordidita mágica, única y especial, mi ensalmo será para todos, no haré excepciones entre gentuza, chusma, pelusa, plebe, palaciegos y realeza, que se sepa que soy la mejor, la reina Apple. —había sujetado entre sus manos una manzana que hubiera cortado, al instante le había propiciado un mordisco tan provocador, porque después de todo, datando en la historia, eso era la manzana según los grandes y memorables literarios, un signo de abatir en tentación, producto de aquel mordisquear se había transformado en replica de aquel apartito llamado; celular, ese que había extraído del futuro—. ¡Interesante! Extraña cosita que gobiernas al mundo, yo, seré más importante, tú solo serás mi servil vasallo, a través de ti regiré a los ignaros. Tendrán conocimiento e ignorancia en sus manos, y quizás no lo sabrán aprovechar. Pero yo sí, los alejaré de quienes aman y les aman, provocaré la misma soledad que he vivido. —Caída la siguiente mañana, regresó a las plantaciones mágicas, desató ventiscas que aporrearon las plantaciones dejando los árboles sin fruto alguno, la superficie yacía colmada de aquellas coloridas manzanas.
Aunque pareciera inexplicable, no hubo un solo habitante que no recibiera una manzana, la reina carcajeaba enfatizando que una sola mordidita bastaría para que el hechizo hiciera lo suyo, tal cual lo hubiera provisto sucedió, mordiscos por todos lados daban por resultado una tablita plástica con un plástico que les hacía ver imágenes, los pobladores fueron teniendo curiosidad, que pasaban los días y seguían escudriñando el pequeño aparato que sin esperárselo los estaba gobernando, chicos y grandes habían olvidado vivir en la realidad por adentrarse a ese mundo dentro de los celulares, cuando los supo cautivados ella maniobró su conclusivo, a través del aparatito empezó a regirlos, había creado una plataforma digital donde solía darles discursos y hablarles como su reina, la mayor parte del tiempo vivían apegados a ese aparatito mágico con juegos de inteligencia, entreteniéndose con pequeños video clips cómicos o según el interés de cada cual, se habían olvidado que existía una vida fuera de ese aparatito, el amor, los abrazos y la amistad y otros aprecios ya no se manifestaban en persona, bastaba con innovar caricaturas o pequeños fragmentos para decir un te quiero, obsequiar flores o cualquier otro detalle que no era papable, más bien era como la magia, claro que eso hacía feliz a la reina, pues cometido había logrado con la huida felicidad en los hogares tizateños, pues a unos los unía con aquellos que estaban lejos pero los alejaba de los que estaban cerca, con el tiempo el pequeño aparatito parecía volverse igual de importante que saciar la sed y el hambre.
Una noche que la reina Apple degustaba un trozo de tarta de manzana, sentad a su hurtado trono, mientras a su alrededor sinnúmero de enormes celulares transmitían lo que sucedía en cada familia del reino, reía gozosa de verlos sufrir aun mucho más de lo que ella lo hizo. Pero jamás esperó que de uno de esos espejos que acicalaban su trono, de allí brotase el ánima de la eliminada princesa Milka, pese a verla como si estuviera con vida, no se estremeció para nada.
—¡¿Feliz?! —Le dijo el ánima de la infanta Milka.
—No necesitas curiosear. Lo que se ve, no se pregunta.
—Y piensas que hacer todo esto sanara tus heridas de infancia.
—Mmm, no esperaba sanarlas, sino hacer que sientan lo mismo que yo. Fui menospreciada, humillada y abandonada, y necesitaba reconstruir mi familia, por eso tengo nuevos papis, los ex soberanos Job y Ámbar, son mis padres, Apple Galicia. Tú no sabes nada, todos son ingratos, abandonan, desprecian y te encierran en un vacio llamado soledad, por eso, yo los atrape en una apartito que los mantienen atolondrados, una simple pantalla que los aleja de los suyos, míralos, observa cada hogar, ya no hay padres que se sienten a leer un cuento aun niño, prefieren adentrarse a ese aparato que más tarde que temprano les causa adicción. Observa a ese niño, pidiendo que su padre le lea el dulce cuento antes de dormir y papá, entretenido en esa pantalla, mirando a otras mujeres que no tienen nada que ver con esposa, observa la tristeza en el niño, se siente abandonado como lo estuve.
—Pues tu lo quisiste así, te dimos un hogar y mucho afecto. Nadie pierde por dar amor, quien pierde es aquel que no sabe recibirlo, como usted, reina Apple. Prefirió el rol de hacerse la víctima y ahora es solo una medrosa criatura que se ha vuelto tirana para evitar ser abandonada. Debes pasar página, tus padres no te abandonaron, fenecieron de forma tan pavorosa e indeleble, fuiste llevada con la vecina y de ella escapaste porque te humillaban, con ello te causaron graves heridas en el alma, produciendo soledad, miedos, vacios, ahora eres tirana y egoísta como escudo protector, a tal grado que acabaste con mi existencia, cuando pude ser tu salvación, la hermana que nunca tuviste, porque tendrías los mismos privilegios reales que yo tenía, pero tus miedos hicieron que te volvieras nociva, destructiva como tu ensordecedora ambiciosa; pero estas mal de tus facultades mentales, dices que mis padres son tus padres, pero no lo son, sabes muy bien que los tienes encantados como al resto de los habitantes que componen el reino. —Nadie es feliz, el humano se ha destruido asimismo, míralos, víctimas de una adición, por mas embeleco que eso sea, puede causar ensimismamiento, desconexión con la realidad y soledad, alto grado de dependencia, desmotiva la actividad física y los juegos al aire libre pudiendo causar desinterés en otras formas de esparcimiento.
—Hablas de lo negativo que hace ese aparatito móvil, en lo personal, considero que son más las ventajas que se tienen, entre las cuales te enumero: Ayuda a cortar distancias y a estar en contacto con personas de todo el mundo. Por su portabilidad, podemos ubicar a las personas donde ellas se encuentren en forma inmediata, cosa que solo tú harías con hechizo pero los simples mortales no lo harían. Y recuerda, esto será en el futuro, es un fragmento que tu hurtaste, pero en realidad es el camino de la humanidad, y no podremos evitarlo, este aparatito será el futuro que esclavice a la humanidad; pero como mencionamos tendrá sus ventajas y desventajas, hecho del que has visto leves instantes, no obstante, habrán fisuras que permitirán que no todos sean esclavos de esa tecnología, que sería como tu hechicería.
—¡Ja, ja, ja! —Despepitaba burlonas carcajadas—. Querida, entonces sabré que la humanidad perpetuara pagando por sus insanas maldades. Sí, yo era una infanta cuando mis padres se fueron de esta vida, me tocó vivir de arrimada en casa de la vecina que siempre se dijo, la comadre de mis padres, pero todo lo que se aprecia en esas pantallas yo lo viví, pedí amor, me daban insultos, palizas, en ese lugar que llamaban hogar, faltaba todo, menos el maltrato para mi, veía como trataban a sus hijos, ya no digamos de sus animales y plantas de jardinería, ¿Quién rayos permite que personas así sean padres con hijos híper-aburridos? Porque se preocupan de denigrar al indefenso, de competir por ser mejor que el siguiente vecino, y no por ser mejores humanos, por eso mi hechizo con la tablita llamada celular, los alejara de aquellos que aman, reemplazará los esparcimientos en vida real por recreación artificiosa. Los abrazos, los requiebros y las lindas maneras de expresar se acabaran para reemplazarse por triviales espejismos a través de esas encantadas pantallas.
—Entonces dígame, Su Excelencia ¿Por qué no ha tomado la última manzana del árbol mágico? ¿Teme a sus decisiones?
—Adorable espíritu, yo, jamás me arrepiento, dije que no me dejaría de nadie, no sería débil, no volvería a mendigar abrazos ni afecto alguno, y para que no oses afrontarme, iremos al jardín de las manzanas. —De un soplo a otro ya estaba entre los vacios arboles de manzana, rebuscaban la ultima manzana, la reina no la encontraba, pero Milka desde antes de estar allí, ya la había ubicado.
—No la encontrarás hasta menguar el mal provocado en las familias del reino, y solo hay una forma de hacerlo.
—¿Cómo? El mal ya está hecho, toca que rodar con él.
—Dices que estas herida, pero y si te curará el alma.
—¿Cómo?
—Sabías que la manzana es como un símbolo de deseo no solo de tentación.
—sigo sin comprender. Quisiera ser diferente, pero las heridas que me provocaron, procure no cerrarlas y mantenerla vivas para no debilitarme con fragilidades como los buenos sentimientos que siempre lastiman.
—Apple Galicia, te digo, es parte de la cura… el deseo de ser curado. ¿Lo deseas? Porque tu libertad será real cuando puedas soltar el peso que no necesitas. —decía Milka, despertando el alma de la reina Apple, esa que dejó desnudar sus primeras cristalinas lagrimillas.
—¿sabes porque también nos enfermamos?
—¿Cómo lo sabes?
—De que tienes una enfermedad terminal, Apple, olvidaste un pequeñísimo detalle, no eres inmortal, tu practica hereje, no te hacia inmortal, ni inmune a las enfermedades de cuerpo y alma, como las tuyas. —Finalmente la reina Apple aceptaba que ese aliento de quien en vida fuera Milka, decía la verdad que nadie conocía, que estaba enfermedad de cuerpo y alma.
—Voy a morir, irremediablemente moriré. Pero, si, mi deseo es curar mi alma, solo que nunca nadie me dio un abrazo, ni manifestó afecto alguno por mí.
—Yo lo hice, pero tú por tus miedos, arrancaste mi vida, como cual fuera yo mala hiedra a tu alrededor, pero no hay rencores, he venido con beneplácito de arriba para ayudarte a enmendar y empezaremos por esto. —dijo Milka, propiciándole un fuerte abrazo a la reina, de quien todo el negro de su maldad escapara incrustándose en la última manzana de aquellos árboles, la misma que estaba en la cúspide del árbol central, aquello se miraba un nebuloso resplandor que agrietaba el ensalmo de todos en el reino y alrededores, volvieron a su estado, todos poseían aquella manzana, la tablita llamada celular, no existían ni en sus mentes. De la vida en la reina, el cirio extenuaba su existencia, pudo aquella negra manzana resplandeciendo a sus ojos azabaches ojos, había doblegado su maldad, desprendiendo en lágrimas y lloriqueos quería decir adiós y pedir perdón.
—Sabía que la forma correcta de vivir era en paz pero tenía miedo al rechazo, a ser vulnerada, por eso pensaba por los demás y me adelantaba para que nadie pudiera damnificarme. Por eso, fui yo quien acortó vuestra existencia, hoy, serias la reina, y yo, seria tu feliz hermana, si tan solo me hubiera dejado sanar con el poder de un abrazo y la ternura de tus palabras, pudimos ser hermanas de lazos aunque no por consanguíneas.
—Enfermaste de cuerpo y alma, por renunciar a los sueños, por vivir pensando en el pasado y en el futuro, dejando ir el momento llamado; presente, por guardar rencores y acobijar aprensiones, por no haberse ido irte a tiempo, o poner un alto, por reprimir emociones, por no reparar cuando nos confundimos, con el solo hecho de pedir perdón, y por acostumbrarnos a donde no somos felices.
—Milka, a veces no es acostumbrarse, es la calle o ese refugio, las opciones no siempre están a vuestro favor. Se le olvidó decir que solemos enfermar del alma y del cuerpo por soportar palizas, hambre, y sed tanto de alimento como de afecto. Hace años, cuando llegué al Tizate, ya había muerto, había muerto en vida, ahora solo era una reina sin alma. No le temía a la muerte, me sentía inmortal, porque ya era un muerto en vida, finalmente puedo decir qué lo que para uno es castigo, para otros es un regalo y para mí, es un favor, eso es la muerte, desde que supe que mis padres fallecieron en asalto a su carruaje. Iban de camino al reino de las Anonas, conocían a una hechicera, Asun Norec, aseguraban curaba el cuerpo y el alma, mi madre estaba muriendo lentamente de una carcomía, mi padre había vendido hasta la última vaca y gallina que teníamos para sobrevivir, pero no me sentía mal, sabía que era por conserva a mis dos ojos juntos, mis padres, porque ellos eran mi vista e inspiración, pero lo a tracaleros desvalijaron a mis padres y les quitaron la vida, mientras yo, me quedé en esa casucha de la vecina, donde se me negó todo, tenía que sobrevivir comiendo las migajas, con el tiempo, por mera casualidad escuché que la señora que me maltrataba, esa que decía ser la comadre de mis padres, fue quien junto con un querido, planearon desvalijar a mis padres, ella sabía que ellos llevaban bastantes monedas para sufraga el tratamiento, no contaban con que tendría que liquidarlos, y al hacerlo me dejaron ciega del alma, porque mis padres eran esos ojos que daban luz y vida a mi existir. —Aquel relato esclarecía la razón por la que Apple se hubiese pútrido como el fruto que representaba su nombre.
—Pero, lamentarnos por lo que ya pasó, no hay porque. Nada se consigue.
—¡Sí! Haré algo bueno antes de abandonar esta materia para ir con mis amados padres. Acércate a mí. —Milka se acercó a la reina, esa que un leve movimiento llevó a sus manos la manzana negra, ofreciéndosela le dijo—: muérdela, bastara una mordidita por mordida, una mía y una tuya.
—¿para qué?
—No preguntes, ya no puedo envanecerme lapidándote dos veces; pero haré algo mejor. —cuando Milka mordió la manzana, al lado lateral se convirtió en rojo, la otra mitad seguía del color azabache, seguidamente Apple mordió la otra mitad, en ese leve soplo se transformó en roja por completo.
—¿y, cual es el milagro?
—Deseo curarme del alma e ir con mis padres, y que en mi lugar te quedes junto a los tuyos, los reyes Job y Ámbar, jamás nadie recordara este episodio, creerán que fue una mal sueño, serás su real reina, su hija, y la adorada del reino El Tizate.
—¿Y tú?
—En tu lugar, iré al nirvana, a la reunión eterna con los míos, si el amparo del cielo perdona mis yerros a causa del miedo. De lo contrario, mi castigo será el eterno infierno. Une tus manos a las mías. —las dos pusieron las manos juntas y la manzana entremedio de ambas, ene se momento el fruto se volvió color tornasol, al momento de tal fenómeno el cuerpo de Apple se encumbraba abriendo tremendos alones tornasol, había intercambiado su vida para que Milka siguiera viva, y ella muerta, con la diferencia de que la que ahora vivía gozaba de perfecta salud física y mental, el porte real le sentaba muy bien, el mágico jardín de las manzanas desapareció por completo, el encanto que hubiera lanzado en las mentes de todos evaporado quedó. Nadie recordaría haber vivido aquella época, aunque los años transitados no volverían atrás. Apple cruzó al cielo, y fue a la reunión eterna con la luz de sus ojos, volvió a ver con el alma, y a sonreír con el corazón, sintiendo nostalgia porque algún día la raza humana tendría el aparatito con el que los hechizó, porque en realidad lo había hurtado del futuro, pero sabía que siempre habría buenas personas como la reina Milka, dispuestos a dirigir a la humanidad para que no fueran esclavos de la tecnología, que pudiera vivir y esparcirse sanamente.