Había terminado de estudiar mi carrera como cocinero internacional en uno de los mejores institutos del continente, la verdad fueron los mejores cuatro años de estudio que pude haber tenido. La graduación fue de lo mas memorable que recuerdo, todos recibimos nuestra boina de chef que confirmaba nuestro paso por la institución y corona que llega con cierto grado de satisfacción a nuestras cabezas. Siendo sincero se sintió un poco nostálgico el saber que el grupo de quince personas que nos acompañamos por ocho semestres no volveríamos a vernos todos reunidos; no en un corto tiempo claro estaba.
Llegue a casa con todos los honoríficos posibles: "graduado, campeón del torneo nacional de gastronomía, tercer lugar en el Becouse d'or" fui postulado para la estrella michelín de ese año... siendo sincero no la gane, pero me sentí honrado de estar en la cocina con los mas grandes y en la nominación mas importante en la carrera de cualquier cocinero.
Tenia un plan de vida ya programado para los siguientes cinco años; mudarme a un país con la recomendación del instituto donde la economía fuera mejor, después de todo soy de Colombia, y el país no irá a mejor en los próximos años. Tenía una amiga que conocí en la secundaria la cual se había mudado a Chile y me dijo que podía ir a vivir con ella por un tiempo. Acepte temporalmente, a comparación de mi país era una opción bastante favorable.
Con la frente en alto y el corazón en la mano parti dándole la espalda a mi familia, quienes me miraron despectivamente al iniciar mi carrera: "tienes mucho talento para ser un médico o ingeniero importante", "pudiste ser un atleta de élite y prefieres aprender como pelar papas", eran algunas de las frases que me decían para menospreciar mi afición y amor por la cocina.
Subiendo al avión me sentí muy cómodo, tenía en la cabeza que será un gran inicio de vida. Antes de apagar el celular para dormir durante el vuelo sentí que llegó una notificación, pero lo le preste atención, posiblemente era de algún juego al que no me he conectado en días por la euforia en la que estuve.
Desperte, me encontraba en mi destino, lo primero que escuche fueron los aplausos de los tripulantes dirigidos hacia el piloto, es una forma de agradecimiento que se le tiene a los pilotos por llegar sanos y a salvo a nuestro destino.
Estaba en Santiago de Chile, sali del aeropuerto y me ubique con mi equipaje en una banca que había sola por ahí a las afueras de éste. Encendí mi celular, al toque me volvió a llegar la notificación, resultaba ser de mi amiga: "ve ve ve, tengo que ir por 3 meses a brazil, mi papá se enfermo y no hay quien lo cuide, es brazil ome, no tenemos muchos conocidos allá, y como soy su única hija, no hay más quien lo cuide, pero si o si máximo vuelvo en 3 meses, así que relajao, ahí te dejo con un roomie de confianza que conocí en la facultad de medicina, no está mucho en casa, pero es de confiar... O bueno, no se a robado ni se ha desaparecido nada en este tiempo que lleva viviendo ahí, paga la renta todos los quince de cada mes así que no te preocupes, no esta mucho en casa, pero las pocas veces que lo veo se sienten buenas vibras. Hablamos luego cuando esté en brazil te cuento. La vecina del apartamento de al lado izquierdo tiene tus llaves no olvides recogerlas".
Me quede pálido con ese mensaje.
-al menos tengo la dirección de la casa, debería pedir un taxi- Me dije intentando no bajar la moral.
Cuando aborde el taxi... No entendía mucho de lo que me decia el señor, aproximaba unos 40 años, pero hablaba un tanto... M... ¿Chileno?, muy enredado, a duras penas y a piedrazos logramos llegar a la dirección.
Llegue a la casa, toque la puerta de la vecina y solo se entre abrió la puerta y salió una mano con las llaves, nomas las tomé y me aleje, me dirigí a la derecha donde estaba mi destino. En realidad era un departamento de tres cuartos amplios de unos 4x4 metros cada uno. Dejé mis maletas en el cuarto que solo había una cama sin nada más, supongo que ese era el mío y lo expropio como español en el siglo XV. No más ubique mis maletas en una esquina de la cama y salí en busca de una tienda para poder comprar para preparar mi comida, no quería llegar gastanto lo que había en la casa (nosotros le decimos casa a todo, si vivimos en apartamento, en departamento, en cuarto nomas, en casa, debajo de un puente, casa es casa).
Pero la misión no sería tan fácil... con personas que no conozco de nada o que me topo fuera de casa soy muy serio e introvertido y la gente de esta ciudad son... bastante extrovertidos, me costaba demasiado comunicarme con los cajeros, guardas de tránsito, policías, etc. Si necesitaba orientación o simplemente ayuda para encontrar una tienda era toda una odisea, volver a casa fue toda una aventura también.
Llegue a casa por fin, después de dos horas de tediosas charlas y faltas en la comunicación. Al abrir la puerta lo primero que vi fue a un hombre de unos 30 años con una falda que le llegaba a las rodillas, una camiseta de una banda de metal que desconozco y sostenía un gato.
-Eh.... Y vos, ¿quien sos?- me dijo con una mirada perdida.