Los días como estos se hacían muy largos.
Acabando la época del año más calurosa, no había dudas de que el verano ya se había terminado.
La temperatura del ambiente me parecía agradable.
Luego de pasar 2 años en la montaña Taoh empiezas a notar la gran diferencia que tiene el aire de ciudad con la pura y natural de las montañas.
Al inicio de esos días, perdí el número de veces que casi paso a la otra vida.
Ya sea por el entrenamiento marcial que fui sometido, ser comida de animal en el bosque, o caerme por unos de los acantilados de la zona.
A pesar de ser supervisado bajo la tutela de mi abuelo, eso no evito que las cosas fueran más fáciles.
Un error significaba una herida permanente.
Y me equivoqué muchas veces…
Podía ser atendido si algo que pusiera mi vida en riesgo pasaba.
Por lo menos eso no paso, pero eso no significa que las heridas eran leves.
El conocimiento y la experiencia se quedaron conmigo, al menos la que pude obtener.
Dos años no fueron suficientes, mi abuelo no tuvo que decírmelo.
Después de 18 meses empecé a darme cuenta de que aún me faltaba para ser un Ripper siendo un Singular.
Pero ahora que he cumplido 15 años, tengo que ingresar a una Academia para ser un Ripper.
Aún falta para que empiece el torneo, me haré más fuerte hasta que llegue ese día.
Pensando en estas cosas, ya había llegado a mi casa.
No he visto a mi mamá y mis hermanas en mucho tiempo.
¡No puedo esperar!
Tomando la perilla de la puerta, entro a mi casa y digo.
-¡Estoy en casa!