Chereads / La linea tenue / Chapter 23 - 23

Chapter 23 - 23

Media hora después ya no escuchaba nada afuera, solo de repente se logró escuchar el motor de un auto que se iba y Álvaro entro como pudo a la casa unos cuantos minutos más tarde. Después de que como hasta reventar, sentía que estaba un poco inflamada, tampoco podía evitar tener la sensación de que mi vientre había crecido bastante en los últimos días, así que decidí que mañana iría al hospital para que me hicieran una revisión de rutina. La señora Hernández estaba limpiando la cocina y al mismo tiempo prestaba atención a todo lo que sucedía afuera, cuando Álvaro entro a la casa soltó un grito.

- ¡Dios mío! Mire el estado en el que esta. -Rápido corrió para revisarlo.

Al tiempo, yo me encontraba recostada en el sofá descansando después de haber comido, entonces, levante la mirada para encontrarme con que el apuesto rostro de Álvaro ahora estaba hinchado y con manchas de sangre alrededor de la boca, pero a pesar del lamentable estado en el que estaba, seguía mostrándose orgulloso y erguido, de el desprendía el triunfo. La señor Hernández se apresuró a ir en busca de un botiquín de primeros auxilios y yo solo me gire a verlo después de decirle a la señora Hernández:

-Ya es tarde, me iré a dormir.

La señora Hernández se quedó sorprendida por mi falta de preocupación y no dijo nada. Y yo, evité por completo la mirada de Álvaro y subí las escaleras. Sabía bien que al actuar de esta manera estaba siendo fría, pero así es la vida y cuanto más me preocupara por alguien, más me darían por sentada. Y al igual que yo tenía cosas que le había ocultado a él, el tenía muchos secretos más.

Cuando salí de baño, Álvaro estaba fumando en el balcón. Su alta y esbelta figura se veía fría y desolada. Desvié la mirada de él y me senté frente al tocador para comenzar con mi rutina del cuidado de la piel. Después de un rato y de un par de cigarros, entro y se fue directo al baño sin mirarme. Dado que ya era muy tarde, me seque el cabello y me acosté, rápido me quede profundamente dormida.

Las noches de verano en Ciudad J eran muy tranquilas, lo que hacía que los sonidos de los animales e insectos del exterior fueran especialmente fuertes y mientras la hermosa luz de la luna brillaba desde las ventanas, el ambiente en nuestra habitación era de total silencio. Me sentía algo incomoda en la cama y di un par de vueltas tratando de encontrar la mejor posición para mí, de repente, un par de manos me sujetaron. Abrí los ojos de inmediato solo para encontrarme con que Álvaro estaba tratando de entrar en mí. Entrecerré un poco los ojos y dije:

-Si cuando estoy despierta no suelo hablar contigo, ¿Qué te hace creer que dormida lo voy a hacer?

En eso, pude notar como se ponía rígido, además, en su cara se podía ver la molestia.

- ¿Estas tratando de vengarte?

Cerré los ojos, pues todavía tenía mucho sueño.

-No estoy de humor para hablar ahora.

-Hum. -se burló, antes de agregar: - ¡Entonces tendré que esforzarme más!

Fruncí el ceño. Me mordí los labios y aguanté su penetración brusca en silencio.

- ¿No dijiste que no me ibas a decir nada? -pensaba que estaba empezando a reaccionar por él, así que se burló. -Supongo que lo que dijiste solo era una escucha, ¿no?

Me quede en silencio y deje que se saliera con la suya. Después de un largo rato termino, encendió la luz de la mesita de noche y como de costumbre, me iba a llevar al cuarto de baño, pero cuando se giró para verme, vio algo que lo hizo retroceder, se le veía muy asustado, la mano que llevaba en mi vientre de repente se estaba tensando. Me miro y con voz ronca dijo:

- ¿Por qué no gritaste? -el pánico se mostraba en su rostro, el cual normalmente era inexpresivo.

Comenzaba a sentirme un poco mareada y estaba en silencio, tanto el dolor que sentía como la sangre que no dejaba de salir de mí, eran indicios de que probablemente el niño que llevaba dentro ya no estaría más. Sin embargo, el dolor que tenía no era en mi cuerpo, sino en mi corazón… era el tipo de dolor que sientes cuando algo te aflige, ese que sientes que hasta te corta la respiración.

Álvaro perdió el equilibrio mientras trataba de bajarse de la cama y se golpeó con la mesa al lado, pero no dije nada, solo observo con total indiferencia. Como pudo, tomo su teléfono y tardo bastante tiempo en hacer una llamada pues sus dedos estaban temblando. Justo en ese momento en que la llamada entro, Álvaro empezó a hablar con una urgencia que jamás había escuchado antes.

- ¡Esta sangrando mucho! ¡Está muy grave, necesito una ambulancia ahora!

De pronto colgó la llamada y de inmediato se dirigió al baño, de donde salió con una toalla en las manos, se acercó a mí, se agacho e intento detener la hemorragia, pero era inútil, pues la sangre seguía saliendo de mí.

Yo lo miraba con una calma que jamás había sentido, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo a mi cuerpo, además, poco a poco comenzaba a perder la visión y todo se volvía más y más lejano, pero alcanzaba a ver el pánico, la impotencia y el horror que había en Álvaro e incluso en esta situación tan grave no podía evitar sentir una pizca de diversión, pues, de todas formas, fue una situación que el mismo busco.

En todo momento él no me dirigió la mirada y cuando se dio cuenta de que en realidad no podía detener la hemorragia, fue a mi armario, tomo un conjunto de ropa y me lo puso. Cuando me levanto de la cama pude sentir como sus manos temblaban en reflejo de la preocupación y al mismo tiempo, por lo perturbado que estaba. En ese instante, escuche el sonido de las sirenas de las patrullas que llegaban a casa en indicio de que la ambulancia ya estaba ahí. Y en efecto, un minuto después, un grupo de personas con una camilla irrumpieron en el chale. Álvaro me arropo y me echo una mirada que tenía un mar de sentimientos inexplicables. Y yo, sin quieres verlo otra vez, cerré los ojos.

Mi mente estuvo totalmente en blanco durante todo el trayecto desde el chale hasta el hospital y hasta el quirófano, en realidad, durante todo el proceso no logre sentir nada. Además, en el fondo de mi corazón sabía que si él bebe se salvaba o no, no tenía nada que ver con la relación que teníamos Álvaro y yo, pues la división que había entre los dos hace mucho tiempo que se había formado.

-Si tiene sueño, cierre los ojos y trate de descansar, nosotros haremos todo lo posible para salvar al bebe, no se preocupe.

Me tranquilizo el medico que estaba en el quirófano, así que segundos después asentí y cerré los ojos. No obstante, a pesar de que ya habían pasado dos horas, seguía despierta y totalmente consciente, en el momento en que me sacaron de la sala de operaciones pude ver a Álvaro, quien estaba junto a la puerta. Cuando miro al médico, pregunto con el rostro pálido:

- ¿Todo está bien?

Entonces el medico asintió para tranquilizarlo.

-Así es, la trajeron justo a tiempo y por eso, ella como él bebe están bien, pero señor Ayala, debe tener más cuidado en el futuro. La señora Ayala tiene síndrome de ovarios poliquísticos lo que significa que la posibilidad de tener bebes es muy pequeña. Así que tenga en mente que él bebe que tiene en su vientre fue muy difícil de concebir, por favor tenga cuidado y cuide bien de ambos.