Chapter 2 - Hadas

—¡No te de detengas!— gimo mientras Iain continúa embistiéndome con fuerza, puedo sentir el veloz golpeteo de su corazón contra mi pecho, mientras siento como mis entrañas se tensan poco a poco. Estoy a punto de explotar, enrollo mis piernas con mayor fuerza en sus caderas haciéndole sonreír, aumenta la velocidad y pronto me encuentro jadeando mientras el gruñe. El espasmo me recorre con fuerza mientras siento como él se desploma sobre mi con la respiración entre cortada.

—Extrañaba tanto tenerte así... debajo de mi... jadeante y sudorosa— musita junto a mi oído, sonrío y lo empujó levemente para que se quite de encima, pesa bastante.

—Vaya... nunca me habían dicho nada tan romántico en mis casi veinticuatro años de vida— bufo mientras me incorporo para coger mis pantaletas y ponérmelas. Iain me observa con ojos curiosos.

—Dime Elle... ¿Habrá algún día en el que te quedes a pasar la noche conmigo?— pregunta mientras se cubre la cintura con la sabana. Sonrío y niego con la cabeza.

—Creí que las cosas estaban claras entre nosotros... eres ardiente y un toro en la cama, hemos sido amigos ¿cuánto?, ¿Desde que teníamos diez meses...? fuiste mi primer hombre y te aprecio, pero quedarme a dormir contigo es darle un significado distinto a nuestros encuentros y eso podría complicarnos la vida a ambos ¿no crees?— Iain ríe a carcajadas.

—Demonios... cualquier hombre mataría por encontrarse a alguien como tú... coges y te vas. Lo normal indica que somos nosotros quienes hacemos eso— rio y tras darle un leve beso en la comisura de los labios recojo mi bolso del suelo y salgo de su departamento.

Quizá tiene razón... en ese aspecto, quizá, soy demasiado... como él... y muy poco como yo. Pero ya pase por eso del "Te amo ahora y para siempre" y no me funcionó del todo bien, de hecho, no me funciono para nada. Así que, no creo que sea un crimen intentar disfrutar de mi juventud de la mejor forma posible... ahora que ya no creo en esas patrañas del amor.

Pero antes de que comience a escribir esta bitácora creo que lo mejor sería presentarme.

Mi nombre es Elle Hiddlestone, acabo de graduarme de la universidad de Boston en pedagogía infantil, con solo mirarme la gente a mi alrededor se da cuenta de que solo soy la típica chica de veintitrés años que sale con sus amigos a beber y bailar los fines de semana, la típica chica que sale con uno o dos idiotas a la vez, la típica chica que tras sufrir de un severo caso de corazón roto decidió no volver a dejarse engañar… jamás.

Las decepciones amorosas deberían de estar catalogadas como la principal causa de enfermedades mentales en el catálogo de fobias y trastornos. Y deberían ser tratadas con algo más que alcohol, chocolates, helado y relaciones casuales. O al menos eso he comenzado a pensar, ya que llevo más de dos años usando dichos tratamientos, y mi corazón aún continúa adolorido y sin señas de mejorar.

Pero comencemos por el principio:

Hace cuatro años cuando recién comencé la carrera conocí al que podría llamar "el amor de mi vida", un músico alto, atractivo y sobre todo ardiente que no tenía más que una guitarra y una voz que derretiría a cualquiera. Lo conocí gracias a mi gusto por pasear en los parques de la noche, Cameron solía tocar en el parque central todos los jueves por la noche, curiosamente en aquel entonces solo salía temprano de clase los jueves así que tras mudarme de ropa salía del dormitorio de la universidad con la única de idea de perderme en el verdor del parque y su suculento aroma a Roble.

En mi opinión entre Cameron y yo hubo un pequeño destello... una chispa que hizo que ambos perdiéramos la razón. Bastó con solo escucharle cantar por un par de segundos, para que supiera que había quedado hechizada por su hermosa voz y gallarda apariencia. Comencé a volver cada semana para verle hasta que finalmente me invitó a salir.

Tengo que admitir que junto a él, viví los mejores momentos de mi vida, era tan divertido y ocurrente en nuestras conversaciones, en nuestras citas, y tan atento y romántico en nuestra relación que antes de darme cuenta estaba perdidamente enamorada de él... y creía que él también lo estaba de mi.

Salimos por casi dos años, hasta que la realidad nos alcanzó. A decir verdad, Cameron y yo teníamos una relación estable y llena de comunicación a excepción por nuestra opinión sobre los límites que las parejas nunca deben pasar. Él era un trovador que gustaba de experimentar en casi todo sobre la vida. Y yo en aquel entonces era una santurrona que creía que había cosas que deberían simplemente no hacerse o decirse. Por ejemplo, estaba muy segura de mantenerme virgen hasta el matrimonio y una vez que dijera que si, quedar unida a esa persona hasta que la muerte nos separara. Pero esa forma de pensar se vuelve un problema cuando la otra parte del menester no opina lo mismo que tu, y para desgracia mía, Cameron nunca termino de aceptar esos principios tan arraigados en mi, y lo demostró de la peor manera posible... si yo decía que no entonces él simplemente salía a buscar a alguien que dijera que sí.

Con el paso del tiempo comencé a entender que él tenía sus aventuras aquí y allá, y aunque trate de ser positiva y dejar que él mismo se diera cuenta de que nadie podría darle lo que yo, termine siendo yo quien se dio cuenta de que él jamás podría darme lo que yo necesitaba.

Es increíble lo mucho que duele cuando te das de narices contra la pared de la realidad.

En sus correrías, Cameron conoció a Nancy, una chica que simplemente supero las expectativas de ambos. Al parecer, ella fue una versión mucho más amorosa y... cooperativa de mi, por lo que antes de tres meses de conocerse y... acostarse claro, Cameron simplemente dio el gran paso.

Vino un día por la madrugada a mi dormitorio, aporreó la puerta mientras gritaba mi nombre, obviamente al escuchar el alboroto mi compañera de cuarto y las chicas de las habitaciones continuas salieron junto conmigo a ver lo que ocurría.

—Elle... yo... voy a casarme con Nancy. Lamento hacerte daño y espero que algún día me perdones—. Sus palabras no solo fueron una daga en mi orgullo y corazón, su cinismo creo en mi una sombra oscura de rencor y envidia hacia Nancy. ¿Qué tenía ella que yo no?, ¿Acaso era más bonita o tenia mejor cuerpo?. Nunca lo sabría por que Cameron salió corriendo del edificio sin darme oportunidad a decir palabra alguna y todas las chicas presentes me miraron como si yo fuera un cachorro aporreado.

Ahora llevan dos años casados y van por su tercer hijo, supongo que también en eso Nancy me saca ventaja. Lo más increíble de todo es que, todos los planes de boda que llegue a comentar con el hombre en el que, en ese entonces confiaba con mi vida, fueron llevados a la realidad pero con una protagonista diferente. Provocando que el sueño se convirtiera en pesadilla. Y aún con la fama quizá no tan mal enfundada de Nancy, de encamarse con cuanto le regalara una sonrisa coqueta, logró quedarse con mi boda de ensueño, mi novio de ensueño y el futuro familiar brillante con el que siempre soñé.

Moraleja de la historia:

Si tu novio te engaña siempre debes tener en cuenta que la otra puede usar la vieja táctica de embarazarse y pedirle que se haga responsable.

Y… siempre puedes despertar y buscar a tu mejor amigo de la infancia, el día de la boda de tu ex y seducirlo para que te quite lo santurrona de una vez por todas. Aunque debo admitir que mi jugada salió mejor de lo que esperaba, pues Iain resultó ser mucho más hombre y mucho más diestro que Cameron y sus intentos por hacerme ceder en mis convicciones.

Así que esa es la historia del por qué no creo en el amor y del por qué a pesar de que Iain es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón y un profesional en la cama, no lo dejo acercarse más allá de lo necesario a mi.

—¡Buenos noches Elle!

—Hola señora Milton, salió tarde a correr hoy.

La amable mujer se detuvo frente a mi y sacudió la cabeza para evitar que un insecto se estrellara contra su frente.

—Mis hijos vinieron a visitarme y ya sabes cómo son esos ingratos, no me dejaron hasta que vaciaron por completo la alacena—Sonreí por su comentario y coloque mi mano en su antebrazo.

—Iremos de compras mañana—dije en tono seguro y camine hacia atrás, la mujer respondió con un asentimiento y continúo con su carrera.

Camine hacia el semáforo mientras maldecía en silencio, caí en cuentas que me sentía sudada y un tanto adolorida, debía recordar decirle a Iain que no sea tan hosco conmigo la próxima vez.

Observe la noche estrellada mientras esperaba que el semáforo cambiara de color, Por fin el momento de aquel esperado viaje había llegado, sentirme en contacto con mi difunta madre viajando era lo único me había mantenido cuerda durante todo este tiempo. Y esta vez el destino era algo singular. Mi madre tenia afición por visitar solo destinos con una carga histórica grande, ciudades o pueblos antiguos coloniales y rústicos.

"La historia antes que la comodidad" me decía cuando me mostraba sus álbumes llenos de fotos de ella en diferentes sitios alrededor del mundo. Cuando murió me prometí que haría caso a sus palabras y antes de sentar cabeza y comenzar a escribir mi propia historia, primero conocería la de la mayor cantidad de sitios posibles.

El semáforo por fin se puso en verde, cruce la calle y camine hacia la puerta del edificio. Tras entrar a mi departamento deje mi bolso en el perchero y arroje los zapatos al pequeño zapatero, tome mis pantuflas con forma de garras de tigre, me quite el suéter y camine hacia la sala para presionar el botón de la contestadora.

"Usted tiene un mensaje nuevo"

—Hola cariño, Erika y yo queremos que vengas a cenar la próxima semana. Tíana y Josh también vendrán. Te amo cielo.

La voz de mi padre sonaba cansada y cascada, seguramente tenia problemas con la abuela de nuevo.

Mi madre murió cuando yo tenía 7 años, ella era una mujer muy dulce y amable, cariñosa y dedicada con su familia, mi padre y ella se amaban con locura al principio, pero… no todos los cuentos terminan con un final feliz. Mi madre fue diagnosticada con un tipo de cáncer de hígado sumamente agresivo. Las cuentas de los hospitales y tratamientos no se hacían esperar, mi padre trabajaba como loco para poder pagar todo y mantener las cosas a flote, pero no fue suficiente para salvar a mi madre. El cáncer la consumió con rapidez, y mi padre… en su dolor, trato de buscar consuelo y lo encontró en los brazos de la asistente de mi madre. Erika era la asistente personal de mi madre en su consultorio, mi padre y yo la conocíamos desde que tras graduarse comenzó a trabajar con mamá, supongo que, mis abuelos tenían razón al molestarse con él por elegir precisamente a Erika como el reemplazo de mi mamá.

Mi madre murió un viernes por la noche, el día mas triste de mi vida, fue opacado por una batalla campal que comenzó cuando mi padre llego de ir a comprar más flores para la recepción después del entierro de mi madre, acompañado por Erika.

Mis abuelos montaron en cólera e hicieron una escena que jamás olvidare, incluso acusaron a mi padre de haber sido el culpable de la enfermedad de mamá. Tras ese día se enfrascaron en una contienda legal por mi custodia, pues para ellos, mi padre no me cuidaría adecuadamente y… para desgracia de mi padre, mi abuelo era un excelente abogado. Comencé a vivir con ellos después de casi 3 meses de batalla legal. Mis abuelos me criaron con amor, respeto y empatía. Y mi padre, continuo con su vida… por lo que tengo dos medios hermanos menores.

Nunca pude llevarme del todo bien con Erika, supongo que la opinión de mis abuelos peso mucho al respecto, pero tenia casi 9 meses que no veía o hablaba con mi padre, una noche de compartir el pan no me mataría.

Entre en la cocina y abrí el refrigerador, tome el cartón de juego de manzana y tras servirme un vaso, camine hacia el cuarto de baño, coloque mi vaso en la mesita junto a la tina, me quite la ropa y la arroje al cesto de la ropa sucia. Abrí la llave de la tina y le puse burbujas con aroma a sándalo a la tina. Encendí el reproductor de la repisa junto a la ventana y me metí a la tina dejando que el agua caliente me relajara poco a poco.

—Elle... ¿Estas en casa?

—Si, en la bañera.

Alí entro al cuarto de baño con una sonrisa enorme y un sobre amarillo entre sus manos.

—Llego la respuesta—dijo emocionada y tras sentarse en la orilla de la tina abrió el sobre color amarillo, me recargue en la orilla junto a ella y la observe luchar con el pegamento, cuando finalmente ella gano la batalla, haciendo alarde de control y tranquilidad introdujo la mano en el sobre y saco el papel que había dentro.

—Lee en voz alta— pedí al ver que sus ojos bailan sobre la hoja.

Alí sonrío y comenzó a leer:

Estimada señorita McAllen.

Nos complace informarle que su solicitud de beca para ingresar a la Universidad de Guanajuato en México, ha sido aceptada.

El nombre de su sinodal es: Profesor. Adam O'Neill

Su fecha de ingreso será el mes próximo, día 25, por lo que le sugerimos lea con cuidado los documentos adjuntos entre los que se encuentran:

*Su itinerario de vuelo

*Su trámite completado de visa (Favor de acudir con su pasaporte a la oficina del rector de su faculta)

*Itinerario de autobús a Guanajuato capital

*Mapa de su residencia estudiantil

*Documentos necesarios para recepción de beca.

Si tiene alguna duda o pregunta respecto a la presente, comuníquese con nosotros.

Saludos

Oficina de estudios en el extranjero Facultad de relaciones internacionales e idiomas

Alí grito como desesperada mientras aplaudía y saltaba por todo el cuarto de baño.

—¡Felicidades!— dije sonriendo.

—¡Gracias! Tengo muchas que hacer... debo preparar mi equipaje, llevar el pasaporte, ir de compras ¿Crees que necesite mucha ropa de verano? Oh, por Dios. No puedo creerlo... esto es... es decir...

—Alí... cállate— dije en tono hosco y saque un poco el cuerpo de la tina para alcanzar la punta de su blusa y tirar de ella. —Respira— ordene —Mañana iremos juntas a la facultad y llevaremos tu pasaporte y de ahí al centro comercial— Alí sonrió y me abrazo mojándose todo el pecho y parte del estómago —Tu... definitivamente estas demente— dije al ver la mancha de agua expandiéndose por su blusa color coral.

—Elle... este será el mejor viaje del mundo y pensar que a pesar de ir tan lejos tu estarás en el mismo sitio por 6 meses… hace que quiera gritar de gusto.

—Creí que era eso lo que hacías— murmure con sarcasmo.

—Hablo en serio amiga... siento que este viaje será el inicio de algo bueno y diferente para ambas.

Sin darle mucha importancia a su ropa mojada simplemente me soltó.

—Debo ir a trabajar, te veré después.

Me lanzo un beso y salió dando brincos del baño.

Sonreí y volví a sentarme en la tina, realmente me sentía muy feliz por ella, llevaba meses deseando que su solicitud fuera aceptada y que pudiéramos vivir juntas aquella experiencia.