El viejo sin ojos miró la torta que Adam había comprado: aun sin abrir, ya parecía que de la emoción al joven héroe se le había olvidado que existía dicha torta. Con felicidad y con curiosidad por ver cómo era, el viejo sin ojos le recordó:
—¿Vas a comerte tu torta de celebración, muchacho?
—Sí, ¿Quieres un poco? Así no la como solo…—Respondió Adam con una sonrisa, preparando la torta sobre su escritorio.
—No, no puedo comer…—Dijo el viejo sin ojos sin pena: a él nunca se le cruzó por la mente comer la comida de un bibliotecario. Pero si tenía mucha curiosidad cada vez que veía una caja cerrada— Ve disfrutando tu fiesta, mientras tanto voy a prepararte la lista con mis libros mágicos.
Adam con gusto abrió la caja que contenía la torta. Al abrir la caja, confeti salió por el aire; asustando a Adam. Acto seguido, en la parte de arriba de una torta de chocolate, empezó a escribirse con relleno la frase: ¡Felicidades por recibir la túnica negra, Adam!
El joven héroe se emocionó y probó la torta, junto al café que había comprado para celebrar. Lamentablemente, el café fue una decepción total para Adam, ya que era bastante amargo y no le gustaban tanto los sabores amargos. Pero por fortuna la torta estaba riquísima y Adam la comió con deleite, hasta que el viejo sin ojos le paso una lista armada con sus libros mágicos.
El joven abrió la biografía de su padrino y le preguntó por una combinación de cuatro libros posibles. La lista tenía 85 libros mágicos, pero muchos eran muerte directa si Adam los usaba y otros tenían condiciones como el idioma u otros requisitos que el muchacho no cumplía, por lo cual solo quedaban 46 libros que podían usarse de forma inmediata. Eran bastantes libros mágicos posibles, pero hay que recordar que el viejo sin ojos era una estantería originaria de los pisos de madera y en consecuencia, abundaban los libros de dicho idioma.
Lo más importante de la lista es que figuraban los otros libros que Adam había obtenido durante su infancia y como resultado figuraban también las consecuencias de leerlos.
El primer libro mágico obtenido por Adam: 'Verduras doradas': era un libro que estaba cubierto por cadenas de metal, su cubierta era de madera y en su interior parecía haber unas pocas páginas amarillas. El nombre del libro solía no tener ninguna relación con el efecto del libro, por lo cual Adam no se sorprendió al ver que el efecto del primer libro que había obtenido permitía respirar bajo del agua. Es decir que el libro era inútil, prácticamente no había lugares en donde sirviera, pero al menos podría ayudarlo a resolver algún problema.
El segundo libro mágico que ganó Adam, 'Una hora de aventuras': era un libro con tapa negra común y corriente, su efecto no parecía ser muy bueno y solo funcionaba para formar un mapa de las zonas que hayas registrado de forma automática. Para usarlo se usaban hojas de dibujo, una especie de hoja de caracteres no tan costosa y comprable al por mayor en el banco.
El tercer libro mágico que encontró Adam, no tenía nombre y era el de piel humana, el efecto del libro era reencarnar a la criatura que había muerto creando al libro. Es decir, que era un método de resurrección utilizado por el juguetero y por ende era inutilizable.
El cuarto libro mágico 'Jamón y Queso': era el libro de cuero marrón y su función era que el dedo gordo de Adam se iluminará generando una tenue luz similar a una lámpara de aceite. Este libro sí que fue una basura absoluta: había cientos de objetos que hacían lo mismo, pero de todas maneras podría servir en alguna extraña y era mejor leerlo.
—¡Pero qué porquería de libros obtuve!—Se quejó Adam mirando la lista con desilusión.
—¡Para voz serán inútiles!, ¡Pero generar jugueteros, para mí es oro puro!—Grito el viejo sin ojos con felicidad— Por lo demás, el libro negro es muy bueno. Estoy seguro de que alguien te lo dio a propósito, chico.
—¿Crear unos miseros mapas? Todos los pisos son 18 hexágonos…—dijo Adam con enojo—De todas formas me lo dio una criatura, no un bibliotecario.
—No es útil para vos, Adam—Dijo el viejo sin ojos con una sonrisa misteriosa—Pero es útil para tu raza. No hay secreto en tus mapas: ¡Serás un creador de caminos y por milenios recordarán tus mapas!
—Lo dudo… los bibliotecarios no recuerdan ni el nombre de los que ascienden—dijo Adam con enojo; por este libro le debió un favor a las estanterías de madera, era más que obvio que esperaba mucho de él y se decepcionó al enterarse del efecto inútil— Los que lean mis mapas, seguro que se mueren del aburrimiento al ver los mismos 18 hexágonos repetidos por la eternidad.
—Lamentablemente, no entiendes lo importante que es ese libro…—Dijo el viejo sin ojos con algo de molestia por el enojo del chico—De todas maneras me las ingeniaré para copiarte tus mapas, es lo bueno de vincularte a mi cueva.
—Por supuesto: ¿La mejor inversión de tu vida, no?—Dijo Adam con ironía al ver los efectos de sus cuatro libros inútiles—Encima tengo que aprenderme un idioma de cero para leer esta mierda: ¡Qué asquerosidad de libro!
—Lo entenderás en el futuro: un futuro bastante cercano de hecho—Respondió el viejo sin ojos con misterio.
—¡Oh, mi gran futuro! Pero a mí me interesa más mi pasado, finalmente vas a contarme: 'La verdad'—Dijo Adam con ironía, ya había pasado tanto tiempo con el viejo sin ojos que no creía que se la iba a contar nunca—¡Vamos!, dime: ¿Quién fui en mi otra vida?
—Fuiste... un niño llamado Adam—Respondió el viejo sin ojos riendo como un desgraciado—Trae a tu padre hasta mi cueva y te contaré todo.
Adam sonrió con ironía al escuchar la respuesta redundante del viejo y dijo con auto-burla:
—Primero la túnica negra y ahora quieres que traiga a mi padre: ¿Qué será después?... Otro libro mágico, ya ni sé por qué lo dudo.