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Chapter 19 - La sacerdotisa

Después de haber pasado aquella situación tan humillante la sacerdotisa se dirigió a la iglesia, durante el camino ni un solo minuto detuvo su gran actuación y su cara triste que demostraba la santidad misma y la compasión reencarnada del ser divino supremo. Las personas del pueblo que la veían pasar observaban muy atentos a aquella amable belleza, sin embargo, por mas que todos ellos estuvieran de acuerdo con ella nadie la ayudaba o le decía algo. Nadie iba a salir a dar la cara por ella pues era lógico que en ese pueblo lleno de prejuicios el poderoso reinara sobre el débil, en ese caso la señora Berman tenía el poder de hacer lo que se le antojara en el pueblo.

Una vez entro a la iglesia toda su mascara de mentiras se cayó, su cara se volvió nuevamente arrogante y se despojó de sus ropas de monja dejándola en un despampanante vestido blanco.

-Supongo que ya encontraron a ese mocoso, tráiganlo inmediatamente- Ordenó con voz solemne a las monjas.

-Enseguida sacerdotisa.

2 monjas desconocidas caminaban por la deprimente iglesia mientras se dirigían hacia el cuarto de Aran, si las paredes hablaran definitivamente tendrían compasión por aquel niño tan desafortunado pues aquellas palabras que pronunciaban sin filtro alguno eran tan hirientes que nadie quedaría sin algún rasguño, menos un niño que ni 6 años tenía.

-Hermanas, venimos a buscar a Aran- Dijo una de ellas mientras observaban afuera de la ventana al niño.

-¿Qué hace ese niño ahí?

-Bueno, nosotras tampoco sabemos, pero desde que llegamos ahí estaba.

Las 4 monjas miraban a Aran con desdén, sin duda alguna no tenían ni una pisca de afecto hacia el, menos mencionar remordimiento.

Por su parte, Aran no dejaba de llorar, sus ojitos rojos demostraban que la tristeza causada por los maltratos era tan abundante que un solo regaño bastó para desbordar tanto sentimiento. Con su mirada borrosa por tantas lagrimas Aran observaba a las 4 monjas discutiendo cosas que poco lograba entender hasta que una de ellas saco su mano por los barrotes de la ventana y tomó a Aran del pelo.

-¡Te he dicho que me pongas atención! ¡¿Acaso soy tan poca cosa que ni siquiera me puedes poner atención?! Maldito mocoso basura- Gritó una de ellas al darse cuenta que el niño no le hacía caso.

-L,lo siento, y,yo, p,perd,dón... D,duele.- Dijo con dificultad Aran e hipeando tanto que poco podía entenderse.

-¿Porqué lloras? Apenas te toqué, que sensible. Asqueroso...- Dijo la misma monja con una mirada en sus ojos que demostraban irritación.

-Pon atención, la sacerdotisa quiere verte, así que dirígete a la habitación de ella.-

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-OH, bienvenido Aran, nuestro único niño en toda la iglesia. Me enteré de lo que hiciste en el jardín de niños

-H,hola señorita sacerdotisa

En la recamara de la sacerdotisa Aran se encontraba presente rodeado de personas que le hacían sentir incomodo.

-No necesito que me cuentes que sucedió, he tomado una decisión y necesito que me escuches. Acércate pequeño.- Dijo con su típica sonrisa siniestra

Aran se acerco poco a poco y como si fuera costumbre la mujer hermosa vestida con vestido blanco lo tomó por el pelo y lo arrastro hacia ella con tanta fuerza que del niño salían algunas gotas de sangre de su cuero cabelludo.

-Escucha bien mocoso inservible, me has puesto en ridículo y eso no lo puedo perdonar. Te he cuidado por mucho tiempo, ya es hora de cobrar el favor, así que la única manera tuya de pagarlo es que te largues de mi iglesia, ¡ARRUINAS TODO BASURA!- Le dijo al oído en forma de un susurro que se escuchaba a los 4 vientos.

-Mándenlo a un orfanato, no lo quiero ver aquí ni un segundo más.

Aran se quedó pasmado, a su corta edad sabía que no era bien recibido en aquel lugar y debía irse., nuevamente las lagrimas salieron de sus pequeños ojos hermosos, estaba tan triste que de repente se desmayó.

Sin embargo, cabe recordar que Aran Shura no estaba solo, pues Anty, Nina y Rony estaban con el y se encontraban tan enojados que decidieron hacer justicia por su cuenta, por primera vez Anty y Nina se transformaron a sus verdaderas formas monstruosas dejando probar a meros humanos el sabor de la desesperación.

En aquel cuarto dos seres sumamente enojados usaron magia, Anty uso fuego espiritual tan fuerte como su cuerpo se lo permitió e incendió toda la recamara, las monjas poco a poco comenzaron a sentir el calor sofocante, tan sofocante que no podían respirar, su piel ardiendo como si de quemaduras de segundo grado se tratasen.

-S,sacerdotisa, algo esta pasando, hace mucho calor. ¡AJJJJ! ¡DIOS SALVAME!

-¡AHHHHHHH! ¡QUEMA!

-¡DUELE!

Cuando una de ellas intentó abrir la puerta pasa salir se dio cuenta que estaba cerrada, todas corrieron a buscar una salida, ninguna podía respirar, todas lloraban de dolor, incluida la arrogante mujer. Nina estaba usando su magia para bloquear las salidas mientras de a poco extraía energía vital de cada una de las malditas mujeres. En palabras sencillas, les estaba robando la vida.

Cuando todas colapsaron de dolor Anty y Nina se detuvieron, sus ojos rojos demostraban tanto odio como nunca.

<> Dijo Anty

<> Dijo Nina mientras le entregaba a Rony una pequeña bola blanca esponjosa.

Rony dejo de cubrir a Aran con su cuerpo y recibió la bola.

En aquel cuarto 3 seres espirituales se encontraban rodeando a un pequeño niño mientras lo cada uno con su propia magia lo curaba. En aquel cuarto muchas mujeres habían probado por primera vez la desesperación.