Chereads / Harry Potter: Red Weasley El Extraño Mago Rojo / Chapter 267 - 263) No tienes otra opción, ahora eres...

Chapter 267 - 263) No tienes otra opción, ahora eres...

Me aseguré de que Pansy tuviera su dosis de amor, besándola con tanta intensidad que sus piernas temblaban cuando finalmente salió del cubículo. Su rostro estaba iluminado con una mezcla de satisfacción y timidez mientras caminaba hacia la puerta, tratando de recobrar la compostura. La dejé ir sola, ya que tenía otros asuntos que atender.

Había alguien más en ese baño. Lo había notado hace rato, una presencia oculta que espiaba a través de la rendija de la puerta mientras Pansy y yo nos entregábamos a nuestra pasión. Pansy no se dio cuenta; estaba demasiado absorta en nuestro momento. Sin embargo, quienquiera que fuera, también había tenido cuidado de no delatarse, al menos hasta ahora.

Esperé unos segundos después de que Pansy se marchara, escuchando cómo sus pasos se desvanecían en el pasillo. Salí del cubículo con calma, evaluando el entorno. Entonces, vi cómo la puerta de otro cubículo se entreabría, una silueta en su interior. Mi mirada encontró el escondite, y quien estaba dentro lo supo.

Consciente de que había sido descubierta, salió con una determinación ensayada, intentando mantener una fachada de confianza. Me señaló acusadoramente con el dedo, sus ojos ardiendo con una mezcla de indignación y nerviosismo.

"¡Los descubrí! Tú y Pansy se estaban besando. ¡Están engañando a Granger!" exclamó, su tono alzándose en un intento de imponerse.

Sonreí con calma, inclinando la cabeza ligeramente.

"¿Y por qué no saltaste mientras todavía nos estábamos besando? ¿Por qué esperaste a que Pansy se fuera y yo te encontrara... Millicent?" Mis palabras, acompañadas de una mirada penetrante, hicieron que su confianza comenzara a desmoronarse. Su postura se tensó, y aunque trató de mantenerse firme, el nerviosismo era evidente.

"Yo... yo... no quería asustar a Pansy," improvisó, su voz temblando. "Es mi amiga... aunque lo que ustedes hacen está mal."

"¿Ah, sí?" avancé lentamente hacia ella, observando cómo retrocedía involuntariamente. "Entonces, ¿qué piensas hacer?" Al mover mi mano, una pared de sangre líquida cubrió la puerta del baño, sellando nuestra salida. Su rostro empalideció al ver cómo el único escape desaparecía.

"Yo... se lo diré a Granger. Ella no te perdonará por engañarla," balbuceó, su voz quebrándose mientras trataba de mantener una fachada desafiante, pero sus ojos la delataban.

"¿Eso es una amenaza?" murmuré, acercándome más, dejando que mi respiración cálida rozara su rostro. Mi sonrisa se ensanchó, maliciosa. "No suena como una amenaza. Más bien parece una afirmación, como si lo hubieras estado planeando desde hace tiempo. De hecho..." Hice una pausa teatral, fingiendo reflexionar. "Creo que tu objetivo con todo esto —seguirnos, espiarnos, a Pansy y a mí, delatarnos— es que termine con Hermione. ¿No es así? ¿Para que salga con Pansy...?"

"¡No! Digo... sí... digo..." Su confusión era evidente, y los nervios la traicionaban. Ahora estaba tan cerca que podía sentir cómo su corazón latía con fuerza, acelerado. Había perdido cualquier plan que tuviera en mente, si es que alguna vez lo tuvo.

"Sabes," continué con tono burlón, alzando su barbilla con delicadeza para obligarla a mirarme a los ojos, "no puedo dejar que arruines mi relación con mis chicas. Me esfuerzo mucho por mantener a todas satisfechas... ya sea Pansy, Hermione o las demás. No puedo permitirme perder a ninguna."

Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero antes de que pudiera reaccionar, dos corrientes de sangre se materializaron y se enroscaron en sus muñecas, inmovilizándola.

"¿Las... demás?" preguntó, incrédula, su voz apenas un susurro.

"Ah, sí," respondí con una sonrisa maliciosa. "Descubriste mi relación secreta con Pansy, pero parece que no sabías nada de las otras." Di un paso atrás, disfrutando de su creciente desconcierto. "Hermione, Pansy, Penélope, Lavender... posiblemente Daphne si se lo pido... Eso sin mencionar a las chicas fuera de Hogwarts."

Millicent parecía haber perdido todas las fuerzas. Cada nombre que salía de mi boca la debilitaba más, borrando cualquier rastro de confianza que hubiera tenido al principio. Su plan —si acaso podía llamarse plan— había colapsado por completo. Ahora solo quedaba frente a mí, derrotada, sin saber qué hacer ni cómo salir de esta situación.

"Pero bueno, supongo que eso no importa realmente, cuántas chicas tenga o no... Lo que importa es que no puedo permitir que digas nada. Ahora bien, ¿qué haré contigo?" musité, fingiendo estar pensativo. Luego, una sonrisa maliciosa cruzó mi rostro mientras me acercaba aún más, pegando mi cuerpo al suyo. "Parece que solo hay un camino para resolver esto. Me temo que no tengo otra opción más que convertirte en otra de mis mujeres", le susurré al oído, dejando que cada palabra se deslizara con un tono peligroso, antes de capturar sus labios en un beso profundo, invadiendo su boca con mi lengua.

Millicent abrió los ojos con sorpresa, mucho más grande que antes, pero no tardó en ceder. Su resistencia se desmoronó en un instante mientras su cuerpo comenzaba a temblar, rendido al éxtasis que la inundaba. Parecía como si fuegos artificiales estallaran en su mente, y un calor abrasador recorría cada fibra de su ser. Apenas se dio cuenta de que las ataduras de sangre que la retenían habían desaparecido; ahora, sus brazos se aferraban desesperadamente a mí, como si temiera que el momento se desvaneciera.

Sin ser consciente de cómo ni cuándo, nos adentramos en uno de los cubículos del baño, donde mi "ataque" continuó sin tregua. Aunque lo que empezó como una amenaza se transformó rápidamente en una rendición completa de su parte. No solo no resistía, sino que me incitaba a más, dejando claro que esto era lo que realmente deseaba.

Había intuido algo de esto antes. Su forma de mirarme, su nerviosismo... todo apuntaba a una atracción hacia mí que ella misma parecía no entender del todo. Hasta este momento, lo había ignorado, pensando que no era más que un capricho pasajero. Pero verla dispuesta a arruinar mi relación con Hermione —quizá por celos, quizá por un deseo infantil de tenerme solo para ella— me llevó a actuar. Millicent era ingenua, no estúpida. No creo que realmente planeara las cosas de forma tan calculada, pero en su mente había creído que eliminando a mis otras parejas, especialmente a Hermione y Pansy, conseguiría que yo la eligiera.

Supuse que el momento en que todo esto había comenzado fue cuando defendí a Millicent frente a Malfoy, diciéndole que era hermosa. A pesar de su fachada de chica segura, sabía que ella tenía profundas inseguridades sobre su aspecto. Su figura robusta y sus rasgos poco delicados la hacían sentir que nunca sería vista como alguien atractiva, especialmente entre las chicas de sangre pura que la rodeaban. Mi gesto, aunque simple, había plantado una semilla en su corazón: una esperanza de que yo, de todas las personas, podía verla como alguien especial y hermosa.

Esa esperanza se había transformado en un sentimiento más intenso, quizá incluso una obsesión. Había idealizado la idea de que yo era el único que podía amarla realmente por su belleza que nadie mas notaba y que, juntos, éramos la pareja perfecta. Pero ahora, enfrentada a la realidad, su mundo se tambaleaba. No solo descubría que mis relaciones eran mucho más complicadas y numerosas de lo que imaginaba, sino que incluso su intento de manipular la situación había fracasado.

La verdad, no tenía ningún problema en agregarla a mi harén. No es que no lo hubiera considerado antes. Siempre estaba con nuestro grupo, lo que significaba que debía ser mía. No importaba si no era tan bella como las demás; para mí, lo era y me pertenecía. Y, en el fondo, sabía que realmente tenía sentimientos de atracción hacia mí, sentimientos genuinos.

Era algo que la diferenciaba de otras. Por ejemplo, Susan parecía tener una dependencia emocional hacia mí, como al de un padre o familia. Luego estaba Astoria, quien también mostraba un pequeño enamoramiento, probablemente debido a que la salvé de su maldicion. Daphne... era diferente, de ella no sentía atracción romántica o sexual; lo que percibía era su devoción y lealtad, acompañadas de una admiración profunda y un deseo de seguirme, aunque no en el sentido romántico.

Las demás eran un caso aparte. Exceptuando a aquellas con las que ya mantenía algún tipo de relación, todas parecían bastante neutrales hacia mí. No mostraban interés ni rechazo, simplemente formaban parte del entorno sin acercarse demasiado, cosa que no me gustaba pero que no podia forzar por el momento-

Volviendo a Millicent, parecía dispuesta a aceptar este giro inesperado de los acontecimientos. Mis palabras resonaban en su mente: "Tendré que convertirte en una de mis mujeres para que no puedas delatarme". Y con cada roce, cada caricia, su voluntad se desmoronaba por completo, hasta que ya no quedaba rastro de la Millicent que había tratado de desafiarme.

Mientras nuestros cuerpos se movían en una danza apasionada, un pensamiento fugaz me cruzó la mente: Lavender disfrutaría enormemente escribiendo esta escena para una de sus novelas eróticas... aunque seguramente exageraría algo.

Cuando nuestros labios se separaron, Millicent parecía completamente ida. Sus ojos estaban nublados, y su respiración agitada, pero aun así se aferraba a mí con fuerza, como si soltarme fuera algo imposible. Le di unos momentos para recuperar el aliento y para que su mirada pudiera enfocar nuevamente.

"No tienes otra opción. A partir de ahora, también eres mi mujer", declaré con un tono que mezclaba autoridad y ternura. "¿Lo entendiste?"

"Sí... sí..." tartamudeó débilmente, con una expresión placentera y un rubor que cubría su rostro mientras su cuerpo temblaba ligeramente.

"No puedes arruinar mi relación con las demás. Eso no está permitido". proseguí con estas ordenes, remarcándolas y inculcándoselas en su mente. 

"No..." respondió automáticamente, aún perdida en la sensación que la embargaba.

"Y tendrás que satisfacer todas mis necesidades, una tras otra. Si quiero tus besos, me los darás. Si quiero tu afecto, lo ofrecerás. Y si quiero tu calor..." susurré, acercándome más a ella, dejando que mi cuerpo presionara el suyo, devolviéndola al estado de vulnerabilidad que tanto parecía disfrutar.

"¡Sí... sí!" exclamó con dificultad, pero llena de emoción, como si esas palabras hubieran tocado lo más profundo de su ser.

"Ahora eres mía, Millicent. Toda mía", afirmé mientras le daba una nalgada que la hizo sobresaltarse, despertándola del trance momentáneo. "¿No es así?"

"Soy tu chica..." susurró, aún algo perdida, pero ahora más consciente. Su rostro estaba completamente encendido, y sus pensamientos eran un caos. Ni siquiera estaba segura de si esto era real o un sueño febril.

"Como mi chica, quiero que me des amor con tus labios", dije, quedándome inmóvil y observándola expectante.

Millicent se quedó congelada por un instante, sin saber cómo reaccionar. Poco a poco, al notar mi expresión de espera mezclada con un leve gesto de impaciencia, empezó a entender lo que deseaba. Nerviosa, levantó los brazos y, con una mezcla de timidez y emoción, acercó lentamente sus labios a los míos. El primer contacto fue torpe, un beso inseguro que reflejaba su falta de experiencia, pero eso era exactamente lo que quería: que tomara la iniciativa.

Cuando ella mostró suficiente determinación, tomé el control nuevamente, profundizando el beso y haciendo que su lengua se retorciera ante las sensaciones que le provocaba mi ataque decidido. Sus manos se aferraban a mí con fuerza mientras su cuerpo temblaba con cada segundo que pasaba.

Después de un rato, me aparté, dejándola respirar nuevamente. La ayudé a salir del baño, ya que estaba demasiado débil para caminar sola. Antes de dejarla ir, la rodeé con mis brazos y le di una discreta nalgada que la hizo estremecerse.

"Eres mi perra ahora y para siempre, no lo olvides", murmuré al oído, con un tono firme y cargado de intención, antes de desaparecer de la escena.

Millicent quedó atrapada en una mezcla de emociones, su mente tambaleándose entre la confusión y el éxtasis. Caminó lentamente hacia su dormitorio, todavía inestable y con las piernas temblorosas, pero con una sonrisa en su rostro. 

---///---

patreon.com/Lunariuz

Related Books

Popular novel hashtag