En Hogwarts, muchas de las chicas estaban cumpliendo con sus misiones asignadas, pero algunas, aun así, no dejaron de lado sus aficiones. El partido de Quidditch entre Gryffindor y Slytherin era un evento muy esperado desde hacía tiempo. Con la noticia de que se habían donado siete Nimbus 2001 al equipo de Slytherin, todos estaban ansiosos por ver cómo se desarrollaría el encuentro: ¿sería una victoria aplastante para las serpientes, o podría Gryffindor superar esta notable desventaja de recursos?
El partido comenzó, y las diferencias entre ambos equipos se hicieron evidentes. Sin embargo, se notaba que el equipo de Gryffindor tenía jugadores talentosos, especialmente en su grupo de cazadores. Una vez que lograban hacerse con la quaffle, avanzaban con decisión, aunque sufrían pérdidas constantes debido a las escobas más rápidas del rival. Las chicas del equipo demostraban la habilidad que habían entrenado ferozmente en el "Nido", aquel lugar secreto donde pasaban horas agotadoras perfeccionando su técnica. Solo podían continuar con su día a día después de esos entrenamientos recurriendo a la peculiar magia del fundador.
Ellas poseían escobas mucho mejores que cualquier otra conocida en el mundo, pero no podían usarlas en público. Las "Silver Stars", como las habían bautizado, eran un secreto de entrenamiento, disponibles solo dentro del Nido. Aunque sentían la diferencia al volar en escobas inferiores durante los partidos, el arduo entrenamiento les permitía destacar incluso con esos equipos más modestos.
Mientras tanto, en las gradas también había personajes interesantes. Tracey observaba el partido con emoción, disfrutando de la ventaja que tenía su casa. Aunque le parecía algo injusto, no podía evitar alegrarse; después de todo, no estaba participando y no tenía nada que perder.
Cho Chang, por otro lado, observaba con atención, reflexionando sobre cómo su casa podría enfrentarse a un equipo tan formidable como el de Slytherin. Su equipo ya tenía dificultades para competir, y ahora, con estas nuevas escobas, la situación parecía insuperable. Determinada a no quedarse atrás, se prometió entrenar más duro cada vez que tuviera tiempo disponible para intentar compensar esta diferencia.
El partido continuó, pero pronto algo extraño llamó la atención de los espectadores. Una bludger parecía estar persiguiendo a Harry Potter de forma anormal. Los gemelos Weasley lo defendían como podían, pero eventualmente se pidió un tiempo muerto. Cuando el juego se reanudó, Harry decidió enfrentarse solo a la bludger, esquivándola mientras buscaba la snitch.
La tensión era palpable. El estadio entero observaba con el corazón en un puño cómo la violenta bludger atacaba a Harry como si intentara matarlo. La preocupación era evidente; no era como si nadie hubiera muerto jugando Quidditch en el colegio, pero tampoco era algo común. La angustia aumentó cuando Harry voló directo hacia Draco Malfoy, dando la impresión de que estaba dispuesto a estrellarse con él en un desesperado "si yo caigo, tú también".
Sin embargo, lo que ocurrió fue completamente inesperado. La bludger finalmente alcanzó a Harry, derribándolo de su escoba y haciéndolo caer al suelo. A pesar del golpe, Harry logró atrapar la snitch antes de desmayarse, aunque con varios huesos rotos.
El desenlace fue tan caótico como memorable. Todos fueron testigos del fiasco que protagonizó Gilderoy Lockhart, quien, en lugar de curar a Harry, le quitó los huesos del brazo con un hechizo mal ejecutado. A pesar del dolor y el trauma del partido, pocos sabían que este incidente no fue lo peor que Harry enfrentó este año. Si no hubiera tomado una dosis diluida del veneno de Swooping Evil, un evento mucho más oscuro habría quedado grabado en su memoria.
Más allá del desenlace del partido, las chicas que lo presenciaron no se quedaron mucho tiempo en las gradas. Corrieron de inmediato hacia la guarida para llevar a cabo una reunión improvisada y debatir lo sucedido.
"...La bludger no se comportaba como debería" comentó Tracey con seriedad. "Estaba claramente hechizada, como la escoba de Potter en su primer año. De hecho, creo que Potter debería dejar de jugar Quidditch; siempre le pasa algo malo o algo intenta matarlo. Debe estar maldito"
"Solo ha pasado dos veces hasta ahora" señaló Parvati, intentando sonar optimista.
"Pero son dos veces más de lo que le pasa a cualquiera de los demás" refutó Tracey con firmeza.
"Eso es cierto" asintieron varias, mientras continuaban con sus respectivas tareas en la sala.
"Potter está maldito para no tener un solo año sin un accidente de Quidditch. Es como lo de la maldición del profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras" aseguró Tracey, cruzándose de brazos.
"¿Crees que lo hizo… ya sabes quién?" preguntó Hannah, con una expresión de duda. "Se sabía que el padre de Harry era un gran jugador de Quidditch. Tal vez lanzó una maldición como venganza, para que Harry no pudiera jugar."
"No creo que lo haya hecho. Si Voldemort fuera a lanzar una maldición, sería algo mucho peor, no simplemente impedirle jugar Quidditch" intervino Hermione desde su lugar, mientras trabajaba en un caldero. Estaba preparando la poción multijugos, gracias a ciertos ingredientes que le había proporcionado su novio… a cambio de casi una hora de besos que la habían dejado débil y aturdida.
En otro rincón, Lavender escribía frenéticamente en su diario, como era habitual, llenando las páginas con sus teorías más cuestionables.
(Escritura pervertida de Lavender: ...Entonces descubrimos que Harry fue maldito por los espíritus del Quidditch. Posiblemente, esta maldición surgió por realizar actos obscenamente indebidos con su escoba o la snitch dorada. Su amor por el Quidditch era incluso mayor que cualquier amor que pudiera sentir por una mujer, y el fruto de ese amor desencadenaría el primer nacimiento humano-…)
"Pero quizá no estén tan equivocadas" interrumpió Penélope, mirando a las demás con seriedad. "El año pasado, Quirrell intentó matar a Harry. ¿Qué pasa si este año es igual y la persona detrás de esto…"
"¡Es el heredero de Slytherin!" exclamó Hannah, comprendiendo la insinuación.
"Chicas, Harry es sangre pura. Aunque haya matrimonios con mestizos en su familia, sigue siendo considerado sangre pura "apuntó Daphne mientras organizaba papeles con datos en la mesa de investigación.
"Sí, pero piensen en esto: ¿quién era el mayor defensor de la supremacía de sangre?" añadió Padma, inmersa en sus teorías y fijándose en un nombre en particular sobre la mesa de investigaciones que nadie quería mencionar.
"¿Voldemort?" dudó Cho, aunque ya sabía la respuesta.
"Exacto" respondió Padma, convencida. "Potter fue quien lo venció. El heredero podría estar buscando venganza por matar al mayor exponente de la supremacía de sangre. O tal vez sea uno de sus seguidores, o incluso un hijo de alguno de ellos."
"Es probable" asintió Daphne, mientras añadía 'mortífagos e hijos' a la lista de sospechosos que estaban armando en la mesa.
La discusión continuó por un rato, debatiendo las posibles implicaciones y la verosimilitud de que quien atacaba a Harry fuera un secuaz de Voldemort. El debate se detuvo abruptamente cuando alguien se dio cuenta de la ausencia de una compañera.
"¿Dónde está Pansy?"preguntó Tracey, mirando a su alrededor con curiosidad.
Ante la pregunta, tanto Penélope como Hermione se sonrojaron y desviaron la mirada, aunque finalmente respondieron.
"Está en la enfermería. Investigando a las víctimas para obtener pistas" dijo Hermione, sin apartar la vista de su caldero.
"Logramos encontrar un modo de que se quede allí por la noche" añadió Penélope, mirando nerviosa hacia la puerta.
"¿Y por qué parecen tan avergonzadas por eso?" preguntó Tracey, inclinando la cabeza hacia un lado con confusión.
...
Pansy acababa de salir del baño de la enfermería. Su rostro estaba pálido, demacrado, y sus ojos reflejaban una mezcla de agotamiento y furia contenida. Caminó con pasos vacilantes hacia su cama y se dejó caer boca abajo, sin fuerzas para siquiera acomodarse mejor.
"Me vengaré, malditas zorras...", murmuró débilmente antes de cerrar los ojos, inmóvil.
Llegar a la enfermería había sido parte del plan; sabía que necesitaría investigar las condiciones de las víctimas y podría sufrir un poco por ello. Sin embargo, no esperaba que las cosas se torcieran tanto. Hermione y Penélope, pacíficas por naturaleza, no eran buenas con maleficios o magia negra, así que habían decidido probar ciertas pociones para evitar errores. Esto había resultado en una diarrea crónica para Pansy, dejándola al borde de las hemorroides. En su mente, Granger lo había hecho a propósito, y aunque estaba furiosa, no tenía la energía suficiente para vengarse... todavía.
Cayó inconsciente durante unas horas, solo despertando levemente cuando trajeron a Potter a la enfermería. No captó mucho de lo que se dijo, pues el sueño volvió a vencerla. Finalmente, pasada la medianoche, se despertó con hambre y devoró una manzana que había junto a su cama. Mientras esperaba a que el momento para actuar llegara, casi se quedó dormida otra vez, pero unas voces cercanas la pusieron en alerta.
Sin perder tiempo, Pansy activó los hechizos que había estado practicando con Red, que le había enseñado a perfeccionarlos durante largas horas, incluso saltándose clases con la escusa de estar enferma para lograrlo. A pesar de no ser perfectos, serían suficientes para ayudarla a escabullirse. Sigilosamente, se acercó a las voces. Reconoció una de inmediato: Potter. Pero lo que le llamó la atención fue su interlocutor, un elfo doméstico llamado Dobby. Las palabras del elfo la tensaron más y más, especialmente al mencionar algo relacionado con el ataque y lo que pasaba en la escuela. Aunque no logrará descubrir nada con Filch y su gata, esta información ya valía el viaje. Además, ese tal Dobby le parecía familiar, pero no podía recordar de donde lo conocía.
Pansy no tuvo tiempo de seguir descubriendo quien era el elfo, pues los pasos de alguien aproximándose obligaron a Dobby a desaparecer rápidamente. Presa del pánico, ella saltó a la cama vacía más cercana, se cubrió con una manta y deshizo el hechizo desilusionador con cuidado, intentando pasar desapercibida. Permaneció quieta, escuchando lo que decían los recién llegados. Aunque susurraban, alcanzó a captar algo crucial: había una nueva víctima petrificada.
Cuando la enfermería volvió a quedar en calma y Potter volvió a dormirse, Pansy aprovechó para investigar a las víctimas: Filch, la gata Norris y Colin Creevey. Sin embargo, ninguno de los métodos acordados con sus compañeras reveló mucho. Exhausta, regresó a su cama y se permitió descansar esperando que llegue la mañana.
...
Al día siguiente, Pansy salió de la enfermería con mejor semblante, aunque aún algo molesta por los recientes acontecimientos. Convocó a sus compañeras a la guarida para informarles de lo que había descubierto. Sin embargo, no se presentó en la sala de reuniones inmediatamente. En cambio, esperó hasta que Hermione estuviera distraída, luego activó uno de las tecnicas que había aprendido con Red, se acercó en silencio por detrás, y...
"¡1000 años de muerte!", gritó, lanzándose hacia ella con los dedos extendidos.
"¡AAHHHH!", chilló Hermione, dando un salto y cubriéndose el trasero tras el ataque sorpresa.
"Bueno, chicas, tenemos que hablar de algunas cosas que descubrí", dijo Pansy con absoluta normalidad, ignorando las protestas de Hermione mientras arrastraba a todas hacia la sala de reuniones.
(Escritura pervertida de Lavender: ...Y así, fuimos testigos del explosivo preludio de una historia de pasión prohibida. La joven Pansy, con el deseo ardiente de imponer su dominio, atacó a Hermione con una técnica ancestral que solo Red, el divino maestro del placer y el tormento, pudo enseñarle. El toque de sus dedos, profundo y certero, hizo que la dulce Hermione se estremeciera y lanzara un grito que resonó como un canto de sirena en nuestros corazones.
El aire se cargó de algo indescriptible, una mezcla de t̶e̶r̶r̶o̶r̶ excitación que nos hizo temblar a todas. La súbita y atrevida proclamación de Pansy fue más que una simple reunión estratégica: fue la declaración de una guerra de amor entre las chicas del grupo. Una chispa lesbiana, ardiente y descarada, había comenzado a extenderse entre nosotras, desafiando la autoridad suprema del glorioso Emperador Red.
El harén, alguna vez fiel y sumiso, parecía rebelarse bajo un fervoroso deseo de explorar territorios prohibidos. Pero sabemos que esto no durará. Él, con su poderosa varita de carne mágica, restablecerá el orden y castigará nuestra insolencia. Su juicio será severo, sus métodos deliciosamente implacables.
Yo, Lavender, tu devota cronista, espero pacientemente mi turno. Oh, Emperador, permíteme sufrir tu ira divina por mis pensamientos impuros. ¡Tómame como ejemplo y corrige esta alma descarriada con todo tu poder!...)
---///---
patreon.com/Lunariuz