Chereads / Harry Potter: Red Weasley El Extraño Mago Rojo / Chapter 254 - 250) Probando la envidia

Chapter 254 - 250) Probando la envidia

Tonks sintió una sensación incómoda cuando cierta leche caliente y espesa, muy familiar, se quedó dentro de su cuerpo. Era la primera vez que ocurría de esa manera, y, aunque extraño, fue toda una experiencia nueva para ella.

"No fue tan malo, ¿verdad?" pregunté con una sonrisa, dándole unas palmaditas cariñosas en el trasero.

"Púdrete" se quejó, molesta por el dolor y esa extraña sensación que ahora tenía.

"Vamos, al menos ya has pasado tu primera vez. La próxima será mucho más fácil" dije, separándome de ella. Al hacerlo, vi cómo su agujero comenzaba a contraerse y relajarse continuamente, dejando a la vista cómo mi semen se le escurría entre los labios.

"No habrá próxima… o te corto el pito" respondió enfadada, intentando levantarse con dificultad debido a su cuerpo débil y adolorido.

"Vamos, sé que en el futuro nos reiremos de esto… bueno, al menos yo" comenté, colocando mi mano sobre su herida para empezar a curarla.

"Te odio" jadeó al sentir mi contacto, aunque también reconoció el alivio que comenzaba a llegar con mi magia. Aguantó el dolor inicial, sabiendo que pronto pasaría.

"Sabes que podría dejarte así, ¿verdad? De hecho, es lo que más me gustaría. Sé que suena sádico, pero disfruto verte sufrir un poquito por mis actos. Me recuerda lo que he logrado… y me da una pequeña dosis de felicidad" reí malvadamente, aunque no por eso dejé de abrazarla ni de restregarme cariñosamente contra ella.

"Eres insoportable, ¿lo sabías?" se quejó, pero cedió al abrazo, sintiendo cómo el dolor se desvanecía poco a poco, dejando solo una leve picazón.

"Lo sé, pero me amas" respondí alejando mis manos de su herida y girándola para besarla.

"A veces lo dudo" murmuró enojada, pero no evitó el beso.

Nos dimos algo de cariño hasta que las aguas se calmaron. Tonks seguía molesta y me pellizcaba cada vez que podía, pero lo soporté hasta que se cansó.

"¿Lo repetimos?" pregunté en tono burlón.

"Ni se te ocurra" respondió, empujándome con enojo, aunque apenas logró moverme. "Ese lugar está fuera de servicio… para siempre."

"Tonks…" levanté una ceja, mirándola fijamente. La vi estremecerse. Sabía que no podría resistirse por mucho tiempo si yo realmente lo quería.

"No quiero que se vuelva habitual…" hizo un puchero, suplicando en mis brazos. Aunque seguía siendo un poco más alta que yo, mi reciente crecimiento había reducido esa brecha.

"Bueno, será lo de siempre la mayoría de las veces hasta que empiece a gustarte. Y como extra, me aseguraré de curarte cada vez que te lastimes. Pero, llegado un punto, solo curaré heridas; dejaré que sientas algo de incomodidad… es lo máximo que puedo ceder" dije, como si estuviera haciendo una gran concesión. "Además, lo haremos así para tu cumpleaños."

"Te odio… espera, ¿no querrás decir tu cumpleaños?" me miró confundida.

"No, el tuyo. Será tu regalo de cumpleaños" respondí con una sonrisa.

"¡No quiero un regalo de cumpleaños como ese!" gritó, golpeándome en el pecho.

"Demasiado tarde" contesté, besándola de nuevo para interrumpir su protesta.

Nuestro romántico momento duró unos minutos más, hasta que ella se rindió y comenzó a recordarse mentalmente que yo era un bastardo, que debía vengarse y, de paso, preparar su trasero para su próximo cumpleaños. Cuando nos separamos, tomó su ropa rasgada y me la empujó con un puchero, indicándome que la arreglara.

Sonreí ante su infantil acto de desquite y saqué mi varita para repararla, como tantas veces antes. No era exactamente un maestro en arreglar ropa, pero podía hacer que durara al menos el resto del día. Claro, esos remiendos temporales no pasaban desapercibidos, especialmente en esa zona. Ya había ocurrido antes, y solo alimentaban los chismes sobre Tonks y yo. Pero ella había aprendido a disfrutarlos y, en ocasiones, incluso a presumirlos. Aunque, claro, esto había terminado de desterrar cualquier pretensión de que Los Dragones de Albion fuera un "restaurante familiar". Con la clientela habitual de magos oscuros y semihumanos, ya de por sí era raro que familias comunes aparecieran por aquí.

"Entonces, ¿para qué viniste? No creo que haya sido solo para romper mi ano" dijo Tonks, cruzando los brazos.

"¿Por qué no puede ser?" respondí con una sonrisa, dándole un ligero apretón en la nalga. Ante su mirada de molestia, cedí. No quería que se enojara más y se volviera un verdadero 'dolor en el trasero'. "Estaba pensando en algo que realmente envidio… y pensé en ti."

"Estoy completamente segura de que no me envidias. Si fuera así, elimina ese pacto y te dejaré sentir lo que yo acabo de sentir… y más" contestó con agresividad, esperando que realmente aceptara su propuesta para darme una cucharada de mi propia medicina.

"No hablo de eso" respondí, mirando un pequeño mensaje que flotaba frente a mí. Cerré los ojos y comencé a concentrarme.

Tonks me miró con una mezcla de confusión y asombro mientras mi aspecto comenzaba a cambiar, transformándose en una versión extrañamente parecida a ella misma. No era una réplica perfecta, más bien una copia barata. Aun así, el parecido era innegable, y su expresión de incredulidad me hizo soltar una risita.

"¿Qué te parece? Acabo de copiar tu metamorfomagia." Dije con mi voz normal, aunque saliendo de un rostro que claramente no encajaba con el tono.

"¡¿CÓMO?!" exclamó, acercándose para inspeccionar mi rostro. Sus manos tocaron mi piel, como si esperara encontrar algún rastro de falsedad.

"Desarrollé una nueva habilidad," expliqué mientras me regodeaba en su asombro. "Puedo copiar una habilidad, aunque solo una a la vez. Debo desearla con fuerza, claro. Me llevó tiempo descubrirlo porque, bueno, no había muchas cosas que realmente quisiera... hasta que pensé en ti. Siempre envidié lo que podías hacer."

"¡Eso es trampa!" gritó, golpeándome en el pecho con la fuerza de un gatito molesto. "¡No es justo! Me acabas de quitar lo que me hacía especial. ¡No puedes tenerlo todo!"

"Por favor, Tonks, incluso sin esa habilidad, ya eres la mujer más especial de todas." Le respondí abrazándola, disfrutando de la ironía de su enojo.

"Eso lo dices porque tú eres el beneficiado." gruñó mientras enterraba su rostro en mi pecho.

"Pero tú también te beneficiarás de esto," dije con una sonrisa traviesa.

"¿Ah, sí? ¿Cómo?" replicó, aunque era evidente que su rabieta comenzaba a desmoronarse.

"La próxima vez que lo hagamos, puedo transformarme en una versión más lograda de ti misma," dije, intentando sonar solemne. "Ya sabes, para hacer la experiencia más interesante."

"¡AGH! ¡NO!" exclamó con una mueca de asco. "¡No quiero follar conmigo misma! ¡Qué clase de perturbado haría algo así!"

"Vamos, podría ser divertido..." insinué, riendo al ver cómo sus orejas se enrojecían de pura indignación.

"Ni lo pienses," advirtió, cruzando los brazos. "Si lo intentas, me transformaré en ti. ¿Y sabes qué? Haré algo tan desagradable que lo lamentarás."

"Pero tú no puedes tener pene," respondí, intentando no reírme.

"Entonces no lo tendré," contestó con una sonrisa maliciosa. "Pero confía en mí, no será una experiencia que disfrutes."

"De acuerdo, de acuerdo," concedí al fin. "Nada de experimentos raros. Pero, oye, ¿ni siquiera un poquito por curiosidad científica?"

"Prefiero seguir con lo que ya tenemos." gruñó, apoyando su cabeza en mi pecho, aunque su dedo no dejó de pincharme el estómago a modo de castigo simbólico.

Pasamos un rato más juntos, ayudándola a recuperarse mientras charlábamos de cualquier. Sabía que si me iba de repente después de lo que había hecho, probablemente tendría que enfrentarme a una vendetta digna de una Tonks enfurecida. Y nadie quiere eso. .

El negocio había tomado su curso natural. Durante el día, los magos más "normales" hacían acto de presencia, pero cuando caía la noche, el lugar se llenaba de lo que muchos llamarían "la escoria de la sociedad". Era curioso cómo habíamos evitado que la reputación oscura afectara nuestra clientela diurna, algo que Moody decía que era casi imposible de revertir. Pero nosotros lo logramos, gracias a mis estrictas reglas, nuestra inquebrantable reputación y, por supuesto, lo que podíamos ofrecer.

Como era de esperarse, la enorme y visible rasgadura remendada en la ropa de Tonks no pasó desapercibida. Los comentarios, aunque no se hicieron en voz alta, flotaban en el aire. Tonks, buscando una compensación por lo que claramente consideraba una "violación desalmada", me dejó todo el trabajo a mí y se fue a charlar con las brujas que frecuentaban el lugar.

Es sorprendente cómo puede quejarse conmigo o resistirse sin pestañear, pero ante las brujas chismosas su actitud cambiaba completamente. Desde mi rincón, la escuché presumir con una mezcla de orgullo y teatralidad:

"Mi hombre decidió que no tenía permitido que mantuviera ese agujero puro. Decidió devastarme hasta el punto de reformar mis intestinos. Y, bueno, me llenó tanto que ahora tengo que considerar lanzar una nueva bebida con lo que sale de allí."

La emoción en las caras de las brujas era... peculiar, por decir lo menos. Aunque lo que decía era asquerosamente gráfico, todas me miraban con un brillo extraño en los ojos. ¿Deseo? Tal vez. Tonks no se detuvo ahí, continuó describiendo cada "detalle" con una exageración que casi me hizo toser. Si no la conociera tan bien, pensaría que estaba a punto de subirse a una mesa, levantarse la falda y mostrar pruebas visuales de su historia.

Ella parecía disfrutarlo: las miradas celosas y envidiosas de las brujas mayores, las preguntas indiscretas de las más jóvenes. Claro, algunas de las cosas que decía eran exageradas, pero no imposibles. Eso me dejaba con la obligación moral de cumplirlas más adelante para que Tonks no quedara como una mentirosa. Sí, por eso...

Dejando a un lado a Tonks y su exagerada narrativa, volví mi atención a mi nueva habilidad. La metamorfomagia era interesante, pero también complicada si no se sabía controlar. Lo recordé al pensar en la antigua torpeza de Tonks. Se necesita una concentración activa constante para evitar cambios involuntarios, algo que podría ser un problema... si no fuera yo. Gracias a mi experiencia manejando múltiples clones a la vez, la habilidad no representaba un desafío para mí.

Pasé el día probando sus límites y características principales. Era útil, sí, pero su naturaleza temporal me frustraba. A diferencia de mis habilidades permanentes, esta no podía subir de nivel. Estaba seguro de que, si pudiera desarrollarla como las demás, alcanzaría un potencial mucho mayor. Pero por ahora, no tenía solución para eso; sería un proyecto a largo plazo.

También noté otra limitación interesante: esta habilidad no podía compartirse entre clones. Solo uno podía usarla a la vez, ya fuera el cuerpo principal o un clon, pero no ambos simultáneamente. Podía transferir la habilidad del cuerpo principal a un clon, pero no al revés. Sin embargo, si era un clon el que la adquiría directamente, este la conservaría hasta que desapareciera, momento en el cual la habilidad regresaría al cuerpo principal. Este comportamiento era diferente al de mi habilidad de alineamiento.

El alineamiento bueno que adquirí de Elize, al parecer por ser permanente, podía distribuirse libremente entre mis clones. Algunos podían tenerlo y otros no, dependiendo de lo que decidiera. Esto abrió una ventana de experimentación: ¿podría repetirlo con mis otras habilidades innatas?

Me surgieron muchas preguntas: ¿podría crear un clon sin mi alineamiento maligno? ¿Qué sucedería con las demás habilidades? Hasta ahora, había creado clones sin magia o sin magia de sangre, pero eso no significaba que carecieran completamente de ella; simplemente, era como si el medidor estuviera clavado en cero, aunque la barra seguía existiendo. Pero, ¿podría crear un clon que no tuviera rastro alguno de esa magia en su ser?

La idea era intrigante: un clon completamente libre de mi magia de sangre, de mis ojos y cabello rojos. Quizás podría ver cómo sería yo sin todo eso, sin los poderes que me definían. Era algo que valdría la pena explorar.

---///---

patreon.com/Lunariuz

Related Books

Popular novel hashtag