Penelope estaba sentada de nuevo sobre la mesa, con las manos cubriendo su rostro, mientras escuchaba (o intentaba no escuchar) las insistencias de Lavender.
"Por favor, ¿pueden hacerlo? Yo… solo quiero mirar…" suplicó con ojos de cachorro.
Penelope no sabía si arrepentirse de su decisión de aceptar a Lavender tal como era hacía apenas unos momentos. A diferencia de ella, Penelope no era tan abierta con estas cosas, y la idea de hacerlo mientras alguien observaba era demasiado para su gusto.
"Quiero aprender…" insistió Lavender una vez más.
"Solo demosle un pequeño espectáculo y ya," le dije a Penelope mientras acariciaba su brazo suavemente. "De todas formas, tenemos que volver a la fiesta."
Lavender asintió con entusiasmo, casi vibrando de emoción. Penelope, en cambio, dejó claro con su lenguaje corporal que no estaba de acuerdo, su tensión era evidente.
Me acerqué más a Penelope, pegando mi cuerpo al suyo. Rodeé su cintura con mis brazos y comencé a besar suavemente su cuello y hombros, buscando tranquilizarla. Poco a poco, noté cómo se relajaba bajo mi toque, aunque seguía algo reticente. Entonces, cuando pensaba que había ganado algo de terreno, decidí sorprenderla.
Mis manos bajaron por su cuerpo, cayendo en sus nalgas, apretándolas. Su chillido de sorpresa alimentó mi alma y me emocionó aún mas, por lo que no dudé en liberar mi pene de mis pantalones. Pude ver su resistencia y oposición, pero el placer que le estaban dando mis manos la hacían dudar. Ella misma sentía mucha vergüenza, pero también excitación a este punto.
Sin esperar a que ella pudiera decidirse, empujé mis caderas, abriéndome paso en su cálido interior. Gimió con fuerza, abrazándome con brazos y piernas, aceptando que tendría que soportar como jugaba con ella mientras alguien miraba. Aunque esto no significaba que no estuviera disfrutando el movimiento de mis caderas, como nuestras carnes chocaban y frotaban entre sí y de los fluidos que se fusionaban. Para poder soportar esto mas fácil, me besó, esperando que si se metía mas de lleno podría ignorar los ojos que la miraban.
Lavander estaba roja, pero de la emoción. No creyó que el día de hoy las cosas podían ir aún mejor. Yo había liberado su prohibición de forma temporal, por lo que sus dedos podían frotar su botón de placer con ferocidad sin problema. Ver como me introducía continuamente y escuchar ese sonido tan lascivo, junto con los jadeos de ambos... se estaba por venir en cualquier instante.
Y así fue, apenas Penélope estaba empezando a dejarse llevar, no contiendo sus gemidos, un gemido mucho mas fuerte se escuchó. Girando nuestras cabezas, vimos a Lavender desplomarse al suelo, empapando su ropa con la sonrisa más radiante pintada en su rostro.
Aunque nuestra atención estaba en ella, no me detuve y Penélope pronto ignoró a la niña, apretándose con fuerza contra mí. El placer se acumulaba, y el sudor corría mientras que nuestros cuerpos chocaban. Mis manos acariciaban su cuerpo, deteniéndose de vez en cuando para apretar sus tetas. Nuestras lenguas no dejaban de entrelazarse, como atándonos el uno al otro. Su vagina se contorsionaba frente a un placer creciente cada vez mas evidente. Sus ojos se desviaron momentáneamente a la niña en el suelo, que había empezado a tocarse una vez mas con los ojos fijos en nosotros, en nuestros genitales unidos y en todo este acto pecaminoso.
Penélope estaba a punto de correrse, pero no quería mostrar esa parte tan vergonzosa, para su desgracia, yo sí. Levanté sus piernas sobre mis hombros, dejando una imagen mucho mas clara de yo entrando en ella y de mi pelvis chocando fuertemente contra sus nalgas.
Lavander, si no estuviera tan débil por un segundo orgasmo reciente y su intensa búsqueda de un tercero, habría querido levantarse del suelo y acercarse para ver de cerca, oliendo mas directamente ese olor tan erótico que había llegado hasta ella. No podía evitar imaginarse estando en el lugar de Penélope, o incluso aún peor/mejor, debajo de ella, teniendo que servirnos a ambos en pleno acto, con su rostro manchado de los fluidos...
"AHHHHHhhhh...!!!" (x2) Dos fuertes gemidos se oyeron cuando ambas chicas parecieron haberse sincronizado.
Yo tampoco pude contenerme mas cuando sentí el interior de Penélope apretándose y dejé que mi carga se libera en su profundidad.
Los tres estábamos sudorosos, y agitados, aunque eso no significaba que no podríamos seguir si queríamos, pero había mas por hacer. Me separé de mi linda Ravenclaw, haciendo que su coño se contorsionara una vez mas y empezara a escurrir el líquido blanco que pintó su interior, cayendo sobre la mesa y luego al suelo.
"¿Y-yo... puedo c-comerme eso...?" Lavander pregunto tartamudeando, mirando mi semen en el suelo y luego fijando su mirada en la fuente de este,el coño de Penélope.
Lavander estaba tratando de levantarse del charco que ella misma provocó queriendo acercarse con su mirada ninfómana. Ante esto, Penélope se asustó y cerró rápidamente las piernas.
"¡No!" Negó rápidamente ante la idea. Tomó parte de su disfraz y comenzó a limpiar el semen que brotaba de su coño sin parar, con miedo de que Lavander siguiera insistiendo y que yo estuviera de acuerdo.
Ante la negativa de Penelope, Lavender desvió su mirada hacia otro lado, hasta que la detuvo mi Pene, cubierto de fluidos. Me miró como si fuera una niña rogando por una paleta. Con una sonrisa, acerqué el pene semiduro a su rostro, provocando que casi se desplomara en el suelo nuevamente al sentir el intenso aroma desde tan cerca.
Finalmente, me di cuenta de que era demasiado para ella. Sin más, me guarde mi arma en mis pantalones, para disgusto de Lavender, quien seguía intentando levantarse mientras se quejaba de que le había arrebatado su "felicidad".
Después de un rato, nos arreglamos lo suficiente como para no llamar la atención y salimos de la habitación. Penelope caminaba avergonzada, golpeándome continuamente en el brazo hasta que llegamos a una zona pública. Yo mantenía una sonrisa satisfecha, mientras Lavender oscilaba entre la emoción y la decepción de no haber probado "su paleta".
...
Mientras mi yo real estaba con Penelope y Lavender, mi clon había tomado el relevo para observar cómo iban las demás chicas.
El grupo de Slytherin estaba reunido, como siempre, formando un pequeño círculo exclusivo. Daphne estaba vestida de Atenea, y le quedaba increíblemente bien, aunque pronto dejó tirado el escudo y la lanza en algún rincón porque eran incómodos de cargar. Tracey llevaba un disfraz de dementor, pero el velo que cubría su rostro la incomodaba, así que prácticamente iba con la cabeza descubierta. Millicent, por su parte, lucía un traje de mago oscuro, bien elaborado y sorprendentemente realista. Quizá su familia, le había proporcionado inspiración de primera mano. Por último, estaba Pansy, vestida como Morgana. Su atuendo llamativo irradiaba un aire dominante, y cada vez que me veía, inflaba el pecho y se exhibía descaradamente, seguramente esperando llamar mi atencion y recibir mis elogios.
No decepcioné a ninguna. Les di opiniones y felicitaciones sobre sus disfraces, incluso a aquellas a las que había ayudado personalmente. Las halagué lo suficiente como para hacerlas sonreír y me quedé un rato con ellas, charlando y chismeando sobre los demás asistentes a la fiesta.
Entre tanto, me encontré con Astoria, quien permanecía tímida no muy lejos, escondida con su vaso de jugo mientras observaba cómo se desarrollaba todo. Llevaba un disfraz de hada, y a diferencia de Lockhart, en ella lucía espectacular. Astoria desprendía un aura de pureza y encanto natural, acentuado por las delicadas alas de su disfraz, que intentaba mostrarme "discretamente"… al menos lo que ella creía que era discreto.
"Tu disfraz también es lindo", dijo, con un rubor evidente en las mejillas.
"Pero no llevo disfraz", respondí, algo extrañado. Y era cierto. A diferencia de mi clon rockero, yo no había escogido un disfraz. Estaba demasiado ocupado organizando la fiesta como para decidirme por uno. Lo importante para mí era ver a las chicas con sus atuendos.
"El disfraz de héroe guapo", replicó Astoria antes de escabullirse rápidamente entre la multitud, claramente avergonzada.
"Interesante…" murmuré, esbozando una sonrisa mientras la veía desaparecer.
Quedaban pocas personas por ver, pero entre ellas estaban dos de las más importantes: Luna y Ginny. Ambas llegaron cuando la música ya había comenzado, y al verlas con sus disfraces, mis emociones se volvieron complejas, por decirlo de alguna manera.
Cuando me acerqué a ellas, ambas me miraron. Luna me recibió con su habitual sonrisa, tranquila y despreocupada, mientras que Ginny... Ginny tenía una expresión difícil de descifrar. Había algo de angustia en sus ojos, como si estuviera atrapada en un conflicto interno. Noté que llevaba varios días así, pero hoy parecía más intenso.
Sobre sus disfraces... bueno, eso era un asunto aparte.
Luna, después de que le presentara cierto animal curioso que le fascinó, decidió disfrazarse de él. Así que sí, apareció vestida como un ajolote, y debo admitir que el disfraz era sorprendentemente bueno. No pude evitar reír cuando los tentáculos de su cabeza se movían de manera independiente. Era tan raro y divertido que me vi acariciándolos, lo que provocó que Luna se estremeciera ligeramente y, como una gatita, frotara su cabeza contra mis manos. Era tan tierna que, si no la considerara ya como una hermana, probablemente querría adoptarla como mascota para alegrar mis días.
Luego estaba Ginny, cuyo atuendo actual no esperaba. Originalmente, habíamos trabajado juntos en un traje de demonio: cuernos, cola, tridente, todo el paquete. No pensé mucho al respecto y creí que sería un disfraz adorable. Pero ella, sin decirme nada, decidió hacer modificaciones por su cuenta.
Lo que llevaba puesto apenas se podía llamar "ropa". Los cuernos y la cola seguían ahí, pero la parte superior no era más que una banda que apenas cubría su pecho apenas desarrollado, y la parte inferior... digamos que podrían llamarse unas bragas por lo pequeño que era. Mi frente palpitaba con una vena sobresaliente, deseando gritarle, pero me contuve. No quería causar un conflicto allí mismo. Aun así, verla vestida de manera tan reveladora, como su hermano mayor, me resultaba incómodo y molesto.
Si estuviéramos solos en la guarida o con nuestro grupo de chicas, incluso hasta lo habríamos tomado con humor, como el frío que debe sentir. Pero ahora, con tantas personas alrededor... quizás fue mi culpa por invitar a los demás, pero aun así, no puedo evitar enojarme o sentirme incómodo al respecto que no podía apreciarlo.
"¿Modificaste tu disfraz?" comenté, esforzándome por mantener un tono neutral.
"Sí. ¿Te gusta?" respondió con una vuelta que mostraba cada detalle. Su tono era tan conflictivo como mis propias emociones.
"¿No tienes frío?"(Red)
"Puedo arreglármelas..."(Ginny)
"La gente te está mirando", añadí, intentando que reconsiderara cubrirse un poco más.
"Es porque soy hermosa. No importa qué lleve puesto, igual me mirarían."(Ginny)
"Touche."(Red)
Entonces, con un tono cansado pero cargado de cierta determinación, me miró a los ojos. "¿Puede este pecador concederle a esta diablesa un baile?"
"Claro", respondí, llevándola a la pista.
Para mi sorpresa, el baile no fue como el de las demás en el lugar. Ginny simplemente se apegó a mí, rodeándome con sus brazos, y comenzó a moverse lentamente, completamente desacompasada de la música tan enérgica que sonaba. Ni siquiera podía llamarse un baile, ya que apenas nos desplazábamos de nuestro lugar.
"¿Qué te pasa?" le pregunté, sintiendo el peso de algo que parecía estar mal. Aunque le prometí hace tiempo no meterme en sus problemas, no podía evitar preocuparme. Aunque, bueno, si la estuve vigilando un rato, pero no parecía estar metida en nada peligroso.
"¿Me quieres?" preguntó en un susurro temeroso.
"Por supuesto."(Red)
"¿Y si hiciera algo malo? ¿Me seguirías queriendo?" Su voz temblaba, y parecía al borde del llanto.
"Bueno, ¿a quién tenemos que matar?" intenté bromear para aliviar la tensión, aunque en mi interior sabía que, si era necesario, lo haría.
"En serio... necesito la verdad. ¿Me seguirías queriendo?"(Ginny)
La miré fijamente, asegurándome de que entendiera la sinceridad en mis palabras. "Sí, Ginny. Te querría pase lo que pase." Hice una pausa antes de añadir, con un intento de humor: "Bueno, si te volvieras loca e intentaras matar a todos, tal vez te encerraría en algún lugar... pero te seguiría queriendo."
"Hmm..." Asintió lentamente, abrazándome con fuerza mientras seguíamos en ese lento vaivén. Finalmente, se separó, pero no sin dejarme una última advertencia.
"Recuerda cumplir tu promesa... o empezaré a vestirme incluso con menos que esto." Con una sonrisa traviesa, se alejó rápidamente hacia donde estaba Luna, perdiéndose entre la multitud.
"¡Ginny!" grité, frustrado, mientras veía cómo desaparecía.
Suspiré, rascándome la cabeza mientras pensaba cómo lidiar con su comportamiento. Quizá enviarla a un convento de monjas no sería tan mala idea después de todo.
Mis pensamientos fueron interrumpidos al ver a Percy salir casi corriendo de la guarida. Su expresión era difícil de ignorar; parecía al borde del llanto.
---///---
2do Capítulo Adicional
patreon.com/Lunariuz