Helena seguía con su tono monótono, pero esta vez era un poco más conversadora de lo habitual. Intercambiamos algunas palabras, nada realmente interesante, solo una charla casual. Así transcurrió el tiempo, hasta que decidí que era momento de comenzar con la cena.
"¿Qué te parece si empezamos con la cena? Preparé algo especialmente para ti" dije, esbozando una sonrisa.
"Te recuerdo que soy incapaz de ingerir alimentos. Pero siéntete libre de comer sin preocuparte por mi presencia" respondió, indiferente.
Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que pudo saborear algo, pero, a pesar de que Helena no podía compartir esa parte fundamental de la cita, ella la estaba disfrutando. Hacía mucho que el mundo no la trataba como algo más que un fantasma, y aunque recibiera respeto en ciertas ocasiones, nadie la había tratado como cuando estaba viva. Esta noche era agradable en ese sentido; incluso su mala experiencia con Tom no se comparaba con el esmero que había puesto en esta ocasión. Ahora se sentía tonta por haber confiado en alguien que ni siquiera había mostrado una fracción de la dedicación que ella estaba experimentando esta noche. Bastaba con que alguien se tomara el tiempo para charlar con ella para hacerla sentir especial y engañarla. Aun en la muerte, podía decepcionar a su madre.
"Oh... jojojo... no estaré solo en esta cena. Cuando dije que preparé algo especialmente para ti, lo decía en serio. Déjame mostrarte mi arduo trabajo" dije, a pesar de que solo había preparado el ritual inicial y luego lo dejé abandonado durante meses.
Saqué una botella de vino espiritual de mi [inventario] y vi cómo sus ojos se posaban sobre ella por un momento, aunque sin muchas expectativas. Eso cambiaría pronto.
"Sabes que tengo la habilidad de permitir que los fantasmas sostengan objetos temporalmente, ¿verdad?" pregunté mientras sacaba dos copas de martini y las llenaba con el vino, dejando ver un vaho espectral que emanaba del líquido.
"Sí, muchos fantasmas lo saben. Myrtle puede ser discreta, pero para un fantasma, atrapar a otro por sorpresa no es difícil. Ella mencionó algo al respecto, pero yo, y otros fantasmas, decidimos no importunarte con eso. Es tentador, pero lo suficientemente limitado como para ignorarlo."
"Bueno, debí haberme esperado eso. Espero que aceptes beber esta copa conmigo" dije, levantando mi copa junto con la suya, que desapareció de mis manos para ser enviada como un regalo.
Helena recibió la notificación, similar a cuando usé el [mensaje] para informarle sobre la ubicación de este lugar. A pesar de tener una idea de lo que estaba pasando, le expliqué nuevamente cómo funcionaba. Ella aceptó el regalo y, en un instante, la copa con el vino apareció en su mano.
Se quedó varios segundos mirando la copa y su propia mano. Aunque había dicho que no era tan tentador, el simple hecho de poder tocar algo después de tanto tiempo provocó emociones muy fuertes. Movía ligeramente la copa, observando cómo el líquido en su interior se balanceaba.
Después de juguetear un rato con la copa, me miró y se dio cuenta de que yo la estaba esperando, con mi copa levantada para hacer un brindis. Sabía que, aunque podía sostener la copa gracias a mi habilidad, no podría hacer mucho más. Myrtle ya les había explicado los límites: si tratara de beber el líquido, simplemente atravesaría su cuerpo espectral. Aun así, decidió seguirme el juego. Aunque no pudiera disfrutar del contenido, al menos podría fingir que, por un momento, no era solo un fantasma.
Ambos acercamos nuestras copas e hicimos un suave brindis, el sonido resonó apenas. Luego, simplemente nos miramos el uno al otro, sin apresurarnos a beber.
"Adelante, dime qué tal está" la animé, insistiendo con una sonrisa.
"Yo no..."(Helena)
"Confía en mí."(Red)
Helena miró su copa y luego mi rostro, notando la expectativa reflejada en mis ojos. Aunque no le veía mucho sentido, al final, no sería ella quien tendría que limpiar el vino del suelo si fallaba, así que decidió seguirme el juego.
Llevó la copa a sus labios, disfrutando por un momento la sensación del contacto. Sin embargo, antes de poder seguir disfrutando, algo más poderoso la abrumó. No creyendo que pudiera realmente beber, dio un trago largo, casi vaciando la copa de un sorbo. Pero las cosas no ocurrieron como esperaba.
El vino no atravesó su cuerpo espectral como había imaginado. En lugar de eso, se disolvió en su ser, extendiéndose como una corriente que la inundaba por completo, provocando sensaciones que no había experimentado en mucho tiempo.
"¡¿Qué?!" exclamó, incrédula, observando su propio cuerpo. Aunque solo por unos segundos, parecía que su brillo y color habían aumentado, volviéndose más intensos.
"Parece que te gustó."
"¿Qué es esto? ¿Cómo es posible que yo...?" dijo, aún asombrada, apurando lo que quedaba en la copa, ansiosa por confirmar si esa sensación había sido real o solo una ilusión.
"Es vino espiritual, un vino que alimenta el espíritu. Es muy beneficioso para muertos vivientes y seres similares. Fue mi primer intento, así que no es de la mejor calidad. Habría requerido mucho más tiempo y muchos sacrificios para perfeccionarlo" expliqué con una sonrisa mientras también bebía de mi copa, concentrándome en los efectos que sentía en mi cuerpo. Después de un rato, negué con la cabeza.
"Eres... un genio" dijo ella, con la copa temblando por la emoción "Lo digo en serio, eres el mago más impresionante de esta época. Has hecho muchas cosas destacables, pero esto..."Parecía completamente abrumada por la experiencia.
"¿Cómo se siente? Para mí es como un líquido más liviano que el agua, casi como aire al entrar, seguido de un leve escalofrío" pregunté, curioso por saber si había diferencias en su percepción.
"Es... difícil de describir. Se siente como si me llenara por completo de energía, como si me revitalizara, aunque sea solo por un instante. Incluso... podría decir que me siento más... ¿consistente? No sé cómo explicarlo" respondió, aún maravillada.
"Se supone que debe fortalecer el espíritu, así que decir que te sientes más consistente puede que no esté lejos de la verdad. Aunque no estoy seguro de cómo se mide la fortaleza de un fantasma. Como mencioné, este vino es de baja calidad debido a la dificultad de producirlo, pero tal vez, si lo consumes con regularidad o logramos hacer uno de mejor calidad, podríamos ver cambios más notables" reflexioné, llevándome la mano a la barbilla antes de dejar la idea a un lado. Tomé la botella y sonreí "¿Te sirvo un poco más, mi bella dama?"
"Por supuesto" respondió, esta vez con una leve sonrisa. La noche estaba convirtiéndose rápidamente en la mejor de su vida como fantasma. No solo era tratada como alguien importante de nuevo, sino que había experimentado placeres que jamás pensó volver a sentir.
Con el vino en nuestras copas, la conversación se volvió mucho más interesante. Aunque el vino no podía embriagarnos, la emoción que Helena sentía al poder beber de nuevo ayudó a crear un ambiente más íntimo. Discutimos una variedad de temas: su vida, su muerte, Hogwarts, mis habilidades, mis proyectos... incluso mi vida amorosa.
"¿Yo también soy uno de tus objetivos?" preguntó, mirando el poco vino que quedaba en la botella. Tal vez por ser la primera vez que lo probaba, poco a poco empezó a sentir que se fortalecía, tal como le había dicho.
"Quizás..."(Red)
"¿Es por mi madre? ¿Porque soy hermosa? ¿Por la fama que te traería? ¿Por ser un fantasma?" preguntó, menos inhibida, con lo que podría describirse como un leve sonrojo fantasmal. Después de beber el vino, ese rubor parecía más visible "Mencionaste que eres como un coleccionista de mujeres... ¿es porque yo añadiría valor a tu colección?"
"Tal vez me estoy emborrachando un poco, hablo demasiado" dije, observando mi copa, consciente de que en la intensidad de la conversación había dicho más de lo que debía "La verdad, no lo sé. Quizás sí, quizás todas esas razones... o más. Solo sabía que te quería conmigo, para mí, solo para mí. A veces no entiendo por qué soy tan codicioso y egoísta, necesito un psicólogo para eso"
"Pero sabes que, además de presumir, no creo que ganes mucho más. Quizás solo que te llamen 'el rarito de los fantasmas'" respondió con una media sonrisa.
"Después de probar el vino, ¿crees que no encontraría la forma de hacer aún más cosas contigo?" pregunté, esbozando una sonrisa pícara.
"Uh..." Helena abrió mucho los ojos, sorprendida. Miró su copa, recordando la sensación que había experimentado después de tanto tiempo "Tienes razón, nada puede detenerte. Ni siquiera la muerte se interpone entre tú y lo que deseas. Bien por ti" levantó su copa en un gesto de reconocimiento.
"No escucho descontento, considerando que serías tú el objetivo de todo esto." (Red)
"Mmmhhh... lo estoy pensando. Fui criada para no entregar mi cuerpo a cualquiera. Mi madre era muy estricta; no me restringía, pero me enseñó a valorarme. Sin embargo... después de tanto tiempo muerta... morí virgen y nunca experimenté el sexo del que todos hablan. He espiado a algunos alumnos por accidente, pero como era algo que nunca tendría, no me interesaba. Ahora parece una posibilidad. Supongo que tanta espera baja los estándares de una chica. Si el sexo es tan placentero como dicen, y si puedes hacerme sentirlo como con este vino... no creo que pueda negarme por mucho tiempo antes de rendirme" dijo sinceramente, su tono aún monótono pero ya sin la indiferencia de antes.
"¿Eso es un 'sí'?"(Red)
"Tal vez... no lo tengo muy claro aún. Creo que quiero, pero también me preocupa. A pesar de estar muerta, el pensamiento me hace sentir vergüenza, lo cual es curioso, porque creía haber perdido toda vergüenza hace mucho tiempo."(Helena)
"No está mal sentir vergüenza. A veces, lo hace todo más interesante. No te culpes por lo que sientes. Si quiero algo de ti, es a la verdadera tú, con todas esas emociones"(Red)
"Gracias. A pesar de que me quieres solo como una posesión, me haces sentir mejor de lo que jamás me sentí antes" dijo Helena con un aire de resignación, pero acompañada de una sonrisa triste. Parecía recordar su existencia fantasmagórica, y lo rápido que aceptó su destino como poco más que un recuerdo de su yo pasado.
Helena, tienes razón. Quizás parte de mí te ve como un trofeo, pero eso no significa que no te daré el amor que mereces. Quiero que seas mía, y aunque tengo muchas mujeres, eso no cambia mi deseo por ti.
"A cualquier otro hombre en tu posición, en el pasado, le habría llamado cerdo por siquiera insinuar que me convirtiera en una amante más" respondió, reflexionando "Pero has demostrado estar por encima de las circunstancias. A pesar de tu deseo egoísta, no creo que haya muchos otros que tengan el derecho de cumplirlo como tú" Pensaba en mis habilidades, conocimientos, logros... como el vino que acababa de probar "Quizás es el vino hablando por mí, pero, dadas mis circunstancias actuales, no me parece un mal destino. Al menos tendría algo que disfrutar, más que solo vagar por este castillo hasta el fin de los tiempos."
"¿Entonces estarías dispuesta a emprender este camino conmigo? No quiero presionarte, pero te diré que no me rendiré contigo. ¿Te interesa escuchar lo que podemos hacer juntos... lo que puedo ofrecerte?"(Red)
"¿Qué ofreces?" preguntó con curiosidad, sintiendo que lo que se estaba negociando podría cambiar su destino para siempre. La intriga sobre lo que era posible la mantenía emocionada.
"¿Qué te parecería aceptar ser mi mujer, pero no en una relación casual que pueda romperse fácilmente? Hablo de algo más permanente. No es que dude de ti, pero, siendo una relación entre un humano y un fantasma, quisiera asegurarme de que no desaparecerás algún día. Estoy pensando en un contrato mágico que nos ate para siempre. Aunque, claro, no planeo dejar a mis otras mujeres, ni a las que deseo conquistar. Es algo que deberías tener en cuenta."(Red)
"¿Y qué gano yo?" respondió en tono negociador, aunque el vino ya había suavizado un poco su resistencia, y tal vez el tiempo haría el resto.
"Tengo métodos para sacarte de tu condición de fantasma" dije, observando cómo una expresión de sorpresa cruzaba su rostro, más intensa que cualquiera que había mostrado hasta ahora "No puedo prometerte que volverás a la vida pronto, al menos no por un largo tiempo. Pero podría ofrecerte más de lo que tienes ahora: la capacidad de interactuar con objetos sin mi intervención, como lo haces ahora con la copa; nutrirte de energía, aunque no de la misma forma que lo hacen los vivos; experimentar emociones más vívidas, más fuertes que en tu estado actual. Y, por supuesto, hacer eso que no pudiste lograr en vida..." dije, arqueando las cejas con una insinuación clara.
Helena permaneció en silencio por un momento, sin expresar sus pensamientos de forma tan directa como antes. Sin embargo, cada promesa parecía provocar pequeñas reacciones, pequeños gestos que dejaban entrever cómo todo aquello la afectaba. Cuando dejé de hablar, levantó la cabeza, cerrando los ojos como si estuviera sumida en una profunda reflexión, atrapada en su mente. Pasó al menos un minuto entero antes de abrir los ojos nuevamente, mirándome con una intensidad que me hizo pensar que podría lanzarse sobre mí como una serpiente venenosa.
"Acepto" dijo, con una firmeza y seguridad en su voz que me dejaron casi sin palabras.
...
Yo, siempre teatral, aparté la mesa y las sillas, dejándonos a ambos en el centro de la habitación. Me arrodillé mientras ella flotaba en el aire frente a mí. Extendió su mano, y yo la atravesé con la mía, iniciando nuestro [Pacto de sangre].
Comencé a hablar con una voz firme, pero intenté que fuera lo más amorosa y digna posible.
"Prometo amarte desde ahora y para siempre, sin posibilidad de dejar de hacerlo. Y si algún día mi amor por ti mengua, que nunca baje de lo que siento hoy con este juramento..."(Red)
Inicié con mi parte del trato, ofreciéndole el amor que siempre había deseado, uno de sus grandes arrepentiminetos, especialmente después de haber sido asesinada por quien decía amarla y traicionada por otro hombre que nunca lo hizo. Mis palabras intentaban llenar ese vacío en su existencia.
Pronuncié varias promesas más sobre mi compromiso antes de continuar con las condiciones para ella.
"Y que nunca dejes de amarme. Que no puedas amar a nadie más que a mí, y que si surgen sentimientos más allá de la amistad o el afecto familiar por otra persona, desaparezcan al instante, impidiéndote sentir amor romántico por alguien más..."(Red)
Helena no dijo una palabra mientras hablaba, ni de acuerdo ni en desacuerdo; solo me observaba con una mirada penetrante. A medida que mis palabras y condiciones avanzaban, sentía cómo mis reservas de magia de sangre se vaciaban rápidamente. Tuve que reponerlas, deshaciendo casi todos mis clones y utilizando a los que quedaban para absorber energía de otros seres o consumir comida.
"Y que nunca me traiciones. Déjame tener tu corazón y tu lealtad eternamente."(Red)
Para este punto, el cuerpo plateado de Helena ya había sido invadido completamente por la magia de sangre, teñido de un rojo profundo. Ya no podía distinguirse ningún rasgo de ella más que ese color intenso que parecía consumirla.
"¿Aceptas?" pregunté, sintiendo un nudo en el estómago. No sabía si aceptaría. El pacto me favorecía bastante y no era tan justo con ella. El sudor recorría mi frente mientras pensaba en lo que estaba en juego, temiendo haber llegado tan lejos solo para perderlo todo.
"Acepto" pronunció con calma, haciendo que el rojo intenso en su interior desapareciera en un instante, fusionándose con su ser. Y allí estaba Helena nuevamente, mirándome, aunque esta vez con una mirada un poco más afectuosa y tranquila que antes.
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2do Capitulo adicional
Quiero expresar mi agradecimiento a Kamikaze por su generosa donación. A partir de este momento, creo que dejaré de mencionar las donaciones, no porque sea desagradecido, sino porque temo olvidar a alguien en el futuro. Prefiero evitarlo y centrarme en la historia.