Chereads / Harry Potter: Red Weasley El Extraño Mago Rojo / Chapter 173 - 169) La Piedra Filosofal(parte 4)

Chapter 173 - 169) La Piedra Filosofal(parte 4)

Podía ver en la expresión de Harry que estaba preocupado por esta sala; según él, Snape era quien estaba detrás de todo esto y esta sala podía ser una trampa mortal. Ignorando al niño, vi cómo Hermione avanzó y tomó el pergamino que se encontraba junto a las botellas sin miedo.

"El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás; dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres, una entre nosotras siete te dejará adelantarte, otra llevará al que lo beba para atrás, dos contienen solo vino de ortiga, tres son mortales, esperando escondidos en la fila. Elige, a menos que quieras quedarte para siempre, para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves: Primera, por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga; Segunda, son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga; Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior; Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes." Hermione leyó en voz alta para luego dejar escapar un gran suspiro de alivio y luego sonreír, hasta podría decir que estaba mirándome a los ojos con cierta confianza.

"¿Es tu momento de brillar?" Le pregunté mientras me cruzaba de brazos. Era lindo verla feliz, sabia que ella estaba sintiendo que no hacía nada y ahora encontró algo que aportar a esta travesía.

"Jeje, sí..." respondió algo avergonzada por mi mirada. Recordó lo que le dije de que todos tenían su momento y se sintió alegre de que llegara el suyo y poder demostrar sus capacidades y no ser una carga. "Esto no es magia… es lógica… es un acertijo. Muchos de los más grandes magos no han tenido una gota de lógica y se quedarían aquí para siempre", afirmó como si fuera una realidad absoluta. Era medianamente cierto, pero solo para ciertos grupos de magos; otros no tendrían problemas con esto, pero no le quitaría su ilusión.

"Bien, entonces, Hermione, yo te elijo, resuélvelo". Señalé mi dedo hacia adelante e hice mi pose de entrenador Pokémon.

"Dame un minuto". Hermione decidió ignorar mi estupidez normal y se puso a trabajar con determinación. Leyó el papel varias veces. Luego paseó de un lado al otro de la fila de botellas, murmurando y señalándolas. Al final, se golpeó las manos. "Lo tengo. La más pequeña nos llevará por el fuego negro, hacia la Piedra, y esa redonda al final de la fila nos dejará regresar".

"Lo hiciste bien", le dije y me acerqué a ella para darle un abrazo. Ella se avergonzó por esto, pero se sentía bien ser elogiada y me dejó hacerlo a pesar de saber que solo estaba aprovechándome de la situación.

"Gracias... pero hay un problema, esa poción solo serviría para una persona", explicó Hermione, tratando de liberarse de mis manos.

"Entonces iré yo", dijo Harry agarrando la poción pequeña.

"Espera, Harry". Lo detuve.

"No, esto es algo que tengo que hacer", dijo con determinación, aunque sabía que no era el más poderoso del grupo. Algo le decía que esto era su obligación y como Gryffindor, seguía sus corazonadas más que su sentido de autopreservación. "Gracias por todo, pero..."

"No planeo detenerte", lo interrumpí en su discurso. "Pero tampoco irás solo", dije sacando de mi inventario algunos frascos.

"¿Esos son...?" Dijo Hermione mirando lo que tenía en mis manos.

"Sí, pociones de protección contra las llamas, lo mismo que tiene Harry en sus manos".

Les expliqué mientras el resto de mis clones también bebían del grupo de pociones preparadas de antemano, guardadas en el inventario. Sé que es un desperdicio de recursos y en vez de eso podría simplemente crear mis clones una vez yo pasase, pero no quería arriesgarme; si las cosas iban bien, valdría la pena.

"Mira, Harry, no planeo detenerte. Puedes ir a enfrentar a Snape, Voldemort o al hada de los dientes si así lo quieres. Pero yo te seguiré en secreto y te cubriré la espalda, o quisas mejor dicho, tú cubrirás la mía" Le di unas palmaditas a Harry en señal de confianza, aunque también decidí apurarlo "Vamos, Harry, debemos ir."

"Si, gracias Red." Harry asintió sin planear oponerse, aunque eso podría deberse a mi expresión de 'no tienes opción'. De hecho, se sentía más tranquilo de no ir solo, especialmente con alguien que sabía era más capaz que él. Aunque también sentía miedo, consideraba su responsabilidad detener a Voldemort, ya que lo derrotó una vez y era el asesino de sus padres.

"Bien, prepárate. Vamos a ir. Recuerda, vas a entrar 'solo', y yo no te voy a seguir en secreto". Le guiñé el ojo de manera muy marcada. "¿Entendido?"

"Sí". Harry asintió, mirando la poción en su mano y preparándose para tomarla, tratando de reunir todo el coraje que le quedaba para enfrentarse a lo que tenía delante.

"Hmm... ¿Red?"(Hermione)

"¿Sí?"(Red)

"¿Y mi poción?" Preguntó con cierto nerviosismo evidente.

"Lo siento, Hermione, pero no te dejaré acompañarnos."Negué con la cabeza.

"Pero..." Quiso cuestionar, aunque tenía miedo, eso no significaba que se retiraría si no tuviera otra opción. Estaba siendo estupidamente valiente.

"Herimione, no. Esto es muy peligroso" Volvi a rechazar, considerando si intensificar mas esto.

"Por eso debo ir, para ayudar, como ahora." (Hermione)

"No es lo mismo. Vamos a hacer algo estúpidamente mortal. Yo voy porque tengo las mejores posibilidades y alguien tiene que hacerlo. Dejo ir a Harry porque tiene los huevos bien puestos y a pesar de saber que inevitablemente morirá en manos de un profesor que ya intentó matarlo o incluso quizás en manos de la misma persona que mató a sus padres, no teme sacrificarse." Señale a Harry mientras ponía mis expresión mas intensa.

"¿Qué...?" Preguntó Harry poniéndose pálido.

"Hermione, esto es una misión suicida" Suspiré con desgana "Harry será la carnada, dará su vida para darme la oportunidad de asestar un golpe mortal a nuestro enemigo mientras es asesinado. E incluso eso tiene pocas posibilidades de funcionar. Podría no servir de nada y ser asesinado al segundo siguiente... incluso si consigo dañarle, lo más probable es que en sus últimos momentos de vida me ataque y..." hice un pausa dramatica "no importa, solo tienes que saber que ya hiciste suficiente, ahora es nuestro turno."

"...p-p-per-ro..." Hermione empezó a tartamudear al entender cuál era el plan que teníamos. Ella nunca pensó en lo que pasaría cuando llegáramos al final, pero la imagen que le mostraba era una para la que no estaba preparada. Harry estaba igual; ni siquiera podía decir una palabra, como decirle a Hermione que se fuera, tal como ocurría en la historia original. Estaba aterrado, una cosa era la posibilidad de morir, la otra es que te lo digan a la cara.

"Te diría que te tomaras la otra poción y te fueras, pero lo mejor es que te escondas en esta habitación. Si llegamos a fallar y el mago oscuro sale de allí, tomará esta poción y se irá. Si Ron no logró terminar el juego de ajedrez o falló, estarás atrapada y condenada. Pueden matar a mi hermano, pero no pueden acabar contigo, ¿entendiste? Toma la capa de Harry y esto." Dije mientras le quitaba la capa a Harry al mismo tiempo que sacaba de mi inventario varios elementos, desde pociones y comida hasta algunos artículos encantados. "Usa todo esto cuando cruzemos y escóndete. Hazlo lo mejor que puedas para que nuestro sacrificio no sea en vano."

"Rrrred..." Miró las cosas en sus manos, empezando a temblar evidentemente.

"Y una cosa más. Si fallamos, Voldemort volverá y no será seguro para ti." Tomé su rostro con mis manos y la hice mirar a mis ojos, diciendo seriamente: "Ni bien salgas de aquí, busca a Elise. Ella te guiará a un lugar en el bosque donde enterramos una gran cantidad de tesoros. Tómalos todos y úsalos para llevarte a tus padres y a ti lejos de Inglaterra y Europa en general. Ve a China, América del Sur, Rusia, hasta la Antártida si es necesario." Mi tono de voz se quebraba poco a poco. "Japón tampoco estaría mal; allí tienen una escuela de magia llamada Mahoutokoro donde quizás podrías brillar. Te costará al principio por el problema del idioma, pero creo que lo conseguirás. También llévate a mi hermana y su amiga contigo y diles que las quiero..."

"N-noooo..." Hermione empezó a llorar en mis manos, dejando caer las cosas que le di.

"¡NO LLORES!" Le grité, interrumpiéndola. Incluso pensé en abofetearla para mostrar seriedad, pero sería demasiado "No es momento de llorar; eres una leona, valiente, salvaje e invencible. ¿Entendiste?"

*gimoteo*

"¡¿ENTENDISTE?!, ¡No puedes fallarme ahora, Hermione! Es cuando más te necesito."(Red)

*gimoteo*

"¡¿Entendiste?!" Volví a preguntar.

"Ghsihh..." Lloró.

"Bien, una última cosa. Dale esta carta a Dumbledore si tienes la oportunidad." Dije metiendo la carta directamente en su ropa. "Ahora usa lo que te di y no me decepciones."

Hermione se agachó aun sin poder detener sus lágrimas, recogiendo torpemente sus cosas. En su vida había pensado que terminaría en una situación así, ni siquiera cuando decidieron embarcarse en esta misión lo había considerado tan seriamente como ahora y que esto sucedería. La niña estaba al límite después de unas pocas palabras y un golpe de cruda y cruel realidad.

Sabía que estaba mal, pues no tenía planes de fallar, pero era algo que tenía que hacer para aprovechar al máximo esta situación. Ahora era momento de terminar; este discurso tomó más tiempo del que esperaba, pero esperaba que tuviera sus frutos.

"Red..." Hermione me llamó antes de que terminara de voltearme.

Me giré para mirarla y ella saltó sobre mí para abrazarme y tratar de besarme. Tenía sus dificultades y lo máximo que llegó fue a apoyar sus labios contra los míos con tanta fuerza que debió haberse lastimado con sus propios dientes. Tal como debía hacerse, también la rodeé con mis manos y puse de mi parte para este beso accidentado. Ella no quería soltarme, como si pensara que si seguíamos besándonos para siempre, nada de lo que dije tendría que pasar, pero tuve que separarla de mí.

"Yo también te amo, Hermione." Respondí, aunque ella no dijo nada, lo tomaré como si quisiera decir eso.

"¡Vuelve, no me dejes sola, soy tu novia, no quiero enviudar, así que vuelve!" Dijo muy rápidamente, al igual que cuando nos conocimos, parecía ansiosa y desesperada por decir esas palabras, esperando que le prometiera que todo estaría bien.

"Primero debemos casarnos para enviudar." Me reí acariciando su cabello. "Y entre los dos, yo soy el que espera con más ansias la vida de novios entre nosotros."

"¡Entonces vuelve!"(Hermione)

"Si vuelvo, me aseguraré de que estemos juntos para siempre." Le acaricié la cabeza y la dejé.

Ni siquiera miré si recogió lo que le di, simplemente me acerqué a Harry cuyas piernas tambaleaban y parecía que se iba a desmayar o vomitar en cualquier momento. Las palabras que usé para asustar a Hermione también lo golpearon a él, pero no me importaba. Estando a su lado, empecé a empujarlo con mi mano al mismo tiempo que le infundía coraje con mi poder para evitar que se generaran contratiempos debido a la cobardía de último minuto.

Desde el lugar donde estábamos hasta el umbral en llamas me dio tiempo suficiente para recomponer a Harry y que volviera a tener una mirada decidida. Lo vi tomar la poción y yo hice lo mismo al mismo tiempo que me cubría con una capa de sangre invisible. Miré hacia atrás y allí estaba Hermione temblando y había vuelto a llorar mientras recogía las cosas de forma casi inconsciente.

"Harry, recuerda, actúa como si estuvieras solo. Yo no estoy contigo y atacaré de sorpresa. No te preocupes, te protegeré y no morirás, no sin antes caer yo primero, así que ve con confianza." Le di unas últimas palabras de aliento mientras cruzábamos el umbral.

Para evitar que se notaran el comportamiento extraño de las llamas, hice que mis clones y yo entráramos al mismo tiempo que Harry y los demás clones que quedaron, entraran detrás de él para cubrir el movimiento de las llamas. Aquellos que no pudieron pasar serían deshechos y rehechos a máxima velocidad en el momento adecuado.

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