Pasaron los días muy tranquilos, ya que desde el día del incidente, Axel ni siquiera hablaba a Amanda. Pronto llegó el día del festival de otoño, que ese año les había tocado prepararlo a los Dagma. Amanda se puso su mejor ropa; unos pantalones negros, una camiseta plateada con lentejuelas y unas botas negras de estilo militar. Se había echado espuma en el pelo y se había dejado la melena suelta, se veía espectacular con sus perfectos rizos negros tan brillantes y definidos.
Salió de la habitación y justo en su puerta, se encontró a Sebas, quién estaba esperándola. Estaba muy guapo vestido con unos pantalones negros y una camiseta blanca con detalles en negro. Salieron de la hermandad y se dirigieron los dos juntos a la sala de ceremonias. Los árboles de Scanya apenas tenían hojas, la mayoría de ellas estaban secas en el suelo, el otoño pronto terminaría y dejaría paso al invierno. La sala de ceremonias era el mismo lugar en el que se realizaba la ceremonia de inicio para los nuevos alumnos de Scanya, pero habían puesto decoración de la hermandad Dagma, había figuras de animales por todo el lugar y muchos tipos de armas decorativas. El escenario era mucho más grande de lo que Amanda recordaba.
Sebas y Amanda se sentaron junto al resto de alumnos en los asientos de piedra, iba a empezar el festival de los Dagma. Se apagaron las luces del lugar, tan sólo dejaron unas luces de un color anaranjado. Empezó a sonar una música, sonaban varios instrumentos de cuerda y de percusión, era como la música nórdica, Amanda la había escuchado en sus series favoritas de televisión, le encantaban las películas y series de vikingos. De repente, apareció sobre el escenario uno de los alumnos Dagma de último curso, llevaba entre sus manos una especie de cuerno grande, se lo puso en la boca y lo hizo sonar. Aparecieron varios alumnos más, cada alumno llevaba en sus manos una espada, se pusieron por parejas y empezaron a pelear con sus espadas al ritmo de la música. Chocaban las espadas con cada golpe de tambor, era increíble cómo podían seguir el ritmo con tanta perfección, a Amanda le parecía estar viendo un combate medieval. Al gritó de ¡Dagma! las espadas se prendieron fuego de repente, los alumnos seguían chocando las espadas y la música cada vez se escuchaba más rápida y tenía un sonido cada vez más oscuro. A Amanda le preocupaba que con esa rapidez a alguno de los alumnos se le escapara la espada y se hicieran daño, pero no, estaba ante impecables espadachines bien entrenados.
Cuando terminó esa parte del espectáculo, encendieron las luces y aparecieron varios alumnos con muchos animales de los que vivían en la hermandad Dagma. Había animales increíbles; unos pájaros cubiertos de fuego, a los que sólo podías tocar si ellos lo permitían, porque podían quemar cuando ellos deseaban. Trajeron un recipiente transparente muy grande, lleno de agua y dentro había unos animales que parecían pájaros porque tenían pico y alas, pero tenían todo su cuerpo cubierto de escamas, podían estar buceando dentro del agua pero, al salir del agua, su cuerpo cambiaba y las escamas se sustituían por plumas y podían estar volando por el cielo. También había unos pájaros con un plumaje muy colorido que cambiaban de color a su antojo, que Amanda reconoció como las aves Dagma descubiertas por su orgulloso profesor Arturo. Mostraron gran cantidad de animales de diferentes especies, cada uno de ellos tenía una habilidad especial, era un espectáculo increíble verlos.
La última parte del festival, consistía en una pelea entre el director Dagma y un gran león con un aspecto muy feroz. Apareció Arturo sobre el escenario sin camiseta, mostrando su esbelto y musculoso cuerpo, en el que asomaban varias cicatrices, y llevaba unas líneas negras dibujadas en la cara, que le recorrían desde encima de las cejas hasta llegar casi a la altura de la boca. El león y Arturo se enzarzaron en una ardua batalla cuerpo a cuerpo que sólo terminaría con un único ganador. Finalmente, el león salió victorioso, terminó encima de Arturo lamiéndole la cara y este, acariciando el pelaje del león entre risas. Claramente era todo un montaje, ya que Arturo amaba a sus animales, y ellos, lo adoraban también a él. Todos los alumnos y maestros aplaudieron enérgicamente tras el final del espectáculo, a todos les había encantado.
Después, todos los alumnos se tuvieron que levantar, ya que los asientos de piedra sobre los que se habían sentado empezaron a descender lentamente hasta fusionarse con el suelo del lugar, para así dejar paso a una gran pista de baile. Pusieron música moderna, luces de colores y aparecieron a los lados unas mesas con comida y bebida para todos. Todos comieron, bebieron y bailaron animadamente, era una gran fiesta y el festival había sido todo un éxito.
Amanda bailó con Sebas, nadie se acercaba a ellos, pero no les importaba, ellos eran felices porque se tenían el uno al otro, no necesitaban a nadie más.
Amanda vio a Peter bailar con una chica muy hermosa, era alta y delgada, con una melena larga y rubia preciosa y unos grandes ojos azules. Ella pensó que seguramente sería la novia de Peter, así que no pudo evitar ponerse muy celosa. Eso le supuso una gran decepción, ya que a Amanda no se le había ocurrido que un chico tan atractivo como Peter pudiera tener novia, pero claramente se había equivocado. Eso hizo que a Amanda se le amargara un poco la noche, pero intento no pensar en ello y disfrutar todo lo que pudo de la fiesta.
Sebas y Amanda salieron a tomar un poco el aire y se encontraron a Axel y a Mary. En cuanto vieron a Amanda, Mary empezó a besar a Axel apasionadamente, estaba claro que Mary quería marcar su territorio para dejarle claro a Amanda que Axel era sólo suyo y de nadie más.
Se alejaron de ellos hasta llegar a la orilla del lago Senn, se veía muy bonito con la luz de la luna reflejada en sus aguas. En ese momento, se acercó Lucas. Iba vestido enteramente de negro y su gran cresta la llevaba teñida de color rojo, llamaba bastante la atención.
— ¡Qué tenemos aquí!— dijo Lucas en tono de burla— ¡Cravan y la Yuna, hacéis buena pareja!
— ¡Lárgate de aquí Lucas y déjanos en paz!— le dijo Amanda muy seria.
— ¡Oh, siento haberos interrumpido!— prosiguió burlándose— Será mejor que me vaya, el olor a cobarde me produce náuseas...
— ¡Basta ya!— gritó Sebas encarándose con Lucas—. ¿Es que no te parece que he tenido suficiente ya? Estoy harto de ti, de cómo me tratas… ¿Crees que no me arrepiento de lo que ocurrió aquel día?
— ¡Yo si que me arrepiento de haber confiado en ti ese día! ¡Todos lo hicimos y tú nos fallaste!
— Lo sé y jamás dejaré de sentirme culpable… Yo no estaba preparado y lo sabia, pero tú ibas a ir y tenía miedo de que te pasara algo, por eso fui, sólo quería protegerte. Ya sabes por qué…— dijo Sebas entre lágrimas.
— ¡Déjalo Cravan! No quiero escucharte más…— dijo Lucas a la vez que se alejaba de ellos.
— Lucas…no volverás a oírlo, te lo prometo, lo que sentía por ti ha cambiado. No vuelvas a acercarte a mí nunca más…
Lucas se fue sin decir nada ni mirar atrás. Sebas lo miró alejarse, se secó las lágrimas y se sentó en la orilla del lago Senn. Amanda se sentó a su lado y estuvieron un buen rato sin decir nada, solo mirando el lago, cada uno centrado en sus propios pensamientos.
— Sebas…—dijo Amanda al cabo de un rato— puedes contarme lo que quieras, soy tu amiga ¿Lo sabes verdad?
— Esta bien, se que puedo confiar en ti… ¿Recuerdas la pandemia del año pasado?
— Si, claro que la recuerdo— dijo Amanda recordando la tragedia del año anterior— Aquel virus… fue horrible, tantas muertes que hubo…¿Por qué me lo preguntas?
— No fue un simple virus… Fueron los miembros de la Orden de los Siniestros, asaltaron un laboratorio y robaron todo el material de aquel lugar. Ellos crearon un virus letal mezclando todos los virus que pudieron y con ayuda de la magia hicieron que mucha gente se infectara y muriera…
— ¿Qué? ¡Yo no sabia nada de eso! — dijo Amanda muy sorprendida por la revelación de Sebas— Jamás me contaban nada que tuviera que ver con sus planes…¿Por qué harían algo así?
— Al parecer, la Orden lo que quiere es gobernar el mundo y querían hacer una especie de "limpieza", acabar con los débiles y que sólo quedasen en pie los más fuertes…
— Eso es horrible, Sebas…
— El año pasado, los agentes de las fuerzas mágicas descubrieron desde donde transmitía el virus la Orden, fueron a por ellos y hubo una gran batalla. Pidieron ayuda a Scanya y la academia les envío alumnos de último curso. Las Senn no daban abasto, había mucha gente enferma a la que curar, así que fueron las Senn de los cursos inferiores, incluido las de primero. Pidieron voluntarios para acompañarlas, ya que se distribuyeron de dos en dos para ir a más sitios así que no podían ir solas, y varios alumnos, entre ellos Lucas, se ofrecieron para escoltarlas. Yo también me presenté voluntario, no quería que Lucas fuera solo, tenía mucho miedo de que le hicieran daño— dijo Sebas con tristeza—. Por el camino, nos topamos con varios miembros de la orden y nos atacaron. Ese día descubrí por qué se hacen llamar "Siniestros", dan mucho miedo, eran muy despiadados y se notaba que tenían mucha sed de sangre, estaban locos todos ellos. Yo tuve miedo y me escondí, fui incapaz de ayudar a nadie, estuvieron a punto de morir por mi culpa…
— ¡Oh, Sebas! No fue culpa tuya…¿Cómo se les ocurrió enviar a alumnos de primer curso sin apenas formación? No lo entiendo…
— Porque no había nadie más, era una situación desesperada, además yo quise ir, insistí para que me dejaran ir… Hirieron a las dos Senn y, si no fuera porque Arturo vino en nuestra búsqueda y él nos salvó, hubiéramos muerto todos. Además, a él también le hirieron por mi culpa, vinieron a atacarme y Arturo se puso en medio, por evitar que a mí me hicieran daño, fue él quien acabó herido. Lucas admira mucho al director Dagma, para él, Arturo siempre ha sido su referente, por eso me odia tanto… Por eso me fui de Scanya, sentía una gran vergüenza por haber sido un cobarde, no sabía cómo podría mirarles a la cara a todos ellos…
— Sebas, no estabas preparado para luchar, no te sientas mal por ello. Si no les hubieras acompañado, el resultado habría sido prácticamente el mismo— dijo Amanda sujetando la cara de Sebas y mirándole a los ojos—. No eres un cobarde, yo creo que eres muy valiente, cualquiera no sería capaz de expresar sus sentimientos cómo has hecho tú antes frente a Lucas, además tú siempre me has defendido, eso no lo hace un cobarde. Deja de culparte Sebas, no seas tan duro contigo ni permitas que los demás lo sean…
— ¡Tienes razón, no puedo seguir así! Gracias Amanda, por escucharme y estar siempre ahí. Nadie sabe lo afortunado que soy de tenerte…— dijo Sebas abrazando a su amiga y ella le devolvió el abrazo también.
Finalmente, decidieron los dos volver a la fiesta. Estaban decididos a divertirse sin importar todo lo demás. El resto de la noche disfrutaron como nunca, ni Amanda pensó en Peter, ni Sebas pensó en Lucas. Esa era su noche, de nadie más.
Ese sería el último día tranquilo de Amanda en Scanya, después tendría que concentrarse y empezar a buscar los libros del poder que le reclamaba la orden, sino podría tener serios problemas con Hesme y no le convenía enfadarla ya que, por venganza, ella sería capaz de hacer cualquier cosa.