En lo más recóndito del condado de Cornwall, Inglaterra, se ubica un pueblo perdido en el tiempo.
Estamos hablando de Saint Town.
En este pueblo atemporal, sus habitantes tienen actitudes anormales, pero ellos no lo saben.
Por ejemplo, aquí el luto se supera al día siguiente del deceso y si desapareces te dan por muerto tres días después.
El contexto histórico es difuso en este pueblo.
La ropa que usan va de acuerdo con la ola de los cuarenta y los cincuenta del siglo XX, pero los roles de género crean limitantes muy marcados. Los shorts y los pantalones solo son utilizados por los chicos, mientras tanto, las mujeres solo se atreven a usar las faldas y los vestidos.
A pesar de que las personas interactúan, visten y utilizan las tecnologías de los años cincuenta; también reconocen a algunos artistas, programas y tecnologías actuales, aunque con sus limitantes.
En sus televisores a blanco y negro, Beyoncé es una fabulosa cantante que generalmente sale con un vestido hasta las rodillas y Modern Family es un programa familiar progresista en donde una de las familias está integrada por un papá soltero y su inseparable amigo con sobrepeso.
Ellos desconocen los celulares o los smarthphone. Incluso si los conocieran, ellos no comprenden ni saben que es el WiFi y sus computadoras arcaicas definitivamente no pueden procesar tales códigos.
Estas y muchas otras cosas anormales solo suceden el atemporal pueblo de Saint Town.
Siendo un pueblo costero, su fuerte es la pesca. De hecho, en sus tiempos mozos, St. Town era uno de los encargados de abastecer con marisco a la corona británica durante la época victoriana, pero su demanda se congeló luego del deceso de la monarca.
Esto sucedió hace más de cien años y desde entonces, el pueblo nunca ha podido recuperar su gloria en la venta de marisco.
A pesar de todo esto, el pueblo se niega a ser consumido por la innovación y continúa pescando la misma cantidad de mariscos durante el año.
Por consecuente, las personas tienden a consumir mucho marisco a la hora de la comida y, de hecho, el número de restaurantes que sirven esa clase de alimentos es superior a cualquier otro local.
También hay un bosque que abarca la mayor parte del pueblo y, a pesar de que no es su nombre real, los habitantes le llaman "el bosque del lobo". No es que haya lobos en ese lugar, de hecho, nunca nadie ha visto uno en el bosque; sin embargo, a todos les consta que, cuando hay luna llena, los aullidos se hacen escuchar y, durante ciertas temporadas, la mayoría de las personas que entran en él no vuelven a salir.
Además de eso, poseen una laguna que es perfecta para pescar, pero que no es muy frecuentado en la zona. Los únicos que realmente la disfrutan durante las mejores temporadas del año son: la escoria social de St. Town y los estudiantes de preparatoria.
Sin embargo, la laguna es abandonada durante el otoño debido a que salen muchas ranas y sapos y, en el período de invierno, esta se congela creando una pista de patinaje que solo unos cuantos aprovechan.
Asimismo, el pueblo cuenta con una playa que se encuentra exactamente a un lado del bosque. Esta playa es fácil de atravesar en menos de veinte minutos y desde ella se puede vislumbrar el "Risco del muerto", el lugar favorito de los suicidas.
Por otro lado, una de las atracciones más esperadas del año es la feria de verano y primavera.
Aunque llamarla "feria" es muy exagerado, en realidad es muy básica.
La atracción más llamativa que se tiene es la rueda de la fortuna y los demás son solo juegos mecánicos del montón, no obstante, es la época en la que se tiene mayor movimiento económico.
Gracias a estas y algunas otras peculiaridades, nadie dudaría de que St. Town es un pueblo con el potencial para recibir turistas curiosos y morbosos, sin embargo, nunca se ha recibido tal suceso.
Son muy raras las veces que llega o sale gente del pueblo, de hecho, la última vez que alguien se mudó fue hace más de cincuenta años.
Era una mujer viuda y embarazada. Su nombre era Edwina Winter, la abuela de Morgana Winter.
Después de ella, nadie más había entrado o salido del pueblo... hasta la llegada de Los Gardner.
No hay necesidad de utilizar una lupa para darse cuenta de que ambas tienen un alto nivel adquisitivo, pero eso no es lo que los une y ellos lo saben.
Por esa razón, Los Winter y Los Gardner, comienzan un juego de "el gato y el ratón" para descubrir los secretos que oculta la otra, antes de que ellos descubran los suyos... oh hasta que alguien más interrumpa el juego.
Por otro lado, la menor de la familia Winter no tiene interés en conocer los orígenes de la misteriosa familia. Lo que a ella le importa es entrar en los ojos del hijo de la familia Gardner.
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