Ahí frente al muro de los colibríes, esperamos en una sala grande, con sillones verdes lo suficientemente cómodos, diseñados precísamente al parecer, para esperar.
El muro tiene una pintura de cuatro colibríes, el más grande es color azul turquesa, el mediano es verde con el pecho blanco, el que toma néctar de una flor parecida a una rosa, es de color café claro y el más pequeño volando junto a un tulipán, es rosado.
Y frente a ésa pintura tan linda, hay mujeres con la mirada triste, los ojos perdidos, rostros de angustia y temor, mientras otras platican entre ellas sobre sus vidas y sus problemas.
Entre más observo el muro, más me gusta y me parece que los colibríes empiezan a tomar vida y a revolotear entre las flores que les han pintado, aunque eso no nos hace sentirnos más tranquilas a las mujeres que ahí seguimos esperando.
Los colibríes están pintados de tal forma que parece que nos estuvieran observando, uno tiene una mirada curiosa, el verde con blanco parece que en sus ojos hay tristeza, el que toma néctar observa con desconfianza como si alguien lo fuera a atrapar y el más pequeño, el de color rosita, tiene una mirada como de Fe, de esperanza, hasta parece que me cae bien.
Las mujeres que ahí nos encontramos, esperamos y deseamos con toda el alma y desesperación, recibir buenas noticias, que todo está bien, que no hay nada malo en nuestro cuerpo, que hubo un error en los resultados o que finalmente se le ha ganado la batalla al cáncer.
El muro de los colibríes se encuentra en la sala de espera, en una clínica de mama. Y sólo puedes entrar a verlo con invitación, una invitación diseñada sólo para mujeres, pero no para cualquier mujer, es para aquellas que fueron elegidas con características particulares por un mastógrafo, que indicó "algo" irregular.
Creo que empiezo a entender ése muro, creo que en realidad cada colibrí representa el sentir de cada mujer en ésa sala; según se cree, el colibrí representa júbilo, alegría, el poder sanador y de adaptarse ante situaciones adversas, fuerza, tenacidad, la presencia del espíritu de un ser querido y aunque parezca irónico el lugar donde los han pintado, también se dice que es portador de buenas noticias.
Finalmente, algunas de las mujeres que salimos de ahí, lo hacemos con cara de alivio, respirando profundamente, porque los colibríes nos han dado esperanza, nos han entregado buenas noticias.
Todo está bien y somos libres de seguir adelante con nuestras vidas, de abrazar a nuestros seres queridos con un nuevo valor a nuestras vidas.
Cada persona que sufre una enfermedad y se encuentra luchando por sobrevivir, lleva un pequeño colibrí en su interior, fuerte, imparable y guerrero dispuesto a no ceder ni un pedacito del lugar que le pertenece que es su vida.
Hermoso muro de colibríes de bellos colores, salí de ésa sala sin mirar atrás con la sensación de que aún revoloteaban junto a sus flores, volando por toda la sala alrededor de cada mujer susurrando en sus oídos Fe y esperanza.