La vida y la muerte suelen ser caminos muy diferentes, pero a la vez, están conectados.
A lo largo de los años, se cometen múltiples errores, de los cuales un pequeño porcentaje quedan sin remediar.
Personas buenas y malas, al final tienen un único destino, independientemente de los actos que hayan cometido a lo largo del tiempo.
Por eso, lo que Wu Xinyi volvió a ver, fue el vasto cielo azul junto a los múltiples rayos del sol.
Wu Xinyi parpadeó confuso, mientras un fuerte dolor de cabeza lo acompañaba. Pronto, se dio cuenta de que seguía vivo.
"¿Qué mierda?" escupió al aire. Después, observó sus alrededores, y descubrió que estaba en medio de un bosque que no reconocía en lo absoluto.
En lo profundo de la confusión, cayó en la cuenta de que...
"Oh, ¿así que he renacido? Parece que no soy tan malo después de todo. Aún puedo sentir como esos idiotas acababan conmigo"
La mirada de Yang Yijun. ¿Lo que vio en sus ojos fue pena? Lo que vio en los ojos de aquellos hombres... ¿También eran sentimientos complicados?
Wu Xinyi no era estúpido, sabía que había hecho tantas cosas mal, que fue un tirano y una persona despreciable. De hecho, debería de haber estado muerto desde hace siglos.
Lo increíble, es que la gente fiel permaneció a su lado, y los que lo odiaron, lo hicieron para siempre.
Con un poco de esfuerzo, el antiguo líder tirano se levantó. Cada rincón de su cuerpo dolía, como si tuviera cien años añadidos encima. Se fijó en la ropa que llevaba, y enseguida frunció el ceño. Sus manos sujetaron el borde de su andrajosa camisa llena de parches. Los pantalones tampoco habían tenido una mejor suerte.
Una auténtica y absoluta basura.
Wu Xinyi estaba acostumbrado a llevar lujosas ropas, a dormir en costosas camas, y a tener comida de la máxima calidad posible. Nació siendo de una familia adinerada, como también murió teniendo una gran fortuna.
Ahora, ¿su renacimiento lo había llevado de vuelta al pasado? ¿Aún podría seguir su destino para volver a convertirse en líder?
Y sobretodo... ¿Podría evitar que Yang Yijun lo traicionara?
De solo pensar en él, una ira inmensa lo invadía. Pues la compasión no lograba ablandar su oscuro corazón.
Wu Xinyi se lamentó de haberlo ayudado en la anterior vida. Un gran error que no estaría dispuesto a volver a cometer.
Descartando sus pensamientos sobre ese discípulo ingrato, Wu Xinyi comenzó a caminar sin rumbo fijo. No sabía dónde estaba así que eso era lo primero que tenía que averiguar.
Pero la realidad fue, que hasta que no cayó el sol, Wu Xinyi no vislumbró las primeras casas.
"Aquel es..."
Wu Xinyi ni siquiera pudo terminar la frase, cuando una ruidosa voz lo llamó a lo lejos.
"¡Hermano!"
Un hombre de una altura considerable, fue corriendo hacia él. Wu Xinyi tuvo un mal presentimiento, incluso su expresión cambió sutilmente. Dio unos cuantos pasos atrás, pero fue imposible escapar de esas dichosas garras.
"¿Donde estabas? ¿Que has estado haciendo? ¡Espero que no te hayas metido en problemas nuevamente!" habló con rapidez sin siquiera respirar.
Por supuesto, no era otro que su hermano menor, Wu Meng.
Wu Xinyi puso los ojos en blanco, ignorando la avalancha de preguntas. Después de todo, aún se encontraba algo aturdido tras su renacimiento.
"¡Pero contéstame! ¡Hermano!" Wu Meng sujetó sus hombros, moviéndolo de un lado a otro.
"¿Que quieres que te conteste?"
Una sonrisa apareció en el rostro de Wu Meng.
"Ah, tan agradable como siempre. Regresemos a casa, te he preparado tu plato favorito"
En contra de su voluntad, Wu Xinyi fue arrastrado por las estrechas calles de aquel pueblo. Las voces de las personas se mezclaban, ruidosas y llenas de conversaciones sin sentido. El estado de aquellas calles era pésimo, indicando el pobre nivel de vida que allí llevaban.
Antes de que pudiera pensar en algo más, los paso de Wu Meng se detuvieron.
"Espera. ¿Esta es nuestra casa?" Wu Xinyi sentía que le faltaba el aire.
Wu Meng se echó a reír. "Claro. Estás muy gracioso hoy"
La verdad era, que Wu Xinyi no bromeó en ningún momento. Y cuando entraron, a Wu Xinyi le entraron ganas de vomitar.
Esto. Era. Una. Mierda.
¿Y los lujos de su familia? ¿Las costosas casas y las delicadas sábanas?
Si, Wu Xinyi había renacido. ¡Pero con una vida totalmente diferente!
Ajeno a sus debates mentales, Wu Meng fue hacia la "cocina" y comenzó a calentar un par de platos que ya tenía preparados.
El suelo de madera producía un molesto ruido por cada pasado que daba. Wu Xinyi maldijo en su interior.
"Wu Meng... ¿Puedes recordarme como se llama este lugar?"
Ese inquieto hermano menor llamado Wu Meng estaba de espaldas a él, por lo que ignoró su expresión.
"Ya sabes, estamos en la zona de Lu Feng. Por mucho que me lo preguntes, nuestra vida no va a cambiar" le contestó Wu Meng con cierta ironía.
Aunque Wu Xinyi ya tenía sus sospechas, escucharlo de su propia boca fue todavía peor.
Lu Feng era la zona más pobre de todo TianTan. Allí vivía la clase social "baja" y sus habitantes eran constantemente discriminados.
"Después de Lu Feng, a una distancia considerable está la Villa Zhulin, y mucho más lejos la capital. Ojalá podamos vivir algún día ahí. ¡Ah! ¿Sabías...?" Wu Meng continuó hablando tonterías varias que Wu Xinyi ni siquiera se molestó en escuchar.
Una ira inmensa acarició el corazón de Wu Xinyi. En su primera vida, era Yang Yijun quien nació en la pobre zona de Lu Feng. Por supuesto, Wu Xinyi jamás pisó este pobre lugar, incluso podría decirse que apenas salió de la capital.
Wu Xinyi sonrió con cierta malicia. Así que los cielos le habían dado la oportunidad de renacer, aunque con una vida completamente distinta.
Más bien, con la vida de Yang Yijun.
Entonces, ¿que estaría haciendo esa escoria? ¿Se lo encontraría igual por este infierno en la tierra llamado Lu Feng?
Parecía que su vida estaba ligada a la de Yang Yijun, siendo imposible librarse de él.
Esto era lo que llamaban un mal karma.
"En fin, te sigo contando la historia después. ¡Porque la comida ya está caliente!"
Cuando Wu Xinyi vio los platos que su querido hermano le había preparado, las náuseas en su estómago incrementaron.
Sin duda, el renacimiento de Wu Xinyi se podría clasificar como desastroso.