Hanna Villegas
Me encontraba muy emocionada y nerviosa mañana me casó con mi prometido Damián López, y también cumplo 23 años así que será el día más feliz de mi vida.
Aun recuerdo cuando lo conocí, tenia 17 años, ambos estudiábamos negocios internacionales, yo porque amaba esa carrera y en algún momento tenía que hacerme cargo de mi empresa familiar y él porque al ser hijo de uno de los magnates más ricos del mundo, prácticamente estaba obligado a seguir con el negocio familiar. Con el tiempo nos volvimos amigos y después terminamos siendo novios.
Damián es un hombre encantador de mi misma edad, que además de ser muy atractivo y codiciado por muchas mujeres, es tan lindo conmigo, siempre me llena de detalles y me demuestra lo mucho que me ama, tiene un hermano mayor cuyo nombre es Alexander que hasta ahora no conozco y nadie sabe como es actualmente excepto sus padres y Damián, ya que cuando tenía 10 años sufrió un secuestro y pidieron 10 millones de dólares por su rescate, felizmente salió ileso de ese secuestro, pero Damián me comento que quedo con algunos traumas y fue tratado por especialistas.
Estos días mi prometido a estado muy ocupado y yo verificando que todo salga perfecto para mañana, se supone que hoy no tendriamos que vernos, pero hoy he decidido darle una inolvidable sorpresa, una cena romántica muy placentera como despedida de nuestra soltería ya que ninguno de los dos quiso una despedida.
Estoy esperando que se abra el ascensor para ir directo al penthouse del amor de mi vida, he comprado muchas cosas para hoy, que no me percató que alguien sale del ascensor cuando intento entrar y terminamos chocando, ambos en el suelo, él desconocido encima mio.
Nos quedamos mirándonos, no voy a negar que es muy guapo y tiene algo es su mirada que no logro descifrar que me hace sentirme nerviosa, se levanta y me ayuda a levantarme pero cuando mi mano tocó la suya sentí como una sensación de eléctricidad, muy rara situación que nunca me había pasado.
-Muchas gracias y disculpa no te vi cuando intente ingresar al ascensor-le digo cuando ya estoy parada y alejandome de él para ir a mi destino, presionando el botón del penthouse del amor de mi vida.
-No te preocupes... - ya no logro escuchar que más dice cuando la puerta del ascensor se cierra completamente.
Cuando estoy abriendo la puerta para ingresar y preparar todo antes de que llegue mi prometido, escucho gemidos en la cocina y me pregunto que empleado a tenido el descaro de estar haciendo esas cosas en lugares ajenos, porque se que mi Damián es fiel a mi, confío en el complementamene, no haría semejante tontería, así que enojada entró a la cocina.
-Como se atr...-no termine la frase porque no espere encontrar a mi hermana con Damian en esta situación. Nose en qué momento empecé a llorar, siento mucho dolor como si me desgarraran por dentro, nose si pueda soportarlo, pero aun así tengo que salir de aquí o terminaré haciendo un locura.
-Valeria...-es lo único que puedo decir, ella me mira con odio, se me atascan las palabras en mi garganta como si me fuera a ahogar, aun así intento otra vez hablar.
-Como pudiste, ¿por qué? ¡¿por qué?!-grito de impotencia-¡¿por qué me hiciste esto?! ¡Dime!.
Mi hermana solo me mira y se ríe, no lo puedo creer, jamás imagine esta traición y solo Damián baja la mirada.
-Hermanita, pensaba que ya te habías dado cuenta, pero eres tan inocente que no te das cuenta lo que pasa a tu alrededor, Damián y yo nos amamos y solo tu eres su pase a la presidencia, ya me cansé que te vean como si tu vida fuera perfecta, pero ya vez que no, no eres más que una ilusa que le falta vivir la vida, jamás tomas decisiones sin consultar, aún no maduras, me canse que todos te vean a ti primero antes que a mi tu hermana mayor, pero eso se acabó... -me dice como si nada, como si a ella no le afectara nada y yo siento que estoy muriendo por dentro.
-¡Ya basta! Se acabó la relación de hermanas, a partir de ahora eres una desconocida para mí, eras mi única familia Valeria, la muerte de nuestros padres hace dos años nos hizo volvernos inseparables o eso creí. Y tú Damián, está más decir que terminamos, tú silencio me mata o ¿te comieron la boca los ratones?, me enamoré de ti tan perdidamente pero eso se acabó, me olvidaré de ti nose como pero se que lo haré-digo y me doy la vuelta para irme ya no quiero que vean derrotada y sufriendo.
-¡Hanna! Lo siento... -me dice él y yo ya no se si reírme o seguir llorando por lo hipócrita que es, así que aceleró el paso y salgo corriendo.
Cuando llego a mi auto, grito llorando, no me puede estar sucediendo esto, tiene que ser un sueño, si tiene que ser un sueño, siento que me volveré loca si sigo aquí, así que intento tranquilizarme aunque las lágrimas sigan cayendo por mis mejillas como cascada.
Voy directo al bar más exclusivo de la ciudad, dicen que el alcohol ahoga las penas, Valeria me lo impidió cuando murieron mis padres, ahora ya no hay nadie que me detenga, necesito olvidar...