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Chapter 14 - 5.5: Cuarto día

Llegó el tan esperado cuarto día, tres batallas de gran calibre se darán. Un paso más para saber quién se alzará como el hechicero más fuerte del torneo. No voy a mentir, estoy nervioso, no sé si podré ganar a Kaori, ella me conoce muy bien y sabe usar mejor el cerebro que yo, pero no le voy a dar ventaja alguna, no si quiero llegar más a fondo en este misterio.

Repasemos una vez más lo que está pasando: Shin, Yaime, Sireia, Cornelius, Gosele, Gesele y… yo, Yoru. Ninguno de los mencionados tiene los documentos en el despacho central, el cual, según Ría, no tiene protección alguna. Otro documento que estaba fuera de su sitio era el de Ayana Mar, chica con la que pelee en la primera ronda. Aunque no está desaparecido su documento, ella tiene algo que ver, no es coincidencia que Shin se haya rendido de esa forma en la primera ronda de combates individuales.

Podemos entender que quien mueve los hilos es la chica que siempre va vestida de serpiente, Sireia Abali. Abiel se ha dado cuenta de eso y quiere detenerla, aunque más bien parece un rencor personal.

Shin es posiblemente el chico involucrado en la muerte del antiguo organizador del encuentro, lo que nos da la pista de que su habilidad no es peculiar, si no extraña.

Cornelius por el momento solo parece un peón de Sireia, en cuanto a Gosele, Gesele y Yaime, no parece haber nada fuera de lo normal.

Me bañe, me vestí y desayune algo ligero, esta vez nadie fue a molestarme, no hubo rastros de ninguno de mis compañeros, ni siquiera de Auriel, quien ha estado desaparecido desde ayer.

Sin más que hacer y con el tiempo medido, me fui directamente al estadio, donde me esperaba toda una multitud, la segunda ronda empezará con mi combate… con nuestro combate.

Entre en el estadio, pero otra vez, no vi a absolutamente nadie, quería hablar con Kaori antes de la pelea, desearle suerte, pero irónicamente, no tuve suerte para encontrarla. También me hubiese gustado hablar con Auri, quien me preocupa que no se haya presentado desde ese momento. Y si de preocupaciones hablamos, la que más me preocupa es Abiel, que hoy se enfrentará a Sireia, quería decirle que se controlara, pero no va a ser posible, espero que Anve ya se me haya adelantado.

—Señoras, señores y todo el que se encuentre, hoy tendremos tres grandes encuentros que nos harán temblar de la emoción. — Se oía y se sentía 1el ambiente que uno esperaría de un torneo de este calibre. — Como primer encuentro tendremos un enfrentamiento peculiar, la última vez que se enfrentaron dos familiares en un torneo fue hace poco más de ciento cincuenta años, uno de los dos no vivió para contarlo… ¡Sin más dilación que aparezca Yoru Mobir!

Al grito de la comentarista, aparecí por la puerta izquierda, como se me había ordenado di un pequeño espectáculo con mi habilidad y me posicioné en el medio del estadio.

—Como contrincante tenemos a su prima… ¡Kaori Mobir! — Del otro lado sale Kaori, hace una pequeña presentación con su habilidad y se posiciona.

La comentarista siguió hablando, pero no le preste mucha atención, miraba a Kaori, su presencia imponía, sin duda viene preparada, por un momento me sentí intimidado.

El lugar empezó a cambiar, para nuestra sorpresa, era muy similar al sitio donde descubrí por primera vez cual era mi habilidad, la primera vez que me enfrenté a Kaori.

—Que recuerdos, y pensar que solo han pasado poco más de seis meses desde aquella ocasión. — Kaori me hablaba.

—Seis meses, eh… tan solo seis meses y todo lo que he pasado, si lo contara del otro lado, nadie se lo creería. Han sido grandes aventuras.

—Del otro lado vas a acabar si no me tomas enserio, Yoru. — Kaori me miraba de forma agresiva.

—¿Es necesario ser tan agresiva?

—Hay cosas que no te estas dando cuenta, Yoru. Y te van a pasar factura.

—¿De que estas hablando?

Me miró y no me respondió, dio la media vuelta y fue a su posición de ataque.

—Bailen, cuchillas carmesíes. — Exclamó.

Aunque confuso por su actitud, hice lo mismo y me puse en mi lugar.

—Desequilibra, Inversión. — Exclamé.

—Al sonoro rugir de esta corneta, daré inicio al cuarto día. Denos su mejor encuentro. — Decía la vieja comentarista.

Sonó la corneta finalmente, y los dos empezamos al instante, me quise acercar rápidamente hacia Kaori, pero ella lo sabía y lanzó sus cuchillos al frente; esta vez no estaban cubiertos, estos cuchillos podían hacerme mucho daño. Esquive los cuchillos frontales con un desplazamiento ligero hacia la izquierda, pero como era de esperar, estos me siguieron, estoy dentro de su rango, si no mal recuerdo, su rango son cuatro metros.

Los cuchillos no eran tan rápidos como mi velocidad, así que me pude librar de ellos fácilmente, sin embargo, Kaori no me daba respiro, no importa donde estuviera, ella intentaba siempre estar a esos 4 metros de distancia, había cuchillos que incluso los lanzaba directamente, sin cambiar trayectoria.

Intente ayudarme con las coberturas, di un salto hacia arriba e intente atacarla por aire, pero fue inútil, recibí mucho daño de su defensa con los cuchillos, varios cortes superficiales.

Sabía que la batalla contra Kaori no sería fácil, me conoce, sabe como ataco, como me muevo, sabe que manteniendo la distancia es imposible que le dé. En cuanto estrategia, ella me da la vuelta, pero tampoco me dejaré ganar, daré todo.

Volví a concentrarme en la batalla, aceleré el ritmo, y use las coberturas de madera dadas para ayudarme a que me pierda de vista, lo que resultó, ella no me veía, decidió atacar a todas las coberturas a la vez, pero en realidad yo no estaba en ninguna de ellas, si no que había saltado arriba y caía con buena velocidad para acertar un puñetazo.

—Previsible. — Soltó Kaori.

Mientras caía, desde todos los ángulos me venían cuchillas, apenas tuve tiempo de reacción, muchas me dieron de lleno y otras las pude esquivar como pude en el aire.

—De verdad no aprendes, me decepcionas. — Kaori me miró y me sacó todas las cuchillas.

Grité de dolor, lo hizo lento y moviéndolas, fortalecí las zonas clavadas para que no agitaran más y me dieran en partes vitales. Por fortuna, las cuchillas no clavaron muy profundo, pero el corte ya es considerable y dolía.

Kaori en cuanto las saco les dio impulso e intentó volver a clavarlas, pero fui más rápido que ella y me alejé, me volví a meter en una cobertura.

—¿Y ahora te escondes? — Kaori intentaba conversar conmigo. — ¿Y qué harás después? ¿Volver a lanzarte y esperar a que tu golpe llegue?

No respondí, solo me movía lentamente, intentando no quejarme por las heridas.

—¿Sabes? Podría ahora mismo esperar y dejar que te desmayes por falta de sangre, no podrías acercarte a mí. Pero estoy furiosa, voy a terminar contigo.

Kaori sabía perfectamente donde estaba, los cuchillos me venían en dos direcciones, solo pude ir por mi frente para esquivarlo, pero ella ya sabía eso, había dejado a propósito una cuchilla clavada en el suelo para que cuando rodará hacia enfrente poder controlarla y darme de lleno, se clavo en la zona izquierda de mi abdomen.

Estaba muy malherido, agarré el cuchillo y me lo quité, aunque no fue mi mejor movimiento, me hice daño al sacarlo de forma tan brusca. Empecé a usar mi habilidad para potenciar los músculos y parar un poco la hemorragia, aunque no es lo suficientemente efectivo.

Esto pinta muy mal, esta siendo una batalla unilateral, solo puedo defenderme, no me deja atacar.

Tendré que jugármelo a un todo o nada, con las heridas que ahora poseo, no puedo hacer otra cosa más que esto.

Me decidí a jugármela, no hay de otra, empecé a correr, potencié todo mi cuerpo con mi habilidad, no me iba a guardar nada, esquivaba como podía las cuchillas de Kaori.

—¿Así que un todo o nada? ¿Esta es tu respuesta? — La cara de Kaori tornaba triste. — Estoy decepcionada.

Kaori dejo de atacarme y empezó a crear un escudo con cuchillos a su alrededor, si intentaba penetrar, muchos de esos cuchillos me harían daño, tengo que evitar heridas letales.

Me lancé en la primera abertura que vi, fui con toda mi fuerza, con toda la que tenía, me clave muchas de sus cuchillas, pero estaba a milímetros de darle… pero lo esquivó… si, lo esquivó.

Antes de pegarle ella se resbaló con una de sus cuchillas, la tenía puesta para resbalarse, sabía que intentaría esta táctica, fui vencido en todo aspecto.

La inercia hizo que me diera de lleno contra una de las coberturas y por falta de fuerza no me podía mover, apenas podía mantenerme consciente.

—Seis meses… seis meses de "Grandes Aventuras". — Decía Kaori enfurecida mientras se acercaba a mí. — Que lindo y maravilloso ha sido todo, todo color rosa. — Paraba un momento y se apoyaba de su habilidad para conseguir un cuchillo. — Mira personas del otro mundo, luchamos contra malvadas organizaciones mientras sonreíamos y nos divertíamos.

Intentaba alzar un poco la cabeza para verla. — ¿Pero qué demonios te pasa?

—¿Qué que me pasa? ¿De verdad lo preguntas? — Se enfurecía más. — Esto no es un sueño, Yoru. ¡No es un sueño!, cada pelea, cada batalla, cada misión… ¡Siempre nos estamos jugando la vida! ¡Esto no es un sueño, no estamos jugando!

—Eso… ya lo se…

—No, no lo sabes. — Aceleraba un poco para ir a por mí. — Si lo supieras no estarías lanzando ataques suicidas, te tomarías enserio las cosas.

— Pero…

—¡Pero nada! Tu estilo es imprudente, siempre sales lastimado, tomas tus acciones y decisiones como si fueran un juego. Pero hay vidas puestas en tu juego, Yoru. Tu mismo puedes morir. — Con rabia se sentaba en mí y me ponía un cuchillo en el cuello. Aunque quería mantenerse firme, pequeñas lagrimas salían de sus ojos. — Tu puedes morir… y yo no quiero perderte. — Hacía una pequeña pausa. — Al menos no quiero despedirme de ti en tu lápida.

Kaori realmente estaba preocupada por mí, y sabes, algo de razón lleva.

Tener un poder, una habilidad propia, problemas con una organización y misterios me hacía sentirme como si estuviera en un juego… pero ella ha vivido toda su vida aquí, esta es su realidad, y ahora también es mi realidad… debería tomar en cuenta sus sentimientos.

—Disculpa, Kaori. — La miré. — Tienes razón. — Tome el cuchillo con la mano completamente desnuda. — Has ganado en más de un sentido y te lo agradezco. Pero has hecho mal en compadecerte de mí. — La miraba con una sonrisa mientras la apartaba de mi con fuerza. — Terminemos con esto.

Después del empujón se levantó y me dio otra sonrisa mientras se secaba las lágrimas. — Espero que no me estes mintiendo y hayas aprendido, estúpido.

Kaori volvía a agarrar sus cuchillas, agarro todas las disponibles alrededor suyo, aunque su ira ya se haya calmado, sigue queriendo dar todo.

Me ataco a discreción, sabe que apenas puedo moverme, así que di un gran salto hacia atrás y caí al río.

Kaori se acercó al río y empezó a lanzar cuchillas, pero fue suficiente tiempo para poder crear una corriente con mis puños, que extrañamente, funciono mucho mejor de lo que pensé.

La corriente era intensa, del río emergí verticalmente junto con Agua a mi alrededor, Kaori rápidamente intentó reaccionar pero lance toda esa agua con un puñetazo hacia al frente que le impactó de lleno y la mando volando a una cobertura.

Caí de rodillas y me intenté levantar para intentar rematar a Kaori.

—Ha sido un gran combate, Kaori. — Finalmente no pude levantarme y caí desplomado en el piso, el cansancio y la falta de sangre surgieron efectos.

Kaori, se levantó y me miró, aunque no la oí más tarde supe lo que me dijo.

—Gracias por todo, Yoru.

—¡Finalmente tenemos un ganador de este intenso primer combate!¡Kaori Mobir! — El público estaba completamente levantado, algunos impactados y otros festejando, sin duda fue un memorable primer encuentro. — Tenemos un nivel espectacular para la gran final que se dará mañana. Mientras, tendremos el segundo combate, que promete ser igual de intenso que el primero.

Por justas razones, terminé en la enfermería, estuve siendo tratado y curado, así que no pude asistir a los combates siguientes.

—Después de amenazarse entre sí, estas dos valerosas guerreras finalmente se van a enfrentar, cara a cara, puño a puño. Demos un fuerte aplauso a ¡Abiel Lenisa!

Abiel entró desde el lado izquierdo, no hizo ningún espectáculo, solo miró hacia el frente y fue directa a su posición.

—Como contrincante tendremos a ¡Sireia Abali!

Sireia, vestida completamente con un traje de serpiente, fue hacia su posición, tampoco hizo ningún espectáculo, solo se le veía sonriente… una sonrisa macabra…

El escenario a su alrededor empezó a cambiar, muchos fragmentos de suelo empezaron a desmoronarse, podría decirse que la caída era considerable para un humano promedio. El suelo restante tomo forma, estaban simulando el techo de muchos edificios muy altos.

—Lagartito, ha pasado muy poco tiempo desde la última vez que jugué contigo. ¿Todavía no estas satisfecha? — Sireia provocaba a Abiel mientras la corneta daba inicio al combate.

—Me llamo, Abiel. Perra. — Abiel respondía de mala gana.

—A si… Abiel, eso es. Es un nombre lindo. — Hacia una pequeña pausa mientras se movía de lado en lado de forma lenta. — ¿Sabes, Abielita? En este mundo, en esta realidad… en este preciso momento, cualquier persona con una habilidad, por muy insignificante que sea, se siente poderoso, siente que puede cambiar, desarrollar, aportar…

—Vuelve a llamarme Abielita, y te mato.

—Curioso que lo menciones, Abi-eli-ta. — Se reía macabramente. — Cuando te veo, puedo observar a esas personas que mencione… y me entran muchas ganas de enseñarte la desesperación. No todos nacimos para ser algo en esta vida.

—¿A que quieres llegar? — Abiel se impacientaba.

—Una regla que había en la primera ronda es que uno no podía incapacitar o matar a otro mago. — Volvía reírse. — No vaya a ser que alguien se volviera loco y matara a todos en la primera ronda. Pero esta vez es diferente, no hay nada que me diga que no puedo matarte… bueno, siempre existe la posibilidad de que me caiga un castigo más adelante, pero, nadie te salvará esta vez Sireia, no hay tiempo, no hay normas, el primero en quedar inconsciente pierde.

Abiel perdió los nervios, no podía seguir escuchándola soltar su discurso, empezó a disparar de forma rápida pero controlada, siguiendo el curso de Sireia. Sireia no perdía la calma, más bien se reía, esquivaba todas las flechas con facilidad.

Abiel empezó a moverse, buscar mejores ángulos, el espacio entre edificios permitía saltar entre ellos, aunque una mala caída era una perdida asegurada. Abiel entendió eso y jugó con eso a su favor, obligaba a Sireia a ir retrocediendo, haciendo que saltara edificios a la espera de una equivocación.

Los disparos empezaron a ser menos certeros, pero esto funcionaba, predecía la trayectoria de Sireia y le estaba dando.

Parece que surgía efecto, contra más daba los movimientos de Sireia se hacían más lentos.

—Espera. Tiempo fuera. — Decía Sireia con una pequeña sonrisa. — Si seguimos así me voy a terminar cansando.

Abiel ignoró completamente ese descanso y siguió atacando, pero de repente paró.

—He dicho que esperes, maldita lagarto sorda.

—No… me puedo… mover… — Abiel, sin idea de lo que pasaba, se acordaba de que pasó lo mismo en la primera ronda.

—Eres muy pesada, no dejas de atacar e intentar hacerme daño, pequeña lagartija. — Sireia se quitaba el polvo, las heridas que había infligido Abiel ya no existían. — Esto seguramente te hubiera funcionado en tus misiones, pero aquí no, pequeñita.

—¿Misiones? — Preguntaba desconcertada.

—No te hagas la loca, asesina. — Por un momento desaparecía Sireia y se mostraba enfrente de Abiel con una cara de loca. — Todas esas misiones fructuosas donde muchas personas inocentes murieron…

—Para — Abiel perdía la compostura.

—Cierto, todas exitosas… excepto una.

—¡He dicho que pares! — Abiel volvía a poder moverse y agarró de la camiseta a Sireia.

—Disculpa, no era mi intención hacerte enojar. — Inmediatamente después de decir esto, empezó a reírse de forma brusca y demoniaca.

Abiel la agarró con fuerza, la levanto y la remató contra el suelo. Sireia intentó hablarle y levantarse, pero Abiel no le dejo, volvió a agarrarla y le dio un puñetazo que la mando a una esquina del techo plano.

—Espera… — Sireia inútilmente se resistía y se le veía temblorosa.

Abiel no tuvo piedad, fue directamente a ella y le dio una patada que la mando volando fuera del techo, solo se le veía caer.

—Odio a las personas que hablan de más. — Suspiraba Abiel.

—A mi me encanta hablar. ¿No crees que es aburrido estar callada? — Detrás de Abiel sonaba la voz de Sireia.

—Imposible. — Abiel se giraba al oírla.

—Nunca tuviste oportunidad alguna de siquiera hacerme un rasguño, Abielita. Y ahora entenderás la diferencia de nuestro poder. — Volvía a reírse.

Sireia agarro y azoto a Abiel en el suelo, Abiel no ponía resistencia alguna, parecía totalmente petrificada, Abiel empezó se sentó en ella y empezó a golpearla… una y otra vez, durante un buen rato.

Esto ya no era una pelea, solo era una golpiza.

Abiel sangraba por toda la cara, parecía que estaba a punto de desmayarse, pero Sireia le infligía mucho daño para que no se desmayara.

—Ha sido divertido enseñarte una vez más una lección, pero es hora de despedirnos, Abielita. — Sireia la agarró y la empezó a arrastrar hacia el borde de un edificio, pero sucedió algo inesperado antes de que la lanzara.

—Me… rindo… — Soltó Abiel con lágrimas en sus ojos.

Inmediatamente empezó a recuperar su forma original el escenario y momentos después ingreso el cuerpo medico para llevarse a ambas del escenario.

—Mi error… tuve que haberte cortado las cuerdas vocales de una en una. La próxima vez no tendrás esta suerte.

Abiel no pudo responder, se desmayó antes y se la llevaron rápidamente.

—El combate ha terminado con una rendición a favor de Sireia Abali. Ahora la contendiente será completamente atendida y rehabilitada para su siguiente combate contra Ayana Mar. — La comentarista narraba la situación.

No fue ni mucho menos el resultado que uno quería ver, Abiel fue incapaz de hacer algo contra el poder de Sireia. Antes de volver conmigo, contaré sobre lo ocurrido entre Sireia y Ayana.

Pasados unos treinta minutos la comentarista se volvió a pronunciar.

—Gracias por la espera, la concursante Sireia ya ha sido revisada y esta en optimas condiciones para pelear el próximo encuentro. — El público aplaudia y se emocionaba ante un encuentro del todo interesante. — Representando ambas a la misma región, estas chicas quieren demostrar quien es mejor para hacerlo, quien liderará. Que pasen ambas chicas. ¡Ayana Mar y Sireia Abali!

De nueva forma la presentación de Sireia fue la misma que antes.

Quien se dio más lujos para aparecer fue Ayana, saludando al público y con una cara muy entusiasta. Ambas se miraron y se pusieron en su posición

—Al ruido de la corneta podrá empezar el combate.

El escenario cambio a una zona bastante oscura, se podía oír entre la neblina afluentes.

—Ayana Mar; Linda, ágil, fuerte, rápida y con una habilidad muy potente e innata. Tu habilidad sigue siendo peculiar por casual del destino o… más bien por ineptitud. — Sireia se reía.

—Podemos averiguar quien es más inepta con su habilidad en este enfrentamiento, Sireia. Siempre quise enfrentarme a ti, pero no por gusto, si no porque me pareces una persona despreciable.

—Vaya, que sorpresa. No me esperaba tan cálidas palabras por tu parte, querida.

—Basta de tanta charla y empecemos antes de que me enfríe.

—Me rindo.

De forma casual Sireia se rendía, no habían intercambiado golpes y su rendición fue inmediata.

—¡No puede ser cierto! — Ayana se cabreaba mucho.

—Una tiene que conocer su lugar, yo no soy rival para ti, me destrozarías en segundos. — Sireia se reía de forma macabra. — Sería estúpido que una serpiente atacara de forma directa a un león.

—¡Enfrentate a mi de una vez y déjate de tonterías!

—Arbitro, he dicho que me rindo, déjenme irme de una vez.

Otra vez ha pasado lo mismo, le han vuelto a dar el pase a Ayana de una forma un tanto misteriosa. Ayana para bien o para mal esta en la ronda final. Su rival… Kaori Mobir.

—Se ha decretado como valida la rendición de Sireia Abali, se le da el pase a la final a Ayana Mar. — Desconcertaba comentaba la vieja comentarista.

Sireia en cuanto abrieron el escenario se marcho sin dejar rastro, en cambio, Ayana, dio un grito al cielo y dejo caer unas cuantas estalactitas de hielo.

—Así damos como finalizado el cuarto día de este gran evento mágico. ¡Pero no dejen de visitarnos! Que todavía quedan tres emocionantes días de torneo, mañana se dará la gran final de los combates individuales. ¡Kaori Mobir contra Ayana Mar!

Ahora me encontraba en recuperación de mis heridas, Anverto me contó todo lo que paso con los encuentros.

—Así que perdió Ab. — Me apenaba por la noticia.

—Pe..pero. Dio todo de sí. — Anverto con ya su típica tímida forma de expresarse me hablaba.

—Anve, ahora mismo no tienes que estar conmigo, ve a verla a ella, necesita que alguien le de apoyo.

—Pe..pero… tu estas…

—Yo estoy bien, pronto podré irme a descansar a mi cuarto, ve a apoyarla.

—Iré entonces…

—Gracias, Anve. Eres el mejor.

Anverto me daba una sonrisa y se retiraba a ver a Abiel. Yo después de un rato más hice lo pertinente y me fui a mi habitación para al fin poder descansar y ver el último encuentro de mañana.

Mientras llegaba a mi habitación empecé a pensar.

Le están dejando llegar a la final a Ayana, dos personas de las cuales no se sabe nada, no hay registros… Ayana podría poner en peligro a Kaori en la última ronda.

Pero espera, no es por ser el centro de atención, pero ¿No soy yo el objetivo? El interés que Ayana tiene por mi es por algo, a lo mejor querían que llegara a la final por algún propósito. ¿Pero que sentido tiene eso? ¿Quién es Ayana?

Sea lo que sea que este pasando necesito avisar a Kaori de que se cuide mañana, le explicaré toda la situación.

Estaba ya en mi puerta, pero decidí ir a ver a Kaori primero pero antes fui detenido.

—Yoru, espera. — Me detenía con una voz muy profunda y seria Auriel.

—¡Auriel! ¿Dónde estabas? — Le miré extrañado.

—No es buen lugar para hablar, entremos en mi cuarto.

Auriel me llevó hacia su cuarto y seguimos la conversación ahí.

—El otro día que desaparecí recibí un mensaje que al principio no podía creerme. — Aunque quería parecer calmado, se le notaba estresado.

—¿Qué decía el mensaje? ¿Quién te lo envió?

—El mensaje era de un remitente sin nombre, decía que habían secuestrado a mi hermana, tengo que reunirme con el que me haya mandado esa carta mañana por la tarde, cuando se esté dando la final.

—Pero es… — Iba a decir que es imposible, pero teniendo en cuenta la poca seguridad que hay en el recinto gracias a la información de Ria es totalmente posible que algo así pase. — ¿Y que harás?

—Iré, no hay de otra, mi hermana no estaba ni en su salón ni en la enfermería, nadie sabe donde podía estar, no se le había dado el alta médica.

—¿Por qué alguien haría algo así? — Pregunte preocupado.

—No lo sé, Yoru. No lo sé… Si te soy sincero no podía ni confiar en ti, no había nadie en el que pudiera confiar, hoy busqué por todos sitios al cabrón que este detrás de todo esto; no lo encontré, no encontré ni una sola pista y ahora estoy desesperado, no quiero perder a mi hermana, necesito que me prestes tu fuerza.

Que desgracia, es una situación muy delicada, la única persona que me viene a la cabeza es Sireia o alguno de sus cómplices. Independientemente de si esto puede ayudarme o no a resolver el misterio, tengo que ayudarle, no puedo dejarlo a su suerte.

—Confía en mí. Iré a apoyarte.

—Gracias y disculpa por dudar de ti. Eres una gran persona.

—No es nada. Se que tu harías lo mismo por mí. — Le pongo una mano en su hombro. — Ahora ve a descansar, si queremos vencer tenemos que estar al cien por cien mañana.

—Tientes razón, iré a descansar. — Me abría la puerta de la habitación. — Mañana, quince minutos antes de que empiece el encuentro te veré en la entrada del estadio, no te retrases.

—Ahí estaré.

Me fui hacia mi cuarto y entré olvidándome completamente de avisarle a Kaori, me centré en lo que me había dicho Auri.

Me fui al baño, me di una pequeña ducha y fui a por mi ropa para cambiarme, pero me di cuenta de que había una carta entre mi ropa limpia.

Encontré información relevante acerca de Ayana, todos podríamos estar en peligro. Es muy importante que te vea, así que te estaré esperando mañana detrás del estadio a la hora del combate final. Firma: Palomita.

No era Ría, era Palomita, por alguna extraña razón Palomita sabía que estaba investigando a Ayana. Puede que se haya percatado en aquella ocasión donde pensé en alto antes de empezar el combate.

Por importante que sea la información de Palomita, no puedo faltar mi promesa con Auriel. Mañana iré al encuentro con Auriel.

Olvidándome de avisar a Kaori, finalmente me metí a la cama y me dormí.