Leicester.
Era un día como cualquier otro, Will Hobbs observaba el reloj mientras hacía su tic-tac usual, golpeteando la mesa con su lápiz como hacía todos los días, de alguna forma la rutina le hacía sentir mejor, se sentía como si pudiera recordar de forma constante lo que rodea su vida, podía tener algo que era suyo y siempre permanecía de la misma forma, a diferencia de muchos otros, Will no dejaba pasar ninguna oportunidad para dar pie a su rutina. Levantarse todos los días a las 7 A.M. para arreglarse, estar listo a las 7:15 para después limpiar todos los platos acumulados en su departamento del día anterior, terminando a las 7:30 a tiempo para salir y caminar en dirección a la escuela, recorriendo cerca de 2 kilómetros a pie hasta llegar a las puertas del colegio a las 8:00 A.M. para empezar el día escolar. Realizar todas sus clases y como en ese momento, comenzar a dar unos pequeños golpes a la mesa con su lápiz a la 1:58 P.M. en espera del momento en que sus clases dieran final para irse al trabajo de medio tiempo que llevaba en la plaza central, un empleo mal pagado en una tienda de helados, que para cualquiera sería un tortura, para Will parecía un momento de paz y tranquilidad.
El reloj golpeó las 2:00 permitiendo que Will saliera sin hablar con nadie como era usual, la gente evitaba meterse con él, en principio porque era invisible, no hablaba con nadie, no se metía con nadie y el trato era reciproco, la gente ignoraba todo de él, así como él los ignoraba a ellos, todo su aspecto era como el de cualquier otro adolescente en ese lugar, con un suéter rojo vino, el cabello desalineado casi hasta los hombros y pantalones que cualquier podría usar en un fin de semana con ocio y vagancia.
Aunque ir en un transporte público o incluso en bicicleta podría mejorar el tiempo que Will hacía para llegar hasta su empleo, él prefería su propia ruta, entre la carretera observando y escuchando todo lo que le rodeaba, había desarrollado incluso un sentido en el lugar, las personas, sus horarios sus rutinas. Era como si Will pudiera entender lo que cada uno de ellos hacía, como si el estuviera un paso adelante de todos, sus ojos eran capaces de ver algo que los demás no podían, casi como un esquema de planeación que día a día se repetía de forma constante hasta que le permitían contar los segundos con una exactitud casi perfecta en relación a todo lo que sucedía, desde una persona colgando la ropa mojada, hasta el hombre de negocios que siempre compraba flores azules, siempre la misma cantidad con el mismo adorno.
Su vida tenía una rutina que él no quería terminar en ningún momento.
De no ser por esa persona que le tomó por el brazo, quizás su vida habría sido la misma durante mucho tiempo, quizás nunca hubiera conocido el boxeo y quizás nunca hubiera descubierto quien es en realidad, pero el destino es caprichoso y siempre juega con todos, aquel día su plan se vio alterado, ese esquema se quebró cuando una persona encapuchada le amenazaba con una navaja, mientras otros dos le observaban de lado a lado.
Por su mente pasaban muchos pensamientos, formas de actuar, nuevos planes, pero había algo ahí que destacaba más que cualquier otra cosa, eso era la adrenalina. Su cerebro se había disparado y llenado de diferentes pensamientos, de diferentes formas de actuar y reaccionar, pero ante todo lo que prevalecía sobre las demás cosas, era su sentimiento de supervivencia, el deseo de ver un día más sin importar lo que llegara a pasar en ese lugar.
Su cerebro empezó a brindarle memorias de un pasado que ya no tiene lugar en su cabeza, una voz gentil que le animaba a seguir adelante, una figura difusa de alguien que lo llevaba en brazos, su propia voz infantil gritando de emoción y apoyo, los sonidos de alguien llorando, un día lluvioso, un boom mientras se desplazaba, dos figuras tendidas bajo la lluvia y sonido de unas llantas derrapando.
Entonces volvía a su primer recuerdo de su vida nueva, tenía 15 años, estaba en el lodo, cubierto de sangre y con moretones por todo el cuerpo, la lluvia hacía que el lodo fuera cada vez menos estable y cuando intentaba pararse solo fracasaba para sentir que se ahogaba, en aquel momento estaba muriendo y su cerebro había despertado lo mismo que él siente ahora, la adrenalina por un peligro, además del deseo por supervivencia, se arrastró durante lo que parecían horas, enterrando sus uñas en el lodo y las rocas, empezando una escalada en una tormenta, el agua golpeando su rostro, pero sus ojos brillando con una determinación única. No recordaba quien era, no recordaba que hacía ahí, su mente estaba completamente en blanco con solo un pensamiento a flote, el deseo de seguir adelante, salir de ahí y sobrevivir.
Con 15 años no recordaba quien era, no recordaba nada de su antigua vida y parecía que nadie de su pasado lo buscaba, era una persona perdida en el tiempo, su verdadero nombre era un misterio, solamente llevaba un Will escrito en su bolsillo, su madrastra fue la que le otorgo el apellido de Hobbs después de ser adoptado de un orfanato, nunca había vuelto al lugar de aquel incidente y tampoco había vuelto a experimentar ese deseo por vivir, estaba viviendo una vida en automático que para él parecía ser suficiente, pero quizás esa era la primera vez que se daba cuenta de la verdad. Eso no era así, para él no era suficiente, él quería llegar a mucho más.
En su mente había algo que aún funcionaba automáticamente, sus reacciones físicas, con 15 años pudo salir de un agujero de lodo en el medio de una tormenta y con heridas graves en su cuerpo, en ese mismo momento sin entender porque, su cuerpo había adoptado una postura, llevando sus dos puños a cubrir su rostro, dejando el pie derecho tras el izquierdo y colocando una guardia básica en un deporte de contacto, su cuerpo estaba reaccionando a la situación, pero sus ojos brillaban con una determinación que no había vuelto a mostrar en 2 años.
Los encapuchados que amenazaban su vida intercambiaron unas miradas mientras comenzaban a reír, el callejón era lo suficiente amplio para que todos estuvieran dentro con cierta movilidad, pero Will estaba de espaldas a la pared y no tenía salida alguna en contra de los 3 hombres que estaban frente a él.
"Parece que este idiota se cree un héroe" Uno de los matones disparó mientras dejaba relucir una risa brusca con un cierto aire de alcohólico.
"Este cabrón solo quiere que le demos una lección de no creer que su vida es una película" El aliento de otro de ellos dejaba a relucir la clara ebriedad en estos 3, no era algo premeditado, era simplemente un acto impulsivo por el alcohol, pero una vida corría peligro.
"Niñito tenemos un cuchillo, vamos a acabar contigo, mejor danos tu dinero de una sola vez" En eso último noto un cierto aire de miedo, la prisa estaba creciendo en los 3.
"Si no te daré una paliza con mis propios puños para que veas que no tenemos necesidad alguna de usar jueguecillos" El borracho intentó imitar la postura de Will y se acercó lentamente con gesto amenazante en dirección a él.
Para sorpresa de los otros dos encapuchados, este tercero iba enserio, uno de ellos guardó la navaja por un momento y permitió que el otro se divirtiera mientras lo alentaba con un par de vitorees como si fuera un carnaval, pero la mirada de Will aún era la misma, esa furia ardiendo en él con el deseo de sobresalir, de seguir adelante y de vivir un día más.
Entonces cuando estuvo lo suficientemente cerca, Will dio un rápido sprint hacía delante, el ebrio ni siquiera pudo reaccionar a tiempo cuando vio el puño a unos pocos milímetros de su cara. El impacto fue directo, el brazo derecho de Will se había extendido por completo junto a su hombro en una sincronía perfecta, el puño había entrado a través de la torpe guardia del hombre frente a él y el daño había sido evidente, su cuerpo estaba cayendo, pero incluso antes de hacerlo Will disparó un golpe más con la izquierda, en un gancho descendiente que impacto por segunda vez el rostro de aquel borracho, aumentando la velocidad de caída en sobremanera hasta el suelo y antes de que eso pasara Will ya había recuperado su guardia una vez más observando con ese fuego en los ojos a los dos hombres que estaban frente a él.
"Pero que mie-" Antes de que uno de ellos pudiera decir algo, Will se desplazó con un gancho de derecha cargado, conectando directamente contra el pómulo del encapuchado y haciendo que su cabeza rebotara en la pared del callejón para después desplomarse con la mirada en blanco, Will giró su cuerpo al mismo tiempo que reacomodaba sus pies.
El último encapuchado volvió a sacar la navaja y apuntó en dirección a Will, sin darse cuenta que esto simplemente hizo arder más su deseo de sobrevivir, la agitaba de lado a lado como si fuera una criatura desesperada, con el mismo deseo de sobrevivir de Will, pero sin ese espíritu ardiente dentro suyo.
La navaja corto el aire fallando con el ataque desesperado de esa criatura a la merced de un verdadero depredador, entonces una voz más retumbo en el callejón.
"Ahora un uno dos!!!" Esas simples palabras, parecían despertar un código pre-escrito dentro de Will, casi como si de un robot se tratara.
Al momento de esquivar Will disparo un jab con su izquierda, conectándole directamente la mandíbula al encapuchado con la navaja, eso habría sido suficiente, pero casi por arte de magia su propio cuerpo reacciono para conectar un Cruzado de derecha con todo su brazo extendido, sin siquiera permitir que el primer golpe hubiera hecho efecto para destrozar por completo la nariz del sujeto con ese segundo impacto, el cuerpo cayó como si fuera un muñeco de trapo, entonces ese fuego dentro de Will se calmó, pero continuaba ardiendo dentro, ya no era solamente un deseo de sobrevivir, era algo más, era un deseo de...
"Gloria" Aquel hombre misterioso que le dio las ordenes estaba en la entrada del callejón, llevaba una larga gabardina y un sombrero que ocultaba su rostro parcialmente por la sombra, tenía la barba de unos días, pero estaba sumamente pulcro en su apariencia. "Tu mirada, ese deseo, ese fuego dentro tuyo solo lo he visto en pocas personas...Prodigios o no, tú tienes algo que se diferencia de los demás."
"¿Qué?" Por un momento Will se detuvo, no tenía siquiera que recuperar el aliento, pero su mirada estaba fija en aquel hombre frente a él, por algún motivo se sentía intrigado por lo que decía. "¿A que te refieres?"
"Lo que esta brillando en ti, ese deseo de algo más, tus instintos más básicos a flor de piel despertando algo que creías oculto, tienes algo con lo que muchos simplemente pueden soñar y si vienes conmigo, puedo hacer que continues sintiendo eso, viviendo para eso y que en algún punto alcances la gloria que estas deseando encontrar..." El misterioso hombre se acercó hacía Will con entusiasmo, quien por un momento dudó.
"¿Pero quién eres tú?" Las palabras salían como si se tratará de cortesía, pero en el fondo Will se sentía diferente, se sentía con un nuevo objetivo, su propósito, era llegar alto, era volver a sentirse de esa forma para estar en la cima como cuando salió por primera vez de ese pozo y ese hombre tenía un aura que le recordaba a alguien...
"Mi nombre..." Dijo al tiempo que se quitaba el sombrero revelando un rostro curtido por la edad y los golpes de una carrera fructífera en un deporte de contacto. "Es Jack Pembrough, Ex-Campeón Mundial de Peso Medio de la WBA y leyenda de la industria del boxeo, actual entrenador principal en el gimnasio y equipo GOLD dedicados al mundo del boxeo profesional con aspiraciones a lo más alto de todo."
Por un momento Will quedó en shock, porque lo reconocía, un recuerdo más de aquella vida que no era suya había llegado, pero ahora era más nítido que nunca, eso solamente hizo arder más ese fuego dentro de él.
"Y tú tienes aquello con lo que solos pocos nacen..." Jack transformo su rostro en una gran expresión de sonrisa como si hubiera ganado la lotería o si se hubiera encontrado con una herencia de millones de libras. "Eres alguien con el Golden Spirit y por eso quiero ofrecerte un puesto tanto en el gimnasio, como sobretodo, en mi equipo siendo mi nuevo púpilo y una futura estrella del boxeo inglés, un verdadero prodigio!!!"
Un momento de silencio, el rostro de Will simplemente reflejaba determinación y un brillo que no habían tenido antes, pues su cuerpo respondía por si solo al Boxeo. Extendió su mano y entonces Jack la tomó con un fuerte apretón.
"Estoy dentro."