Mi nombre es Anne Peterson, tengo 25 años y vivo en la gloriosa ciudad de New York.

En este momento me encuentro en la mejor etapa de mi vida, acabo de terminar mis estudios de administración en la universidad, conseguí un empleo en Wilson Company como asistente de vicepresidencia con un excelente sueldo y una maravillosa jefa.

El día de hoy estoy super emocionada, cobré mi primer sueldo y decidí compartirlo con las cositas mas bellas que hay en esta ciudad, uno gatitos abandonados en un callejón que queda de ida a mi apartamento, siempre que tengo la oportunidad de traerles algo que comer lo hago, es una lastima no poder llevarlos conmigo a casa, mi casero prohíbe las mascotas. Así que hoy decidí celebrar con ellos.

Ya era un poco tarde y estaba oscureciendo cuando Llegue donde se encuentran los gatito y no se encontraban solo, una pequeña sombra sentada en el escalón donde me suelo sentar para ver a los gatitos alimentarse.

-¿Quién está ahí?- pregunte un poco asustada, nadie a parte de mi suele venir por acá, no hubo respuesta solo se escuchó un pequeño sollozo, así que decidí sacar mi móvil y prender la linterna.

Si muchos pensaran que es estúpido, sacar el móvil en una ciudad como esta, a estas horas en un callejón abandonado, pero que puedo decir mi curiosidad es muy alta, así que me arriesgue.

Ahí estaba el angelito más bello que hayan visto, cabello tan negro como el abanó, unos preciosos ojos esmeraldas y una tes tan blanca y pulcra, como un ángel caído del cielo, un niño con sus hermosas mejillas sonrosadas y sus ojos llorosos y uno de mis amados gatitos en su regazo y uno a cada lado.

sorprendido por la molesta luz de mi móvil en su rostro.

Verlo así solo y con sus ojitos colorados de tanto llorar me partió el alma y me recordó mi infancia, cuando solo tenia 4 años y mi madre alcohólica me dejo en la estación de policía y nunca volvió por mí.