Señorita Andrade, está segura de que quiere que realicemos la cirugía de transmigración?- Preguntó un hombre alto, delgado y calvo, al mismo tiempo que revisaba por vigésima quinta vez los papeles de consentimiento.
Estoy segura. - Contestó ella firmemente, hace poco se había dado cuenta de el rumbo que tomaría su vida si continuaba viviendo de esa forma, tan ignorante y egoísta, el solo hecho de recordar como pasaba los días sin hacer nada más que comer o mirar el televisor le daba escalofríos, ¿Cómo había podido vivir tan tranquilamente, aún sabiendo que miles de personas morían diariamente cazados como si fueran ratas? Se avergonzaba profundamente de su yo del pasado y de las acciones que había cometido, sin duda alguna, haría lo que fuera para borrar su pasado, aunque eso significara tener que dejar que su cuerpo cayera en estado vegetal y que su alma se apoderara de algún cuerpo desprevenido, luego, soltó un suspiro, y, por última vez, miró su delgado cuerpo ante de ser metida a una especie de cápsula, donde, una vez dentro, sintió como esta se llenaba de un líquido cálido y espeso, relajada por la tibiez del fluido, cerró los ojos y se durmió tan profundamente que perdió la conciencia. Pero qué...!?- Se despertó agitada, había tenido un sueño extraño, en este, su alma vagaba por el espacio tiempo, miles de cosas y colores se mezclaban a su alrededor, sonidos, olores y texturas eran uno mismo, creando en maravilloso espectáculo de sensaciones. En eso, recordó que, antes de despertar ahí, ella se encontraba en una clínica, esperando ser transmigrada en otro cuerpo, y, quizás, otro mundo. De un momento a otro, entró en shock, ese no era el cuarto que recordaba antes de quedarse dormida, esa no era su cama, y, más importante, ¡Ese no era su cuerpo! Tal vez los países se habían disuelto hace mucho, pero eso no significaba que no tuviera que reconocer el lugar donde nació, ella, Alice Andrae, había nacido en el territorio de un lugar antiguamente llamado ''Argentina'', también sabía que en ese ex país se hablaba una lengua conocida como Español, y, ahora mismo, ella se encontraba pensando en chino, lo cual solo podía significar una cosa, ¡Había transmigrado en el cuerpo de una chica china! A juzgar por su ropa, y la habitación que la rodeaba, seguramente se trataba de la época en la que todavía no se sobrecalentaba el planeta y se cometían genocidios dignos de Hitler.
Observó detenidamente el lugar, era un espacio pequeño, pero estaba exquisitamente decorado con cuadros de hermosos paisajes, una que otra ventana cerrada cuyas cortinas estaban hechas con la seda de la más alta calidad, las paredes se encontraban tapizadas con papeles que mostraban lindas figuras, cojines suaves y de colores, mantas cálidas y con finos bordados, todo lo que la rodeaba era bellísimo, y, por si fuera poco, se notaba extremadamente caro.
Alice había estado mirando todo el lugar, cuando recordó cual era su principal prioridad, rápidamente, se levantó y se dispuso a recorrer el cuarto, hasta encontrarse con un espejo cuyos bordes estaban bañados en oro. '' Esta chica debe tener unos padres muy adinerados '' Pensó mientras rozaba los extremos del espejo con la mano, luego, levantó la cara, esperando ver el rostro de el cuerpo que se encontraba poseyendo, '' Cielos...'' murmuró sorprendida la notar la belleza de la cara que el espejo reflejaba, esa era ella, o por lo menos su rostro de ahora en adelante, después de observar el espejo un rato más, se dispuso a dormir, se giró y comenzó a caminar en dirección a su cama cuando el crujido de la puerta la hizo contener la respiración.
Mei-Jiejie*, puedo dormir contigo esta noche? Eh tenido pesadillas de nuevo, y tengo miedo...- Una voz tímida, dulce y suave se escuchó, al oír esto, Alice pensó en dos cosas, la primera, que estaba agradecida con que la persona que le visitaba era nada más y nada menos que un lindo y tierno uke, la segunda, que al menos ya sabía el nombre de la persona cuyo cuerpo poseía.
( Jiejie* hermana mayor, también se usa para referirse a una chica mayor que tú )