Chapter 36 - 36 Capitulo 36

BOSTÓN

-¿Quiere decir que no había ningún tipo de seguridad en el museo? – preguntó Jude cuando Adair le contó la historia del robo - ¿Sin guardia? ¿No sonaron las alarmas cuando rompiste la ventana?

Adair negó con la cabeza. Los cortes en su mano habían sanado durante el viaje de regreso. ¿Y las cámaras? Deben haber grabado tu imagen - continuó Jude, preocupado por esta posibilidad - ¿Viste alguna cámara? "¿Cómo podría saberlo?", espetó Adair.

Deben tener una foto tuya – advirtió Jude – Habrá que ver las noticias y buscar en internet, a ver si hubo algún tipo de cobertura. Necesitamos saber que las autoridades no te estarán buscando. No crees que tenían una cámara en el estacionamiento, ¿verdad? ¿Alguna posibilidad de que consiguieran la matrícula?

Adair dejó a Jude preocupándose por estos detalles insignificantes y se fue a su habitación con los libros. Mejor verlos solo, decidió, en caso de que Jude tuviera algún plan para ellos. Empezó con el mayor, sus manos temblaban de anticipación mientras pasaba cada frágil página, su húngaro y rumano volvían lentamente mientras estudiaba los hechizos, recordando cuáles había usado y bajo qué circunstancias. Los hechizos escritos en estos papeles eran los que otorgaban mayores poderes, incluido el de la inmortalidad, copiado de un original ruso robado a un estúpido aprendiz de los Adeptos en San Petersburgo. Y luego estaba la joya de la corona de sus poderes acumulados, un poder exclusivo de él: el hechizo que le permitía cambiar su alma o su cuerpo por el de otra persona.

Ahora que había recuperado su colección de recetas, sintió un enorme alivio. La fuente de su poder había regresado a él, y solo sería cuestión de tiempo antes de que fuera completamente restaurado e independiente de Jude.

Entonces Adair miró el manuscrito veneciano con nostalgia, como si estuviera mirando un viejo álbum de fotos. Como un libro de cocina, el libro de magia contenía sus recetas favoritas y otras más inútiles (¿una poción de euforia? ¿Por qué hacer un gran alboroto acerca de poco repugnante cuando puedes emborracharte placenteramente?) Todo lo que necesitó fue recorrer estas páginas meticulosamente escritas a mano, probablemente copiadas en secreto de alguna versión original por algún monje, para ser transportado a su juventud. Había adquirido este manuscrito cuando estaba comenzando a estudiar alquimia, un joven bendecido con una curiosidad.