Las manos de Samara temblaban, incluso quería llorar. Había hecho todo lo posible para proteger a su hija, pero Álvaro ni siquiera sabía de su existencia. Si le contara, seguramente haría una prueba de paternidad con ella lo más pronto posible. Sin embargo, ahora su condición de salud realmente no era adecuada para ninguna cirugía.
Samara estaba muy ansiosa, pero no tuvo más remedio que esperar. Ese tipo de sufrimiento solo le hacía más daño, pero no se lo podía decir a Laura. Cuando la niña escucho a su madre, inmediatamente se puso feliz.
-Mama, esperare a que volváis. Soy muy fuerte. Ayer, la directora del hospital me dijo que soy la chica más fuerte de todo el mundo.
Samara volvió a llorar. Víctor vio las lágrimas de Samara desde la ventana y se sintió un poco angustiado. Quería ir a consolarla, pero no quería molestarla. Tal vez, incluso Samara no sabía que, en ese momento, todo su cuerpo parecía envuelto por un aura… el resplandor invisible le daba la imagen de una mujer sueve y alentadora.
Esa sensación conmovió mucho a Víctor, de repente sintió que Samara era como una diosa que solo podía admirar de lejos. Por alguna razón, Víctor puso el dinero sobre la mesa. Aunque todavía tenía muchas dudas sobre Samara, en este momento, solo quería dejarla en paz.
Después de salir de la cafetería, aunque a regañadientes, Víctor llamo a Álvaro.
- ¿Es algo importante?
-Catalina está en la cafetería delante del hospital. Ven y llévatela. Tengo algo que hacer ahora y no puedo encargarme.
-Víctor, te la has llevado ¿y ahora la dejas sola? ¿sabes que está en peligro? Y ella…
- ¿Vienes o no? Me voy ahora. -Víctor no estaba de humor para seguir hablando.
Sintió que había hecho algo estúpido al llamar a Álvaro. Sin embargo, mirando a Samara que todavía estaba hablando por teléfono, Víctor se sintió un poco mal.
Álvaro vacilo por un momento, después se dio la vuelta y se fue. Solo envió a gente a esperar noticias de Anabel y rápidamente llego a la cafetería. Cuando Víctor vio que Álvaro había llegado se fue.
Álvaro buscaba a Samara con enfado. Vio que ella estaba hablando por teléfono bajo el sol con una expresión tierna que nunca había visto antes. Ese tipo de ternura era diferente al que le mostraba a Eduardo. Parecía estar acompañado de angustia y compasión.
¿Con quién estaba hablando? ¿Y quién podría hacer que ella se preocupara tanto? Álvaro de repente se dio cuenta de que en realidad no conocía lo que le había pasado en estos 5 años. No podía esperar a saber con quién estaba hablando, pero al igual que Víctor, no podía soportar arruinar esta atmosfera.
Aunque Samara estaba muy triste y tenía lágrimas en los ojos, ella era tan tierna que la gente no podía apartar la mirada. Este tipo de ternura era desconocida para Álvaro, pero no podía soportar romperla.
En ese momento, Samara era como sacada de un sueño, haciéndole sentir que no podía tocarla. Álvaro de repente entro en pánico. Quería seguir adelante, pero al final se detuvo en la entrada de la cafetería esperando en silencio.
Después de salir de la cafetería, Víctor fue a un lugar. Condujo con rapidez a las afueras de Ciudad H, donde había un sanatorio. Cuando el portero lo vio, lo dejo entrar porque era un visitante habitual.
Entro en el sanatorio sin ningún obstáculo, familiarizado con el camino que llevaba a una habitación VIP. Había una mujer sentada en la habitación. Esta mujer mantuvo muy bien su apariencia, pero estaba sentada en una silla de ruedas con los ojos marchitos, mirando el paisaje de fuera aturdida.
Era como un pájaro encerrado en una jaula, sin alegría ni tristeza, sin deseos o exigencias. Víctor se sintió triste y lloro. Se acerco con cuidado a la mujer y se arrodillo sobre una rodilla. Sostuvo la mano de la mujer con fuerza y dijo suavemente:
-Mama. -no sabía porque de repente quería ir a visitar a su madre, pero desde que vio a Samara haciendo la llamada se acordó de la mujer que le dio la vida, a pesar de que ella hacía mucho tiempo que ya no lo reconocia.
El cuerpo de la mujer tembló y ella con prisa giro su rostro para mirar a Víctor. No había sorpresa en su mirada y ninguna emoción. Solo miro a Víctor directamente, pero no había intercambio emocional. Era como si Víctor fuera un extraño.
Esta mirada hizo que Víctor se sintiera abatido. Recordó cómo era la mirada de Samara en ese momento, tenía un resplandor maternal que a menudo veía en la cara de su madre cuando era un niño. Pero ahora, la persona a la que más quería en el mundo no lo conocía. Los ojos de Víctor se llenaron de lágrimas al instante.
-Mama, mírame. Soy Víctor, tu hijo. ¿Puedes mirarme? ¿puedes responderme? ¡Mama! -Víctor apoyo la cabeza en el regazo de su madre como un niño y lloro.
Hacía mucho tiempo que no pensaba en su madre y no vino a visitarla. Tenía miedo de ver esa mirada extraña en los ojos de su madre. Temía que ella lo tratara como a un extraño. Pero fue a causa de la mirada de Samara, aunque al llegar solo vio la indiferencia de su madre.
Víctor estaba llorando como un niño, pero de repente se dio cuenta de que le acariciaban suavemente la cabeza. Levanto la cabeza y vio a su madre sonriéndole.
-Te contare un secreto. Tengo un hijo que se llama Víctor. Es obediente y muy bonito. Él es muy inteligente. Me dijo que cuando sea adulto me llevara a viajar por todo el mundo y me enseñara lo grande que es. Ya es otoño y las hojas han caído, pero mi hijo no está aquí.
De repente Víctor se sintió muy dolido.
-Estoy aquí mama. Siempre he estado aquí. Solo he crecido.
-Mi hijo se ha perdido. Solo tenía 6 años, pero su padre se lo llevo y se perdió. Ese hombre es un bastardo. Se llevo a mi hijo a una fiesta y coqueteaba con otra mujer, así que perdió a mi hijo. ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hijo? ¡Devuélveme a mi hijo! ¡devuélvemelo! -la mujer de repente agarro locamente el cuello de Víctor y su expresión se volvió feroz.
Víctor se sintió sofocado, pero su corazón dolía aún más. Cuando tenía 6 años, no se perdió, fue secuestrado, pero su padre estaba coqueteando con otra mujer. Cuando su padre se enteró de que había sido secuestrado, su madre descubrió el escándalo de su padre.
La pérdida de su hijo y el engaño de su marido fue un gran golpe. Sin embargo, ella no había sido derrotada porque todavía tenía que salvar a su hijo. Pero, no esperaba que el secuestrador fuera un enemigo de su padre. No pidió dinero, sino quería hacer que la familia Ribeiro no tuviera descendientes.
El secuestrador tenía una bomba atada al cuerpo y planeaba morir junto con Víctor. Afortunadamente, una niña paso, llamo a la policía y desato a Víctor en secreto, por lo que el escapo del golpe fatal en el último momento, escondido en un cubo grande. Sin embargo, se desmayó por la explosión.
Para su madre él había muerto. Fue una explosión devastadora. El secuestrador se había hecho pedazos y pensaron que el niño también. Ella se volvió loca en ese momento. Le había dado toda la esperanza y el amor a su hijo, pero lo vio morir y experimento la infidelidad de su marido.
Durante años, había estado en el sanatorio para recibir tratamiento y recuperación. En los primeros años, intentaba suicidarse todos los días. Al final, decidió callarse y mirar por la ventana.
El medico dijo que ella se había sumergido en su propio mundo. Eso a Víctor no le parecía mal. Al menos su madre ya no sufría más. Sin embargo, en el momento en el que vio a Samara haciendo una llamada, de repente pensó en su madre y quiso verla.
A pesar de que lo estaba sofocando, Víctor estaba reacio a rechazar a su madre y grito llorando:
-Mama, soy yo. No morí, he crecido. Mírame, mírame. ¡Soy tu hijo!
Tal vez el ruido fue tanto que molesto a las enfermeras, que entraron corriendo y se sorprendieron mucho al ver esta escena. Debido a la identidad de Víctor, no podía sufrir ningún daño. Las enfermeras apartaron a la mujer y rápidamente le dieron un tranquilizante.
Al ver a su madre calmarse y dormir lentamente, Víctor se sintió más dolido.
-Señor Víctor, el estado de ánimo de su madre ha sido estable estos años. ¿Qué ha pasado? -el director llego pronto y se preocupó al ver la escena, así que pregunto por la situación.
Víctor lo agarro del cuello y dijo con saña:
-No tiene alegría, ni tristeza. ¿Esto es emocionalmente estable? Mi familia te paga tan bien, ¿pero me das este resultado?
El director no podía hacer nada ante la emoción de Víctor.
-Señor, esta es la mejor condición de su madre.
Las manos de Víctor cayeron de inmediato. Él no quería esta condición, quería que su madre lo sostuviera en sus brazos como cuando era niño, le cantara canciones de cuna y le contara historias… o que al menos hablara con él.
Víctor no podía soportar la opresión y rápidamente salió de la habitación. El móvil estaba sonando, pero él no quería responder.
Samara escucho el sonido de llamada desconectada. Ella no sabía que le había pasado a Víctor o por que se había ido de repente. Pensaba invitarlo a un café, pero él había pagado la cuenta. Ella estaba realmente un poco avergonzada.
Samara intento ponerse en contacto con Víctor por teléfono y salió de la cafetería. Sin embargo, vio a Álvaro esperando en la puerta. En ese momento, había muchas colillas en los pies de Álvaro, mostrando que él había estado allí durante mucho tiempo.