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Chapter 93 - La llegada de Anabel

- ¿Qué pasa fuera? -Josué frunció el ceño y le pregunto a los guardaespaldas a su lado.

El guardaespaldas salió rápidamente a comprobarlo. Cuando volvió, su expresión era vacilante.

- ¿Qué pasa? -Josué sabía que tipo de personalidad tenía su subordinado. Entonces, su vacilación e indecisión lo inquietaron un poco.

El guardaespaldas respiro hondo y dijo:

-Anabel ha venido. Después de saber que el señor Álvaro está en el quirófano, insiste en entrar.

Al escuchar esto, Josué creía que sería un problema complicado. Anabel era la cuidadora de Álvaro. Aunque Samara la había despreciado por los errores cometidos antes, Josué no llevo a Anabel fuera de Ciudad H. en cambio, encontró una casa para que ella viviera.

Josué sabia los sentimientos de Álvaro hacia Anabel. Aunque era una sirvienta, Josué hizo todo lo posible para mejorar su vida. No había pensado que ella causaría problemas otra vez. Josué miro a Samara avergonzado.

-Señora, lo siento.

-Álvaro esta herido ahora, pero Anabel está muy informada. Ella ha venido a ver a Álvaro, así que debe estar preocupada.

Las palabras de Samara hicieron que Josué se aturdiera un poco. Solo entonces se dio cuenta de que la llegada de Anabel era rara. Para no afectar a Álvaro y Samara, Josué llevo a Anabel a un suburbio remoto. No había mucha gente allí y el aire era muy bueno. Incluso le había puesto dos sirvientes para que la cuidaran. Lógicamente, incluso si ella recibiera la noticia, no podría llegar aquí tan rápido. Al menos, llegaría más tarde. Al pensarlo, la expresión de Josué cambio.

-Señora, quiere decir que…

-Estamos en el hospital. Álvaro todavía está en el quirófano. No tengo tiempo para lidiar con estos asuntos, tampoco quiero que ella moleste a Álvaro. Soluciónalo tú mismo. -Samara estaba un poco cansada. Sabía que Anabel era sospechosa, pero no quería echar la culpa a Josué.

Ella vivía con Álvaro desde que era muy pequeño. Durante todos estos años, lo trataba como si fuera su propio hijo. Aunque Anabel no era muy amable con ella, todo lo que había hecho era para el bien de Álvaro. Además, ella no sabía quién era realmente.

Ahora que Álvaro estaba herido, Samara realmente no quería tener ningún conflicto con Anabel para que Álvaro no estuviera en un dilema. En los últimos años, había hecho muchas cosas en su contra. Ahora él había arriesgado su vida por ella, esto era suficiente. En cuanto a Anabel, realmente no quería discutir con ella en este momento. Además, Eduardo también estaba. Ella no quería hacer nada desagradable delante de su hijo.

Josué inmediatamente entendió lo que Samara quería decir, rápidamente se dio la vuelta y se fue. No mucho después, el silencio volvió.

Eduardo pregunto con curiosidad:

-Mama, ¿Quién es la persona de fuera?

-No la conozco. ¿Estas cansado? Duerme un poco. -viendo que Eduardo bostezaba, Samara se sentía amargada.

-No estoy cansado. Quiero esperar a que salga Álvaro. -aunque Eduardo dijo esto, ya no podían abrir los ojos. Después de lo que había experimentado, Eduardo yacía en el abrazo de Samara con agotamiento, sacudió la cabeza varias veces.

Samara sonrió suavemente y no dijo nada. En cambio, abrazo a Eduardo y lo hizo estar en una posición cómoda. Para Eduardo, reconocer a Álvaro como su padre no era fácil, probablemente necesitaba tiempo para adaptarse. Sin embargo, Samara no tenía prisa. Tal vez, Álvaro se enfadaría por eso después, pero esto era lo mejor que podía hacer por ahora.

Eduardo finalmente se quedó dormido. No había preocupación ni miedo. Durmió tranquilamente, pero sus manos pequeñas agarraron fuertemente el cuello de Samara. Se podía ver que aún estaba asustado.

Samara le dio una palmadita en la espalda para consolarlo. Al verlo, Josué dijo en voz baja:

- ¿Lo llevo de vuelta? También está cansada.

-No es necesario. -Después de que Eduardo desapareciera, nadie podía entender la tristeza de Samara. Ahora que estaba abrazando a su hijo, realmente deseaba que nunca lo dejara ir.

A pesar de que trataba a los demás con amabilidad, no podía conseguir lo correspondiente en el camino. Ella nunca había dañado a otras personas intencionalmente, pero debido a que era la mujer de Álvaro, fue considerada un problema. En el pasado, no le importaba nada cuando estaba sola. Ahora tenía hijos, en realidad no quería que sufrieran tanto por ella.

Quería proteger a su familia, así que no podía ser intimidada como antes. Siendo madre, tenía que proteger a sus hijos con cuidado. Eduardo había estado dormido por un tiempo. Pero Álvaro todavía no había salido. Después, el teléfono de Samara sonó.

Para no molestar a Eduardo, no tuvo más remedio que pasarlo a Josué. Josué lo cogió cuidadosamente. Cuando Samara vio el nombre de la persona que la llamaba, rápidamente se dirigió a la esquina de las escaleras.

- ¿Carlos?

- ¿Has encontrado a Eduardo? -Carlos estaba muy preocupado y su voz era un poco ronca. Tal vez no había dormido durante toda la noche.

Pensando en lo que Carlos había hecho por sus hijos y ella, Samara se sintió culpable.

-Lo encontré. Ya está dormido. Afortunadamente, no tiene heridas, solo está un poco asustado. -Samara dijo en voz baja mientras reflexionaba sobre como hablar de este asunto con Carlos.

Conocía los sentimientos de Carlos por ella. Durante los últimos años, había hecho todo lo posible para que él se enamorara de otra mujer. Sin embargo, Carlos siempre prestaba toda su atención a ella y sus hijos.

Si no fuera por Álvaro, se enamoraría de un hombre como Carlos. Desafortunadamente, no podía cambiar sus sentimientos. Carlos dejo escapar un suspiro de alivio cuando escucho que Eduardo estaba bien.

-Ayer, Laura estaba inquieta. Dijo que siempre siente que algo malo está pasando. Yo solo podía consolarla. Siempre dice que los gemelos pueden sentir lo que el otro siente, así que estaba preocupado. Afortunadamente, Eduardo está bien.

Al escuchar a Carlos mencionar a Laura, Samara susurro:

-Gracias, por cuidarnos todos estos años, especialmente a Laura. Si no fuera por ti, ni siquiera sabría qué hacer. Carlos, creo que…

-Si no hay nada más, hablamos después. Estoy un poco ocupado. -Carlos interrumpió a Samara antes que terminara sus palabras. Él sabía lo que iba a decir. Habían hablado así más de 100 veces en los últimos 5 años. Cada vez, necesitaba muchas ganas para perseverar. Después de todo, aunque era un hombre exitoso, también se sentía amargado por ser rechazado repetidamente por ella.

Samara sabía que había herido a Carlos otra vez y dijo avergonzada:

-Lo siento, Carlos.

-No me lo digas. Sabes que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti.

-Pero no quiero que pierdas tu tiempo. Nerea me lo ha dicho muchas veces. Carlos, ya no eres joven. Es hora de que tengas tu propia familia. -Samara sabía que Carlos no estaba dispuesto a escuchar esto, pero tenía que decirlo.

Incluso si ella no aceptara los sentimientos de Álvaro, tampoco podría aceptar a Carlos. El merecía ser amado de todo corazón. Mientras ella todavía estaba enamorada de otro hombre y seguía molestándolo con sus hijos.

Ahora que sabía que su mente no había cambiado en los últimos años, se dio cuenta de que Álvaro era la única persona a la que quería, por lo que tenía que aclarárselo a Carlos. Al final, Carlos todavía no pudo evitar que Samara dijera esas palabras. Suspiro y dijo:

- ¿Has perdonado a Álvaro?

Samara guardo silencio por un momento y dijo:

-Lo que paso hace cinco años fue un malentendido. Él no sabe nada. Tampoco ha vivido bien estos años. Además, los niños necesitan un padre.

-Sabes que puedo ser su padre si quieres. -Las palabras de Carlos llevaban un rastro de tristeza.

Sin embargo, a Samara le dolía lo que había dicho. Ella trataba a Carlos como un familiar. Él siempre la había cuidado como si fuera un hermano. Sin embargo, cuando estaba con él, no sentía nada especial.

Tal vez, cuando vio a Álvaro por primera vez, su corazón fue conquistado y ya no podía tener a ningún hombre en el mundo. Independientemente de lo que había hecho, no podía dejar de amarlo.

-Lo siento Carlos, lo siento mucho. -Samara no sabía que más decir aparte de eso.

Le debía demasiado a Carlos. Samara sabía que ella nunca sería capaz de pagarle en toda su vida. A veces, sentía que el destino era muy raro. Como se había enamorado de Álvaro, ¿Por qué podía encontrar a un hombre tan perfecto como Carlos después?

Carlos guardo silencio por un momento y susurro:

-No digas nada más, ya que lo aceptaste, ¿vendrás a recoger a Laura pronto? -Carlos sabia como era Álvaro.

El, Álvaro y Samara eran compañeros de universidad. Cuando estaban en la universidad, se había enamorado de Samara. Sin embargo, ella se enamoró de Álvaro, por lo que solo podía darle sus bendiciones.

Originalmente, había pensado que estos años serian una oportunidad, pero ella todavía lo trataba como antes. Claro que estaba decepcionado, pero no podía cambiar sus sentimientos hacia ella. Carlos suspiro, pero se sentía amargado.

-Si él te hace daño en un fututo, dímelo y no lo perdonare.

-Carlos, gracias. -Samara de repente quería llorar.

Siempre se creyó la mujer más miserable del mundo, pero ahora se daba cuenta de que en realidad era la más afortunada.

-No llores. Samara, no importa lo que elijas, siempre y cuando seas feliz, seré feliz. -Carlos colgó el teléfono, pero ya no podía contener las lágrimas.

Todavía no podía retenerla al final. Incluso Laura, que se había quedado con él toda la vida, estaba a punto de dejarlo. De repente, sentía odio hacia Álvaro.

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