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Chapter 65 - Siempre pienso que estas embargada por el pasado.

Samara se puso un poco feliz. No importaba quien era la persona que llegaría, Álvaro, como la persona a cargo de este lugar, definitivamente tendría que salir. Así que, después de su salida, ella y los niños podrían comer en un entorno libre.

En ese momento, Samara no pensó en la razón por la que no quería estar con Álvaro. Ella simplemente no quería quedarse con él en el mismo sitio, especialmente después de aquella experiencia.

Álvaro tenía mala cara y Eduardo frunció el ceño ligeramente, pero Adriano no se vio afectado seriamente. Así actuaba Adriano porque, a su juicio, Álvaro siempre estaba ocupado, por lo que no tuvo muchas oportunidades de ver a Álvaro cuando estaba en la casa Ayala. Y era aun mas imposible cenar con el en la misma mesa.

Samara tosió y dijo:

- ¿No te parece necesario salir a echar un vistazo?

- ¿Quieres que me vaya? -Álvaro miro directamente a Samara. No quería reconocerlo, pero la mirada de Samara la traicionaba, lo cual hizo que Álvaro se sintiera extremadamente decepcionado. Una mujer que se había enamorado tanto de él se convirtió en una persona tan indiferente, ¿Cómo podría ser así?

Viendo la expresión triste de Álvaro, Samara lo ignoro y dijo, con su cara hacia el suelo:

-Si digo que sí, ¿vas a salir?

- ¡No! Llevo mucho tiempo sin comer algo hecho por ti. Me quedare sin importar lo que haya pasado. -obviamente Álvaro no quería que ella lograra su objetivo. Esta mujer era cada vez mas capaz de causarle molestias.

Para Samara, esto era previsible, por lo que no estaba muy decepcionada. Ella solo se encogió de hombros con indiferencia y se sentó al lado de Eduardo. Adriano estaba un poco confuso. Sin embargo, no tuvo la motivación de preguntarle a Álvaro, así que solo bajo la cabeza y bebió el agua que tenía ante él. Mientras que el agua estaba a punto de llegar al fondo del vaso, de repente, un par de manos gruesas se acercaron al vaso y se lo arrebataron directamente.

- ¡Que! ¿Dónde está mi vaso? -Adriano grito rápidamente, pero al instante vio a Eduardo poner su vaso al otro lado y este le dijo con indiferencia:

-Come.

-Pero papa todavía no se ha puesto a comer. -Adriano también tenía mucha hambre. Estaba tan hambriento que sentía una presión en el pecho. Sin embargo, Álvaro no había empezado a comer, así que no tenia el derecho a mover sus palillos. Esta era una regla de la familia Ayala, según Rebeca.

Eduardo le echo una mirada a Álvaro y dijo en voz baja:

- ¿No tienes hambre después de perder tanta sangre?

- ¡Claro que sí! -dijo Adriano débilmente, mirando de vez en cuando a Álvaro con una expresión lamentable.

De repente, Álvaro sintió que era como un chico inmaduro, que había ignorado el sentimiento de los niños solo para expresar su descontento con Samara.

-Hora de comer, chicos. -dijo Álvaro.

Al escucharlo, Adriano cogió sus palillos. Pero a Eduardo no le importaban para nada las ordenes de Álvaro y cogió los palillos y le dio un pedazo de carne en salsa de soja a Samara.

-Mama, últimamente estas muy ocupada. Come un poco más.

-Gracias, mi amor, come tú también. -Samara acaricio la cabeza de su hijo y sonrió de una manera extremadamente suave.

Viéndola así, lo que le vino a la cabeza a Álvaro no era más que una imagen llena de placidez y sosiego. El sonido de paso era cada vez mas claro y la voz de Josué vino desde fuera.

-Señor, hay un problema en Ciudad H.

La mano de Álvaro se detuvo un momento y dijo con indiferencia:

-Voy a terminar de comer.

-Pero…

- ¿No me has entendido? -pregunto Álvaro en un tono serio.

Josué se retiro rapidamente. No sabía lo que estaba pasando dentro, pero la persona a la que Álvaro prestaba tanta atención solo podía ser Samara. Después de saber su verdadera identidad de la mujer, la actitud de Josué hacia ella era totalmente diferente. Sin embargo, Samara todavía no lo había notado.

Samara miro a Álvaro y dijo:

-Hay tanta gente en Ciudad H que te esta esperando para conseguir trabajo y ganarse la vida y aquí estas, disfrutando de la comida cómodamente, pero probablemente ellos perderán sus empleos.

-Esta mierda no tiene nada que ver conmigo. -estas palabras sorprendieron a Samara. Álvaro puso un ocra en el cuenco de Samara, como si no hubiera percibido su mirada confusa y dijo: -recuerdo que te gusta el ocra.

Samara se detuvo un poco y no comió, le dijo a Álvaro con indiferencia:

-Mi gusto en el pasado no es necesariamente el mismo en la actualidad. La gente es inconstante, especialmente las mujeres. ¿No lo sabias?, señor Álvaro.

-De hecho, no. Siempre pienso que estas embargada en tus recuerdos. -Álvaro dijo con los sentidos tácitos.

Samara fingió no entenderlo.

- ¿Embargada en el pasado? Eso depende. Hay algunas personas que no merecen mi sinceridad, así que, ¿Por qué las echo de menos? Antes era demasiado estúpida, pero ahora ya no me molesta. Hay tantas personas que no merecen mi amor, ni tampoco mi odio. Por lo tanto, prefiero vivir una vida exenta de preocupaciones e inquietudes y los recuerdos del pasado, ¡a la mierda!

Al ver lo que Samara dijo con tanta espontaneidad, los ojos de Álvaro estaban cada vez mas oscuros, pero el dijo con indiferencia fingida:

-Entonces está bien si te sientes feliz.

Sus palabras hicieron que Samara se sintiera cada vez mas incomoda. ¿Qué significaba esta frase? Ella tenía la intención de pedirle su vida, ¿se la daría? Pero ahora, pensando en la automutilación de Álvaro, se tragó su petición.

En este momento, Samara se sentía demasiado descontenta. Originalmente tenía la intención de enfadar a Álvaro, pero al final, parecía que solo se había causado molestias a si misma, siendo incapaz de decir algo más. Samara bajo la cabeza y empezó a comer y decidió ignorar a Álvaro.

Eduardo observaba el intercambio entre ambos adivinando sus pensamientos. Al ver que su madre no odiaba tanto a Álvaro, se confundió con los sentimientos de su madre. Mientras tanto, Adriano continúo comiendo como un glotón y murmuro:

-Samara, la comida que prepara esta riquísima. ¿me puedes preparar comida más a menudo?

- ¡De ninguna manera! -Eduardo pensaba que el otro niño quería apropiarse de su madre, así que, de repente, le dio un ligero golpe en la frente.

-No, Eduardo, me duele.

-No te daré golpes para que no te duelan, es que lo hago intencionalmente. -dijo Eduardo con disgusto

Adriano acaricio su frente y dijo:

-Parece que tienes razón.

Al ver que Eduardo se estaba burlando de Adriano, Álvaro no pudo expresar concretamente lo que sentía y susurro:

-Yo antes tuve un hermano menor que se burlaba de mi como lo que te hace Eduardo. -esta era la primera vez que Álvaro hablaba del asunto. Eduardo se quedó atónito por un momento y aún más sorprendida estaba Samara.

¿Álvaro tuvo un hermano menor? ¿Por qué no lo sabía? Después de casarse con Álvaro, durante los tres años de matrimonio, nunca había oído a nadie mencionar que el tuviera un hermano menor. Ella estaba convencida de que Álvaro era hijo único.

- ¿Estás loco? ¿Quién no sabe que eres el único sucesor de la familia Ayala? -dijo Samara en tono burlón.

Pero Álvaro susurro:

-Eso es porque mi hermano fue expulsado de la familia Ayala y su nombre fue borrado de la genealogía de nuestra familia. En la familia Ayala, a nadie se le permite mencionar su nombre. Con el paso del tiempo, todos se olvidaron de él. -diciendo esto, de repente perdió el apetito. -mi hermano menor cometió un error cuando tenia dieciocho años. Era tan joven e inmaduro que, golpeo a una persona hasta matarla. Aunque la familia Ayala es muy poderosa, todos somos iguales ante la ley. Sin embargo, mi madre era una mujer que jugaba el papel de madre, así que, con el fin de proteger a mi hermano menor, elimino su nombre de la genealogía frente a todos y dijo que no podía volver a la familia Ayala por el resto de su vida. Esa noche, mi hermano se marcho de Ciudad H. nadie sabia como se fue, pero yo sí. La familia de la victima no pudo encontrarlo, por lo tanto, pidieron a la familia Ayala que entregara a mi hermano.

Luego mi madre les dio mucho dinero y así estaba solucionado el problema. Pero desde aquel entonces, no he recibido ninguna noticia de él. -hablando sobre el pasado, Álvaro parecía triste.

Esta fue la primera vez que Samara lo escuchaba contar la historia de la familia Ayala. Irónicamente, cuando ella era la nuera de la familia, nunca supo nada de esto. Pero ahora, sin el título de nuera, estaba al tanto del secreto.

- ¿Y luego? ¿dejaste de buscarlo?

-Lo busque. Pero, desafortunadamente, no lo encontré. Sin ningún rastro era como si hubiera desaparecido del mundo. Lo busque mediante todos los canales, pero fue en vano, no había rastro de él. Y más adelante, me enteré de que había cambiado su apellido y su nombre, y se había ido a un pequeño pueblo fronterizo. Se convirtió en una persona común. Nadie conocía su pasado y nadie discutió sobre eso. Era feliz solo. -Álvaro sonrió.

Adriano escucho, estaba un poco fascinado, así que le pregunto rápidamente:

- ¿Y luego? ¿ha vuelto mi tío?

- ¿Tu tío? -Álvaro murmuro estas dos palabras en voz baja. Miro a Adriano con una expresión complicada y dijo suspirando: -el no pudo volver, no lo hará nunca. Murió en aquel pequeño pueblo, en una confrontación entre traficantes de drogas y la fuerza policial armada, fue informante de la policía y murió en batalla.

Samara estaba totalmente aturdida. Pensó em inúmeras posibilidades, e incluso, pensó que podría ser otra historia creada por Álvaro. Sin embargo, mirando su expresión. Triste, ella se decantaba por creerlo.

De repente, Adriano se puso triste.

- ¿Ha muerto? ¿Cómo puede ser? Todavía no he visto a mi tío.

Álvaro miro a Adriano, con una mirada ligeramente diferente y dijo em voz baja:

-Algún día, te llevare a su tumba para rendirle culto.

- ¿Qué es rendir culto? -Adriano miro a Álvaro parpadeando.

Eduardo pensó que a veces Adriano era realmente estúpido.

-Es limpiar la sepultura.

- ¡Lo entiendo! Entonces papa, llévame allí cuando tengas tiempo. ¿pero mi tío es un gran héroe?

-Por supuesto que sí. El es el orgullo de la familia Ayala y aun mas el héroe de todo un pueblo. -Álvaro dijo con la voz ligeramente temblorosa.

Adriano asintió y dijo:

- ¡Quiero ser un héroe como mi tío cuando sea mayor!

-Entonces tienes que entrenar tu cuerpo primero. -Eduardo solía decepcionar a Adriano con sus palabras.

Al instante Adriano empezó a gritar tristemente. Samara acaricio su cabeza y le dijo:

-No te preocupes, serás un gran personaje.

- ¡Gracias Samara! ¡eres tan amable! ¿Qué te parece ser mi madrina? -Adriano se agarró al brazo de Samara, pero Eduardo lo impidió inmediatamente.

-Te lo advierto, si te atreves a pensar es, nunca mas te hare caso en toda mi vida.

-No, Eduardo, estaba bromeando. -Adriano cambio rápidamente su postura.

Álvaro no presto mucha atención a los niños y dijo a Samara en voz baja:

-Ven conmigo, quiero decirte algo.

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