Aunque su padre había fallecido hacía muchos años, Victoria aún recordaba su voz cálida y cariñosa cuando la abrazaba y la engatusaba para dormir. Sintió que la voz de este viejo adivino era demasiado parecida a la de su difunto padre. Era profunda y vibrante.
Como admiraba y respetaba a su padre, cuando tenía 17 o 18 años, Victoria siempre buscaba hombres que tuvieran esas voces.
Ella encontraba a esos hombres extremadamente encantadores.
Victoria tuvo inmediatamente una buena impresión de este anciano.
—Señor, creemos que le hemos dado en la pierna recién. Déjeme echar un vistazo. ¿Está usted herido?
Victoria quiso levantar el dobladillo de los pantalones de Jordan para mirar su pierna, pero él la detuvo inmediatamente.
