Randall recuperó la foto de Jordan y la colocó en el marco. Luego colocó el marco con cuidado sobre el altar.
Pronto, un subordinado entró con un vestido negro.
Randall agarró el vestido y le dijo a Victoria:
—Deberías ponerte un vestido negro. Después de todo, eres su viuda.
—Oh, está bien. Gracias, tío.
Victoria aceptó el vestido y se dirigió a otra habitación para cambiarse. Al principio le preocupaba que Randall no conociera su talla y que el vestido no fuera adecuado. Pero el vestido estaba hecho a medida para ella y le quedaba perfecto.
Con el vestido negro, Victoria desprendía el aura de una mujer noble. Llevaba el pelo recogido en un moño y su rostro estaba lleno de tristeza. Tenía todo el aspecto de una viuda elegante.
Después de eso, Victoria se unió a Randall en el altar.
Pronto, una oleada tras otra de gente entró.
