Tú, tan inocente, eres el sol.

Y tú, tan lleno de pecado, también eres el sol.

[Sensación de Soñar]

Una puerta negra al final del pasillo, parece desgastada. Liam un chico de 17 años, cursa quinto semestre de preparatoria, su cabello es castaño oscuro y padece de miopía por lo que utiliza anteojos. Se acerca corriendo, agitado, como si algo lo persiguiera; logra alcanzarla y la abre de golpe; al hacerlo suena un rechinido bastante peculiar. Una brisa lo golpea agresivamente.

"Ah". Se queja y cubre su rostro.

La brisa paró, al levantar la mirada observa un campo; se siente una armonía en el lugar. El césped parece recién regado, las gotas en el aún se logran ver. Da una sensación de poder respirar de nuevo.

[This is my safe place]

Una campana comienza a sonar.

-¿Qué pasó?-.

Despierta un poco agitado, se había quedado dormido en la clase de matemáticas. Observa a su alrededor, la mayoría de sus compañeros ya se habían ido, se pone de píe, toma su mochila y sale del salón.

[---]

Sale de la escuela, al ser invierno trae puesto un suéter negro con detalles en azul. Observa el cielo, agacha la mirada y continúa. El día está nublado, son alrededor de las 3:40 pm y no parece que vaya a mejorar.

Acerca sus manos hacia su boca para poder calentarlas un poco. "Qué molestia con este clima".

[El sonar del viento]

Se encuentra sostenido sobre una pared, cerca del centro de la ciudad. Saca su celular y le marca a alguien.

"Hola, ¿Ya casi llegas?". Pregunta.

"Si, estoy cruzando la esquina, a mira, ya te vi". Le responde la persona al teléfono.

Era Sophia, una chica de 18 años, un poco más baja de estatura que Liam, su cabello largo hasta la mitad de su delgada espalda, es castaño y tiene un lunar justo debajo del ojo izquierdo. Por problemas familiares tuvo que dejar de estudiar; actualmente es pareja de Liam, hoy quedaron en ir a ver una película al cine, son cerca de las 4:20 pm, no queda mucho para que comience su función, al parecer llega un poco tarde de lo acordado.

"¿Por qué tan tarde?". Le replica Liam.

"Perdón, es que...". Ella comienza a explicarle.

Liam se tranquiliza. "Tranquila, no pasa nada". Y la toma de la mano. "Vámonos...".

[The reason]

5:30 pm. Casa de Liam.

"Cariño, ya llegué". Dice su padre al entrar a la casa. Un adulto de 48 años, misma altura que Liam, tiene un bigote en el cual se comienzan a ver canas.

"Hoy llegas temprano". Responde su mamá. Mujer adulta de 47 años, baja estatura, cabello corto oscuro, tiene una cicatriz en su mano derecha.

"Me dejaron salir antes. ¿Liam no ha llegado?". Dice el papá.

"No, llegará tarde...". Le responde la mamá mientras él se acerca; se sienta junto con ella en el sillón de la sala.

El clima del exterior está bastante frio, su sala contrasta de forma muy reconfortante con un clima cálido, él le da un beso tierno por haber llegado, todo el día piensa en ella, en su familia, aún después de todo estos años que llevan casados, se siguen amando como el primer día; tanto él como ella siempre están al cuidado del otro, se apoyan mutuamente y resuelven sus problemas juntos, cualquiera estaría celoso del tipo de relación que han mantenido ellos dos a lo largo de los años. Ese tipo de relación por la que darían la vida por el otro.

[La semilla en mi corazón]

"Noticia de última hora, el huracán Colin cambió su trayectoria y se acerca a las costas de (...) por lo que se prevé tormentas en las ciudades de la redonda...".

El televisor estaba encendido; el padre toma el control remoto y sube el volumen.

"Espero Liam se haya llevado un paraguas". Dice la madre preocupada.

[7:00 pm. Afueras del cine]

Liam voltea al cielo, está a punto de llover y obviamente no trae consigo un paraguas. Toma de la mano a Sophia y se apura para llegar a su casa.

[7:15 pm]

No lograron avanzar mucho, el cine queda muy alejado de la casa más cercana; la lluvia comenzó hace como 5 minutos y no parecer ceder en lo absoluto. Ahora mismo se encuentras resguardados debajo de una parada de autobús.

Como la noticia se avisó de último momento, aún hay muchos coches por la calle de personas que vuelven de sus trabajos. Tanto las luces de los coches como la de los semáforos se reflejaba en el pavimento de una forma única antes de distorsionarse por la tormenta.

"Esto no hubiera pasado si no hubieras tardado tanto en llegar". Reclama Liam enojado. "Por tu culpa llegamos tarde y la función se había llenado, tuvimos que esperar media hora más para otra función".

"No lo entenderías". Responde Sophia.

"¿Qué no entendería que? Siempre es lo mismo contigo, siempre llegando tarde las citas y yo solo esperando como estúpido".

Sophia le da una cachetada; levanta la vista, sus ojos se ven llorosos.

"¿¡Qué te pasa!? Siempre te molestas, pero lo haces ver como que no, siempre intentas ser lindo conmigo aún enojado, ¿Por qué? ¿Por qué hoy eres tan patán? ¿Ya te hartaste de mí? Tu sabes los problemas que tengo que casa, como yo tengo que cuidar de mi hermanita porque mis padres son unos buenos para nada que no les importamos en lo más mínimo; ¿¡O es que ya lo olvidaste!?...".

Liam no se atreve a verla a los ojos.

"…si quieres que esto se termine aquí y que nunca me vuelvas a ver eso es lo que haré". Las lágrimas comienzan a brotar y recorren sus mejillas como una danza sobre hielo.

Liam se mantiene con la vista hacia abajo.

Sophia en un impulso de desesperación sale corriendo de la parada de autobuses, no le importo que la tormenta estuviera en su máxima potencia.

Liam reacciona, voltea, la mira, le grita. "¡Sophia!".

Y como si el tiempo se volviera cada vez más lento... presenció... con sus propios ojos... la muerte de su amada.

Un conductor ebrio que venía de una junta de trabajo, iba con una velocidad irresponsable para la tormenta que había.

Las gotas obstruyendo la visión; la irresponsabilidad del conductor y una chica con el corazón roto que salió corriendo hacia la calle, terminaron por desentrañar la tristeza de aquel día.

Al arrollarla, el auto pierde el control y se estrella en el poste más cercano. Liam grita y sale corriendo hacia el cuerpo; la toma entre sus piernas, grita de dolor por haberla perdido, se arrepiente de lo último que le dijo.

"¡Como quisiera poder devolver el tiempo!". Dice con lágrimas en los ojos, mientras aquellas gotas tan heladas, no dejaban de caer.

[Las gotas de limón que en mi corazón sembré]

Así fue como aquel retoño tan brillante, perdió todo su resplandor.

La flor de invierno se secó y yo... la corté desde el tallo.

Por muy doloroso que haya sido.