Una vez finalizada la coronación, llevo con ayuda de Matteo a mi padre de sus hombros.
Regresamos a sus aposentos, y una vez lo dejamos postrado en su cama, yo le pregunto al notar algo de disgusto en su expresión. —¿Qué te sucede padre? Y no intentes fingir que no es nada, que yo soy tu hija y sé perfectamente cuando algo te incomoda.
Me dice con ironía. —Es cierto que no puedo ocultar nada de esos bellos ojos que heredaste de tu madre. Eres exactamente igual a ella. No importaba cuanto yo me esforzara por ocultarle cuando algo me afectaba, porque en verdad que no me gustaba ni me gusta que el bienestar de mi familia se viera afectado por mis angustias y problemas, que siempre lo descubría. Para ella yo era un libro abierto igual que contigo... — entonces comienza a hablar bastante deprimido. —Pero bueno, siendo así te cuento entonces, hija mía, y es que son tantas cosas que me disgustan... A pesar de que ya me iba preparando por una reacción así de todos, no puedo negar que me molestó mucho cuando pude escuchar a esa partida de nobles malagradecidos cuestionar tan descaradamente mi decisión. Y pensar que todos ellos todavía conservan todo lo que tienen, gracias a que yo junto a nuestro ejército, no les permitimos a Milklan avanzar más allá del río Iolns (Gran caudal de agua que separa una pequeña fracción del Noreste de Baleras del resto del reino y región fronteriza con Milklan), porque de lo contrario, esos bárbaros les habrían asesinando y después los habrían reducido a cenizas sus lujosas propiedades. Y ahora se comportan así después de que yo les salvé el pellejo. A veces pienso que tenía que haberles permitido que lo hicieran. Si de todas formas, lo único que han hecho después a sido siempre estar contrariandome cada vez que tomo alguna decisión importante.
Yo intento consolarle. —Tranquilo padre. No te angusties con quiénes no valen la pena. Solo son una partida de ricachones, que siempre quieren sobresalir para llamar la atención y así galardonearse a sí mismos de que ellos también influyen en el futuro de nuestro reino.
El rey comenta todavía molesto. —Influyen ni incluyen... Si ha ellos lo único que les interesa es hacerse cada día más ricos y más nada. Varias veces que les he tenido que llamar la atención por estar haciendo cosas indebidas, como cobrar impuestos excesivos a sus vasallos y contrabandear esclavos de las tierras del Oeste, para no tener que estar pagando a las personas de aquí para que trabajen en sus cultivos y puertos.
—Ahí es donde está el problema padre, como tú nunca les has permitido hacer lo que se les antoje, así que entonces ellos simplemente buscan formas para molestarte y darte a entender que ellos también pueden impedirtelo a ti. Pero estoy segura que lo que más te angustia a ti no es eso, ¿verdad?
Se queda pensativo un momento y responde muy deprimido. —Tienes razón. A mí los nobles me irritaron un poco pero en realidad se puede decir que ya estoy acostumbrado... Luzen, tu hermano Luzen es lo que me preocupa. Porqué a pesar de tener mil defectos, después de todo es mi hijo y yo siempre le voy a querer y apoyar en lo que pueda. Posiblemente nadie en este reino sea capaz de imaginarse lo difícil que me fue tomar esta decisión. Y más aún sabiendo que me iba a ganar el odio y el desprecio de él.— pronuncia las últimas palabras con deseos de llorar y me dice algo avergonzado. —¿Quién lo diría? El siempre respetable rey Rudolf Tamezen casi llora frente a su hija.
Me expreso muy conmovida por verle así, que si mal no recuerdo nunca había presenciado que él se comportara así. —No tienes de que avergonzarte padre. Que te deprimas por lo de Luzen solo es una muestra de cuanto le amas, y de la gran amabilidad de tu corazón.— después le abrazo con gentileza y le comento un poco alegrada pero también conmovida. —Además, tu sabes que delante de mí no es nesesario que des esa imagen de hombre serio que le muestras a los demás.
Poco después me retiro de la habitación de mi padre y en el pasillo que va directo a la sala del trono me doy cruce con Gytha Loidl y dos de sus amigas, todas hijas de familias nobles de gran renombre en el reino, donde está primera me felicita con falsedad y hasta realiza una reverencia. —¡Oh, mi reina Iris, que honor encontrarme con usted! Yo y mis amigas Alisha y Migdali, estamos muy felices por su coronación!
En verdad que me sorprende cuan hipócrita puede llegar a ser una persona. Quiere ganarse ahora mi simpatía después de que siempre me han rechazado, porque todos pensaban que mi hermano iba a ser el próximo rey y yo simplemente una extra sin importancia, pero como todo fue diferente ahora se quieren congraciar conmigo. Ni aunque me laman los zapatos van a conseguir que yo les favorezca de algún modo. Ni ellas, ni nadie, va a tener ningún tipo de privilegio por encima del que le corresponde.
Les contesto de forma tajante, sin voltear la mirada ni detenerme a charlar. —Muchas gracias. Espero que tengan un buen día.
Mientras me alejo puedo percibir que Migdali le comenta en tono sutil a Gytha. —Tan antipática como siempre. Y ahora de seguro que lo será más...
Entonces yo le respondo mirándoles de reojo y en tono molesto. —Que yo no me relacione con personas que solo buscan algún interés, no significa que sea antipática, sino que no me dejo manipular.
Ellas se sienten intimidadas por mi carácter y no se atreven a darme una respuesta, se dan la vuelta para así todo terminar ahí.
Transcurre el resto de un día realmente difícil de anfritiona de la fiesta posterior a la coronación, donde tengo que continuar recibiendo las falsas felicitaciones de los invitados hasta que finalmente llega la noche tan esperada para mí.
Prácticamente me lanzo en la cama, como si de un lago se tratase y casi de inmediato quedo profundamente dormida.
Más tarde en la noche, me despierto muy alarmada al haber percibido una fuerte presencia que me observa.
Miro a mi alrededor y veo la figura de un hombre vestido únicamente de negro frente a mi cama. Reacciono de inmediato con ir a buscar un puñal que yo siempre oculto como precaución, debajo de la almohada sin éxito.
Entonces escucho la voz del intruso que me habla, exhibiendo mi puñal, sosteniendolo en el aire con la yema de sus dedos. —¿Buscaba esto princesa? O mejor dicho, Reina Iris...
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Declaraciones del autor:
Saludos a todos soy IsekaiFantasy la autora de esta historia, y antes que nada les digo que estoy muy agradecida con su apoyo al ustedes disfrutar con mi historia por la que me estoy esforzando por hacerla lo mejor y más entretenida posible. Pero también les informo que la publicación de esta historia para Webnovel termina aquí, pero la pueden continuar disfrutando en la página Hinovel que la estoy actualizando casi a diario. Aquí les dejo el link👇:
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