Efectivamente, al ver el número de teléfono, las pupilas de Iris se encogieron ligeramente y el miedo volvió a surgir en ella.
Quiso agarrar el teléfono y apagarlo, pero antes de que pudiera tocarlo, una mano grande y bien definida tomó el teléfono.
La cabeza de Iris se levantó bruscamente y miró a Justin con incredulidad.
Justin la miró con firmeza. Su voz era tranquila y firme, y parecía capaz de proteger a Iris de todo lo que ocurría en el mundo. Dijo: —Déjame.
Iris negó con la cabeza.
Estaba muy asustada.
Aunque los Hunt eran poderosos, en realidad no eran rivales para las familias poderosas a nivel mundial que tenían cientos -incluso mil- de años de historia.
Ella tragó saliva.
—Justin, olvídalo.
