Nora se sentó frente a Caleb y miró a aquel hombre cada vez más delgado a causa del cáncer de pulmón. Sus profundos ojos estaban llenos de impotencia, como si hubiera visto a través del mundo. Esos ojos le hacían parecer más refinado.
Dijo lentamente: —¿Sabes cómo se unió tu madre a la misteriosa organización?
Nora negó con la cabeza: —No.
Caleb dijo lentamente: —En realidad, la engañaron.
Nora se sorprendió.
Caleb continuó: —La misteriosa organización era una pequeña sociedad. A tu madre le plantearon deliberadamente preguntas difíciles y le pusieron un cebo para que se uniera a ella, pero no tenía ni idea de lo que realmente hacía la organización... A tu madre sólo le interesaba la modificación genética. Los genes humanos siempre tienen defectos. Piénsalo, ¿quién no querría que sus genes fueran perfectos? Tu madre era virtuosa y su investigación en medicina ya había alcanzado la cima en aquel entonces.
