Los pensamientos de la Sra. Hunt eran simples.
Los niños eran los que más retenían a sus madres. Mientras se llevara a los dos niños, no tendría que preocuparse de que Nora no fuera a su casa. Sin embargo, no esperaba que no hubiera ningún movimiento detrás de ella después de hablar.
Se dio la vuelta y vio a Pete y Cherry mirándola aturdidos, mientras que Justin tenía la boca fruncida.
La Sra. Hunt se quedó atónita.
—Justin, ¿a qué esperas? Lleva a la niña. Mira qué dormida está Cherry...
En cuanto terminó de hablar, oyó la voz de Ian.
—Sra. Hunt, acabamos de decir que Cherry no tiene nada que ver con los Hunt. Sólo puede llevarse a Pete.
Tan pronto como dijo esto, Pete intervino: —No me voy. Quiero quedarme con mamá.
Sra. Hunt: —!
Se quedó atónita. Entonces, dijo conmocionada: —Estos dos niños son de los Hunt. Por supuesto, tienen que venir conmigo.
Ian era muy dominante.
