La señora Lewis no se enfadó al ver que Rachel la interrumpía. Siguió sonriendo y respondió: —Es la hija de los Anderson, Nora.
Los ojos de Rachel se entrecerraron mientras gritaba: —¡Imposible!
Su intensa reacción cubrió los puños cerrados de Yvonne. La señora Lewis la miró confundida. —¿Qué pasa?
¿Qué podían hacer?
Yvonne pareció haber pensado en algo y dijo con expresión tranquila: —Esta es la persona de la que hablabas antes, la que robó el protagonismo en el baile, ¿verdad?
Rachel sintió como si la hubieran abofeteado con fuerza mientras sus mejillas se calentaban. Acababan de decir que, aunque fuera el centro de atención, nadie la quería. Incluso ahora, nadie había venido a proponerle matrimonio. ¿Pero cómo había encontrado de repente un novio tan poderoso?
¡Imposible!
La señora Lewis se quedó atónita. —¿Qué quieres decir?
Obviamente, ella no lo sabía.
