Daniel empezaba a verse bastante seguido con Berta, era felíz a su lado al igual que lo era ella. Cada vez que él la besaba sentía que estaba en el mismísimo paraíso.
Berta trabajaba en la administración de un hotel mientras que Daniel tenía su trabajo nocturno en el local de Luna. Éste local empezó a crecer al punto de llenarse de clientes noche a noche.
A Berta no le gustaba que su amado trabaje ahí, pero era conciente de la necesidad económica del momento por lo cual nada decía al respecto.
Daniel vivía en la casa que Luna heredó de su padre, más en concreto en una de las habitaciones que tenía acceso independiente. Esa tarde Daniel pasó unos espléndidos momentos junto a Berta en casa de ella.
Ya hacía siete meses que habían empezado a salir y sentían que con cada día que pasaba se amaban más que ayer. Era una relación pura y sincera. No había engaños ni mentiras por parte de ninguno de los dos.
Y lo más extraño, al menos para Daniel, era que nunca tuvieron relaciones sexuales y sin embargo se sentía pleno a su lado. Berta era inocente y franca, representaba su luz en medio de tanta oscuridad que lo rodeaba.
Compartían muchas cosas, tenían muchos gustos similares, ir al cine, bailar, leer un buen libro, entre otras cosas. Ella era la única que sabía escucharlo y entenderlo en verdad.
Junto a ella, Daniel podía podía desahogarse debido a que le contaba todo lo que sentía y le pasaba. Sus alegrías y sus frustraciones.
Por eso cuando ambos se sintieron preparados hicieron el amor. Ninguno podía decir que fue sexo, ya que en la cama los dos pusieron el corazón.
Daniel debía soportar las quejas y furiosas de Luna quien le reprochaba esa relación cada vez que la oportunidad de le presentaba.
Al principio Daniel intentaba hacerle entender que su vida era privada y que ella nada tenía hacer ni decirle. Por supuesto que eso avivaba aún más la llama del rencor en ella ocasionando mayores discordias.
Pero Manuel, el mejor amigo que Daniel, le abrió los ojos haciéndole comprender que nada lograría cayendo en el juego de Luna.
Ésto se debía a qué nada de lo que él diga o haga sería escuchado ni valorado por alguien que solo el rencor y la envida lograban mover y animar.
Daniel se sentía bastante incómodo y molesto con ésta situación, porque después de todo Luna era su jefa y la dueña de la casa aunque él le alquilase una habitación.
Luna lo acosaba continuamente, ésto si era algo que Daniel sabía darse cuenta pero nada podía hacer. Ella buscaba excusas para retenerlo cada vez que sabía que él iría a ver a su novia.
En el club le exigía más de lo habitual para generar exceso de agotamiento en su persona y así pase la mayor parte del día durmiendo.
Tenía en su mente una idea fija y era poseer a ese hermoso moreno de ojos color del cielo que persistía en esquivar su obsecivo amor.
En cuanto a Berta, Daniel sabía lo que sentía y deseaba poder librarse de Luna y su obseción para casarse con el amor de su vida al fin. Pero era conciente que aquello distaba mucho de volverse real al menos de momento.
Luna, por su lado, conocía esos planes que Daniel tenía gracias a que era brillante a la hora de vigilarlo sin que sepa éste. No había nada de Daniel que ella no sepa.
Luna no permitiría que Berta logré su propósito arrebandoselo, por tal razón le arruinaba algunas citas alegando que hubo surgido trabajos de último momento.
O a veces le cortaba la señal del teléfono a propósito generando así distanciamientos entre ambos y malestar en Berta quien empezaba a cansarse.
Sin embargo el amor que la joven Berta sentía por él lograba pronto borrar aquellas cuestiones a los pocos momentos. Pero Luna nunca fue de esas que aceptasen una derrota y aquella no sería su primera. Eso era lo que siempre pensaba la obsecionada muchacha de dorada cabellera.
Pero el amor de Diego y Cristal se desarrolló sin sobresaltos ni malos momentos. Nadie jamás intentó separarlos al punto de que transcurridos dos años decidieron casarse. Habían cumplido 25 anos ya.
Con aquel casamiento funcionaban sus empresas volviéndolas una sola y mucho más grande e importante.
La propuesta de matrimonio le hizo Diego en el lugar favorito de ambos. Un hermoso lago rodeado de verde y celeste. Fue el mejor día de sus actuales vidas. Formarían una hermosa y felíz familia ambos.