Chapter 27 - Mefis

ANTHONY

Al día siguiente me levanté y sin perder un instante me alisté y me fuí de ese lugar,  tenía que volver a casa o mi papá y Orfen acabarían preocupándose. Durante el trayecto, en el  carruaje pensé en ese chico, Gabriel, y una sonrisa se dibujó en mi mente.

Era la primera vez que disfrutaba tanto de la conversación con un desconocido. Ni siquiera me había pasado con mi novio, que no sintiera el paso del tiempo. Interesante y a su vez desconcertante.

Lo mejor será que nadie sepa nada, mucho menos mi novio o ardería todo. Cerré los ojos apoyandome en el respaldo del asiento mientras meditaba aquello.

"¿Por qué era tan celoso y posesivo mi novio? Había veces que me sentía asfixiado pero no podía quejarme. Él me amaba y después de todo ¿quién más lo haría? Nadie. No tenía que ser tan injusto con él".

Momentos después llegaba a casa, donde obviamente mi papá me aguardaba muy preocupado y algo molesto.

Él no me daba permiso para dormir en Recreación, aludiendo que aún era menor de edad. Pero lo que me disgustaba era ver  la preocupación reflejada en su rostro. Eso me hacía sentir el peor de los hijos.

— Se me pasó el tiempo papá, prometo que no volverá a suceder. Tranquilo ¿si?

— Anthony, eres muy chico aún. Espero que no se vuelva a pasar.

—Te lo prometo papá.

—¿Desayunaste?

— No.

—Ven con nosotros entonces.

Los cuatro desayunamos mientras hablabamos de naderías hasta que Orfen y mi papá tuvieron que irse, ya que iniciaba el día y ambos tenían mucho por hacer.

Mi papá era el presidente de las empresas que había heredado del bisabuelo, y Orfen era su secretario particular. Ambos tenían mucho trabajo acumulado.

No había pasado ni media hora estando en la biblioteca leyendo mi libro favorito, cuando su voz interrumpió mi lectura.

Había venido a verme no bien regresó de su viaje junto con su padre. Mi novio cuya pasión lo lanzó hacia mí, quitándome el libro y tras arrojarlo lejos de mi alcance me devoró con sus besos impidiendome protestar.

—Mefis....basta.... — dije como pude, pero él seguía encima mío acariciándome con sensualidad, mientras volvía a besarme sujetándome los brazos tras colocarlos sobre mi cabeza con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha seguía acariciando mi miembro. Me faltaba el aire, pero nada podía hacer debido a que él era más fuerte que yo. Cuando se alejó un poco respiré bocanadas de aire con desesperación — Por favor Mefis.....ya basta....

—Te extrañé Anthony — me susurró al oído — Tu también me extrañaste ¿verdad? — Me dijo ésto último sujetándo mi miembro con fuerza, eso me provocó un intenso dolor

—Basta....me duele....por favor amor....

Odiaba cuando me hacía eso, pero debo ser sincero y reconocer que también tenía sus momentos románticos y dulces.

— Dilo Anthony, dimelo o...— apretó mi miembro con mayor intensidad, y para evitar que mi quejido sea oído por el mayordomo o por mi papá o por Orfen o por Alice, me besó logrando su propósito.

Cuando se alejó de mi boca respiré bocanadas de aire con desesperación nuevamente. Sus rodillas sujetaban mis piernas. Estaba totalmente atrapado.

— S-Si....te extrañé también....Mefis.

Sabía que si no le decía lo que él quería oír, la pasaría peor. Cuando le dije ésto recién me soltó alejándose de mi persona, y yo al fin pude levantarme del sillón y alejarme de él para recuperarme.

Cerré mis ojos mientras me apoyaba en una de las ventanas. En verdad odiaba que Mefis me hiciera eso pero no podía evitarlo, solo debía ser paciente y soportarlo hasta que pase.

Sin embargo siempre anhelaba que mi papá o que Orfen o mi hermana nos encuentren durante esos tormentosos momentos, para que me ayuden a liberarme de Mefis. Sin embargo mi novio era muy astuto y nunca me trataba así estando ellos cerca del lugar donde nos encontrabamos.

No significa que no ame a mi novio, no debía confundir las cosas. Lo amo, pero había veces en que deseaba que fuese más tierno y menos brusco. Al sentir sus brazos envolviendome, me estremecí y sin querer temblé, pero él me beso en mi cuello.

— Despacio....mi amor....por favor.... — susurré mientras sentía cómo colocaba sus manos bajo mi camisa para acariciarme la piel directamente.

— Te amo Anthony — me susurró él con ternura — Nunca lo dudes — ahora empezaba a ser el suave, tierno y dulce Mefis de quien me enamoré y dejé de temblar —+ Pero me vuelves loco ¿sabes? Temo perderte — Al sentir que empezaba a arañarme sujeté sus muñecas inmovilozandolo.

— No Mefis....por favor.....no me hagas eso.....me duele.....

Sentí que él volvía a acariciarme con ternura y lo solté. En verdad anhelaba que sea suave, que me entienda y confíe más en mí dejando los celos de lado que lo llevaban a lastimarme así.

Yo necesitaba de su amor y compresión, pero me asustaba su faceta dura y posesiva.

Mefis era el hijo adoptivo de Maximilian Von Fisher, hermano mayor de Orfen Von Fisher, Desde que nos conocimos supe que había quedado flechado por mí  y hace un año y medio ya que acepté ser su novio.

Esto alegró a mi papá y a Orfen, ya que se preocupaban por mi falta de interés por relacionarme con las personas en general.

Lo que más me gustaba de él era que sabía escucharme, a él le conté todo mi pasado. Fue la primera persona que supo cómo fue mi vida antes de conocer a Orfen, a mi papá y a Alice. Él me entendía y ayudaba, eso me enamoró.

Pero tenía su otra personalidad que me asustaba en verdad, al causarme esos dolores físicos sin mostrar piedad.

Sabía que si intentaba hablar de ello con mi papá nada lograría, ya que tanto él como Orfen y el resto de la familia Archer y Von Fisher tenían el mejor de los conceptos sobre Mefis. 

Aunque yo sabía que era una buena persona, tenía un poderoso y aterrador lado oscuro que solo dejaba aflorar conmigo estando solos.

Sabía también que la única manera de lograr la ayuda de mi papá es que él, personalmente, nos encuentre y sea testigo presencial de lo que me hace estando dominado por esa oscuridad.

Y por supuesto eso nunca sucedería, así que solo quedaba soportar esos momentos anhelando que pasen pronto.

—Te amo Anthony.

Lo miré y fuí acariciando su negra cabellera con dos mechones azules que enmarcaban su rostro, perdiendome en su dorada mirada que lograba entrampar mis sentidos e hipnotizarme.

Él me rodeó con sus brazos pegándome a su cuerpo, mientras que yo rodeaba su cuello con mis brazos.

Nuestros labios se rozaron y vineron los besos salvajes seguidos de sus hambrientas manos que acariciaban mi cuerpo con deseo voraz

— Trátame con más suavidad mi amor....por favor te lo pido.... — murmuré en sus labios sintiendo cómo las lágrimas humedecian mi rostro. Él me abrazó con ternura suavizando sus caricias. Aquel Mefis era quien lograba enamorarme. Me aferré a él sin poder dejar de llorar — Me asusta tu oscuridad Mefis.

—Perdóname Anthony, intentaré  controlarme mi amor. Por favor, no llores más.

Él me secó las lágrimas ayudándome a volver a la calma. Cuando se lo proponía era tan suave y gentil, que me enamoraba cada vez más.

Transcurridos unos minutos, había dejado de llorar y volvía a la calma. Mi papá entró en esos instantes y al ver a Mefis se alegró.

Instintivamente quise ir a su lado, pero los brazos de Mefis me lo impidieron encerrándome. Desde afuera parecía que nos abrazabamos mutuamente pero en realidad me tenía atrapado y atado a él. En definitiva estaba encerrado.

Era tan celoso que no le gustaba que esté mucho tiempo junto a mi papá. Con discimulo intenté soltarme, pero solo logré que me obligara a seguir a su lado aislandome cada vez más.

"Papá ¿cómo es que no te das cuenta? "

Pensé con intenso pesar, pero mi novio me empezó a acariciar la espalda ocasionandome escalosfríos.

— Estarás solo conmigo Anthony, acéptalo — me susurró él al oído.

Nos sentamos y estuvimos un largo rato allí. Mi novio y mi papá conversaban alegremente. Luego llegó Orfen y se unió a la alegre charla.

En tanto yo, una vez más, dejé de luchar y me entregué a Mefis obedeciendo su orden de permanecer a su lado, y no moverme de allí ni siquera para ir al baño.

Cada vez que pasaba un día entero sin vernos, Mefis actuaba de esa forma tan dolorosamente posesiva conmigo.

Y en ésta ocasión, fue una semana completa que no nos vimos, por lo tanto sabía que me esperaban días de encierro. Cosas de la vida.

Pronto fue hora de almorzar, y al fin pude desprenderme de los brazos de mi novio, aunque sea por unos momentos. Por supuesto que él se quedó a almorzar y pasó el resto del día en mi casa.

Entrada la noche se fue recién, y pude respirar aliviado.  Volvía a ser libre.