Lo miré, como analizando si decía la verdad. Traté de encontrar alguna pizca de falsedad e hipocresía. Pero realmente este chico era el chico más puro y sincero que me ha hablado.
Me estremecí al sentir sus manos en mi rostro, era la primera vez que alguien se preocupaba tanto por mi, incluso es la primera persona que me soporta cuando estoy triste.
No sabía si el también lo sentía, pero su cercanía me ponía nervioso y me gustaba, como instinto solo reaccione y ladeé la cabeza, apegandome más a su toqué, el me miraba y no podía descifrar que quería decir. Respiré hondo y comencé a hablar.
—Escucha Y-yo... No soy mucho de hablar sobre esto y mucho menos se lo he contado a alguien.. pero contigo me siento a salvó, y quiero confíar en ti ¿Puedo hacerlo? ¿Puedo confiar en ti? —lo miré esperando a que dijera que sí.
—Por supuesto que sí, JiMin~ —me puse más nervioso al escucharlo pronunciar mi nombre. —Quiero ser ese alguien para tí, puedes recargarte en mi hombro si necesitas llorar, puedes venir a verme no importa la hora que sea si necesitas hablar con alguien, puedes contar conmigo para velar por tu seguridad y salud. La pregunta aquí es... ¿Puedo ser ese alguien para ti? —Más lágrimas salieron al ataque.
—J-jungkook Y-yo.. quiero hacerlo, en verdad gracias... Pero primero llévame a casa ¿sí? Está haciendo demasiado frío. —no medi sus movimientos, el simplemente reaccionó y me coloco su abrigo. —N-no, ¿pero tú? Te vas a refriar. —susurró un "Estoy bien"
Me puse de pie con algo de dificultad ya que estuve mucho tiempo sentado, eso hizo que mis piernas se entumecieran.
Ví a JungKook agacharse, lo miré extrañado y pregunté que hacía el solamente dijo: "Sube, te llevaré a casa" Sonreí como bobo, fue lindo oírlo decir eso. Así que acepté su propuesta, y en realidad fue un lindo viaje, siendo cargado por un buen chico en su espalda, su respiración se sentía tranquila, su aroma era dulce y fresco, además estar cerca de el, era muy cálido y me gustaba mucho que incluso me hizo sentir débil, tanto que comenzó a darme sueño, me aferré más a él, rodeando mis brazos alrededor de su cuello, por ende recosté mi cabeza en su espalda, de esa forma podía escuchar sus latidos que por una extraña razón se aceleraron. Acaso... ¿Yo provoqué eso? Sonreí de tan solo pensarlo, no dije nada solo me deje llevar por el, como a una linda doncella.
Pasaron solo unos minutos y en un dos por tres ya me encontraba pisando el suelo de mi departamento, JungKook fue tan amable conmigo en todo momento, que incluso me recostó en el sofá y busco unas cobijas para ambos.
—Gracias~ —tomé la cobija con algo de nerviosismo.
Nos quedamos mirando por unos largos segundos, no era para nada incómodo el ambiente, la cuestión era que ninguno necesitaba decir nada, para saber que ambos estamos felices.
—Así que... ¿Sabes que? Traeré algo para beber. —sabía que estaba nervioso.
Era de esperarse, le dije que le contaría que es lo que me atormenta día a día, me prometí confiar en él y lo hago. Confío en el, es solo que es difícil contarle algo a alguien cuando nunca lo había hecho con nadie.
Lo ví regresar muy sonriente junto dos tasas que parecían ser de "algo caliente" y aún lado de estás un recipiente lleno de bombones. Sonreí porque se había tomado su tiempo de organizar los pequeños malvaviscos, separó los de color blanco en una esquina y en las otras los rosas y amarillos. Sin duda una extrañes que he notado de el.
—Uno para ti... Y, uno para mí. —se sentó aún lado mío.
La distancia se había acortado aún más, y no era como sí me molestará. Al contrario... Me gusta.
—Se que piensas que estoy tratando de evitar el tema... —hablé de repente.
El me miró atentamente y enseguida negó con la cabeza.
—No, no es así. Te lo dije. No es sencillo, y entiendo que te cueste trabajo, así que si aún no estás listo... Está bien lo entenderé, además... Prometí ser ese alguien para ti ¿Acaso lo olvidaste? —sonrió
Su sonrisa era muy linda, y muy parecida a la de un lindo conejito
—¿Puedo llamarte Kookie?
No sabía cómo porque dije eso, solo se que fue lo que pensé, y me sonroje. Podía asegurar que me veía lo más parecido a un tómate.
—Y-yo no se porqué dije eso... No me hagas caso.
—Solo si me dejas llamarte ~Mochi
Alcé la mirada, el estaba sonriendo como nunca antes. Porque lo que veía se estaba divirtiendo con la situación, verlo sonreír me tranquiliza, me hace saber que no debo preocuparme y que sea feliz.
—Claro, ¿Porque no?