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Si renaces como un Dios, vive como quieras!

Elipse_Miller
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Chapter 1 - capítulo 1

¿Alguna vez soñaste con ser excepcional en todo?.

Todos hemos pensado en ser lo alguna vez en nuestras vidas. Una fantasía se arma en nuestros pensamientos, tenemos tanta imaginación que creamos un mundo con nuestros sueños.

¿Sacar buenas notas? ¿Tocar algún instrumento? ¿Ser bueno en el arte? Unos de nuestros cuantos sueños se hacen visibles en nuestra imaginación.

Entonces dime... ¿Tienes un sueño?

¿Fama? ¿Dinero? ¿Una vida llena de lujos sin que nada te preocupe?...

¿Cuál podría ser tu sueño? Tal vez... ¿Belleza? ¿Cuerpo perfecto? ¿Amor?

Si tuvieras todo eso talvez serías feliz.

Mi sueño, mi anhelo, mi deseo seguramente sería...

— "¿Por qué nací con un cuerpo débil?

Fueron mis últimas palabras".

Mi nombre es Leo, soy la hijo de una familia adinerada que fue abandonada a su suerte. Nací con un cuerpo enfermizo. Toda mi vida estuve prisionera en una cama de una habitación de un hospital.

Al principio cuando llegué a una edad donde ya estaba consciente con mi alrededor, mi familia se preocupaba por mí, hacían lo posible para que mi condición mejorara, mi madre y mi padre siempre solían ir a verme con una sonrisa en sus rostros.

Tenía la esperanza de que podría llevar una vida normal.

Pero todo fue lo contrario. Con el paso del tiempo mi cuerpo no daba buenas señales de mejora. No podía caminar, cada paso que daba se sentía como un infierno, mi cuerpo no respondía y me sentía mareada, siempre ardía en fiebre y tenía tanto dolor.

Las caras sonrientes de mis padres se convirtieron en tristeza. Mi madre que siempre estaba al lado mío llorando cuando colapsaba y mi padre que la ayudaba a calmar su llanto diciendo que iba a estar bien.

La situación cambió cuando los doctores me diagnosticaron cáncer cerebral.

Pero a ese tiempo mis padres ya no sentían ninguna preocupación.

Yo que estaba postrada en la cama siempre sufría dolor en mi cuerpo. Me di cuenta de que con los años que pasaban sus caras cambiaban y su preocupación por mí se fue desvaneciendo poco a poco.

Sus visitas se fueron acortando. Y cada vez que me visitaban tenían una expresión desagradable.

—"¿Padre? ¿Madre?"

Intente llamarlos, pero en sus rostros que ya no reflejaban ninguna emoción de felicidad ni preocupación así mi, se convirtió en un rostro de desprecio y enojo cada vez que me miraban, era una completa tortura recibir el desprecio de las dos personas que amaba, era más doloroso la agonía de mi corazón al recibir ese tipo de mirada.

'Yo solo quiero que me amen'

Desde mi corazón ese era mi deseo, pero que podría hacer... Era claro que yo no tenía ni una mejora en mi condición, se cansaron de luchar por mí cuando yo todavía no me había rendido, se sentía como agujas atravesando mi cuerpo.

Sentía una gran desesperación de querer mejorar y tener la vida que siempre deseé y así volver a recibir el amor y cariño de mis padres que una vez me dieron. Pensaba que tal vez volverían a amarme de una o de otra forma después de todo yo era su hijo.

Fue estúpido querer recibir algún tipo de esperanza. Antes de darme cuenta volví a colapsar, el dolor era más intenso y fuerte que antes. Sentía que me iba a explotar la cabeza.

La enfermera que estaba alrededor suministrando el suero empezó a alborotarse llamando al médico. En ese momento yo me había desmayado.

En medio de mi conciencia escuchaba unas voces hablar alado de mí.

Cuando abrí mis ojos sentí una pulsación dolorosa en mi cabeza, intenté mover mi cuerpo era tan difícil querer levantar una sola mano, el cansancio se apoderaba de mí. Parecía que tenía un gran bulto pesado sobre mi cuerpo.

Volteo la miraba así donde se escuchaban las voces.

Era mi padre hablando con un doctor.

Me sentí aliviado que él me haya venido a ver, pero la expresión de aquel doctor parecía que las cosas no lucían bien.

'¿Eh?'

En un instante alguien entró la habitación captando mi atención.

Al parecer era mi madre, me alegré de que ella igual haya venido a verme tenía varios meses en no verla, pero me sentí confundido, en sus brazos ella traía cargando a un niño.

'¿Un niño...? ¿Quién es?'

Aunque estaba curioso sobre la identidad de aquel niño me sentía feliz de volver a ver a mis padres.

Cuando dirijo la mirada hacia el doctor se dio cuenta de que estaba despierto. Extrañamente hubo un cambio de ambiente en la habitación, se sentía pesado e incómodo.

El doctor dejó de hablar y se dirigió su palabra hacia mí, dejando a un lado a mi padre.

—"¿Cómo te sientes Leo?"

La expresión del doctor era algo rígida y forzada. Aunque sentía que algo no estaba bien respondí despreocupadamente con una sonrisa.

—"Estoy bien"

—"Eso es bueno, Leo".

Con una mirada sombría se volvió la mirada así mi padre.

—"Está bien, dígaselo". Mi padre que dijo esas palabras las sentí frías y sin emoción alguna.

El doctor que suspiro volvió la mirada y me miró fijamente con seriedad y dijo lentamente.

—"Leo, no te queda mucho tiempo, estás en la etapa final del cáncer, entiendes lo que digo trado de decir ¿verdad? Lo siento mucho Leo ".

Las palabras que salieron de la boca del doctor dejaron completamente paralizado a Leo, un frío helado cubrió su cuerpo y un nudo en la garganta no le permitía decir alguna palabra.

Al mismo tiempo sintió que todos sus sueños de querer tener una vida normal, una esperanza de salir de este hospital quedaron completamente destrozados.

—"Discúlpenme, me retiro y los dejaré solos."

El doctor salió de la habitación y dejó completamente solos a sus padres y a Leo.

Leo que todavía tenía la mirada perdida miro fijamente con ojos llenos de sufrimiento hacia su padre que tenía una mirada completamente fría.

El padre que miraba fijamente aquel niño suspiro y por primera vez en mucho tiempo le dirijo la palabra.

—"No te podemos llevar a nuestra casa quédate aquí y muere en silencio."

Esas palabras con crueldad llegaron al corazón de Leo dejándolo completamente destrozado al escucharlas, no podía creer que el padre que tanto amó dijera esas terribles palabras.

Su mirada se perdió en el vacío y sus lágrimas salían sin parar como si se tratara de un pobre muñeco a punto de ser desechado.

—"Fuiste una molestia desde que naciste, agradece que desperdicie mi dinero para mantenerte aquí".

Como si sus anteriores palabras no fueran suficientes para destrozarlo por completo continuó hablando con frialdad hasta que una voz interrumpió.

—"Apapa".

La voz de aquel niño resonó en la habitación atrayendo la atención al padre de Leo dándole una sonrisa como respuesta.

'¿Papá? ¿Ese niño llamó así a padre? ¿Le está sonriendo? Él nunca me sonrió así'.

Leo miraba con asombro la sonrisa cálida de su padre dirigida aquel niño y a la vez miraba a su madre que sonreía como si fueran una gran familia feliz.

Sus pensamientos estaban en caos pensando sobre lo sucedido, su padre y su madre que sonreía con cariño dejaban un golpe duro al corazón de Leo.

Finalmente comprendió que sus padres habían tenido un hijo, su hermano, del cual nunca estuvo enterado hasta ahora. Y con eso entendió el motivo por el cual su madre nunca lo visitó durante meses.

Dejándole en claro que siempre estuvo completamente abandonado.

El padre de Leo agarró al niño y se dio la vuelta con su esposa y como despedida sus únicas palabras resonaron en la habitación después de salir.

—"Espero y mueras rápido".

Leo que agacho la cabeza tenía una mirada sin vida en su rostro.

—"¿Yo moriré?".

Eran las palabras que salían de su boca mientras estaba en aquella habitación vacía y oscura. Sus ojos que lucían completamente vacíos solamente desbordaba sus pequeñas y lamentables lágrimas.

Después de una semana de lucha contra el cáncer en medio de aquella habitación fría se escucharon sus débiles palabras de Leo.

—"Madre, Padre, yo lo siento por haber nacido así. Ojalá hubiera nacido con un cuerpo fuerte...".

Esa oración fue el último aliento que dio Leo, sus ojos que ya no tenían la fuerza suficiente para mantenerlos abiertos los fue cerrando lentamente dejando caer unas pequeñas lágrimas.

Recordando así los recuerdos felices que alguna vez tuvo con sus padres.

Finalmente la vida de Leo acabó en silencio en esa fría habitación a la edad de 16 años.