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Chapter 3 - Capítulo 3

-¿Por qué quieres el trabajo?- le preguntó el mismo hombre, que la había llamado para la entrevista del club. Gia nunca pensó que podrían darle respuesta tan rápido. Solo había pasado un día, desde que llamó a Olivia.

Estaba muy nerviosa. Tenía miedo de cometer algún error, pero, aun así, no se fue. Se quedó ahí, mientras el hombre atractivo llamado Andrés, la miraba con una expresión satisfecha.

-Quiero... encontrar un hombre que pueda ayudarme a no tener que trabajar más en esta vida- Andrés se río con sarcasmo.

-¿Sabes cuántas mujeres hermosas y atractivas tenemos aquí? Persona que han deseado lo mismo que tú hay un montón. Pero las que realmente han hecho realidad ese sueño, puedo asegurarte que ninguna. ¿Sabes por qué? - Olivia no respondió, pero sostuvo su mirada -porque este lugar es como una fantasía, y ustedes son los juguetes. Ellos nunca tomarán a los mortales como nosotros en serio. Y mucho menos como su igual. Ahora... ¿Todavía quiere seguir perdiendo el tiempo? -

-Sé cómo funciona el mundo, pero también sé lo que quiero. Lo logré o no, al menos lo intenté-

-¿Qué talla eres?-

-¿ah?- Gia se perdió ante esta pregunta tan repentina que formuló, rompiendo con la tensión que traía -eh.. pequeña-

-Bien, puedes firmar este contrato- Gia quería tomar el tiempo de leerlo, pero Andrés la detiene.

-¿tienes miedo? Pensé que eras una persona que no tenía nada que perder- Gia apretó sus dientes y se detuvo por unos segundos, pero antes que decidiera arrepentirse, tomó el el contrato y lo firmó sin leer. Andrés aplaudió.

-Esa es la actitud. Este es un lugar de luchas contra muchas mujeres para obtener lo que deseas. No te rindas. Y bienvenida al club- le dio la mano como muestra de bienvenida -Fabián- llama Andrés y enseguida entra otro hombre bastante atractivo -Ella es Gia, la nueva empleada. Muéstrale el lugar y dile lo que tiene que hacer- Fabián asiente y los dos salen del despacho.

Finalmente sintió que el aire entraba por sus pulmones. Estaba a punto de asfixiarse dentro del despacho. Pero no se rindió. Ella debía aprovechar todo su tiempo.

- Mi nombre es Fabián. Un gusto tenerte aquí. Hacía dos meses que no venía ninguna chica nueva. Eres muy atractiva-

-Gracias por el cumplido. También he visto muchas personas atractivas también desde que entré-

-Es un requisito- Mientras pasaba por cada pasillo, Fabián le daba indicaciones para lo que servía cada sala. Ahora mismo se encontraban en el área principal, donde según Fabián, se encontraban solo los pequeños peces del mar. El lugar donde estaba el verdadero negocio se encontraba en el área Central, donde solo los clientes más privilegiado tenían acceso. Y solo los personales del más alto rango del club, tenían permitido entrar y atender.

-Ahora que ya has conocido cada lugar del área principal, te diré lo que necesitas hacer. Andrés me comentó que no eres como nosotros-Gia no dijo nada, debido a que entendió lo que quiso decir-es absolutamente prohibido comentar sobre ellos. Aquí, excepto por Andrés, solo yo tengo conocimiento de tus condiciones. Tienes una pequeña ventaja. Estarás cubriendo el área del servicio al cliente. Estarás pendiente de todas las necesidades de ellos. Pero no formarás parte como acompañantes del club, por ende, tu pequeña ventaja es poder rechazar solicitudes debido a tu estado y trabajar simplemente como te estipula en el contrato. Pero ya que entraste aquí por tu propia voluntad, puedo creer que eso no es lo que deseas. Así que te deseo suerte. Y... como una calidad recomendación de bienvenida, las competencias de este lugar, sobrepasa cualquier evento que se vive afuera. Toma-le entrega una tarjeta -ya te mostré el área donde duermen los empleados. Esa es la llave de acceso. En tu habitación encontrarás tu uniforme. Puedes mudar tus cosas hoy y empezar mañana-

-No sabía que tenía que quedarme aquí. ¿Es obligatorio? - pregunta Gia con las cejas arqueadas.

-En tu caso no es necesario, pero es más conveniente para ti, porque no tenemos un horario de trabajo fijo. Hay veces que tienes que trabajar toda la madrugada, además, es también una protección extra hacia los empleados de aquí-

-¿Qué quieres decir?-

-Hay muchos casos. Las parejas de las personas que vienen a este lugar, como también los mismos clientes. Siempre que estés dentro del club. El club se asegurará de tu protección, pero fuera de ella, el club no se hará responsable. Claro... es solamente en tu caso, debido a tu estado, pero a las personas de aquí... ya no te diré mucho. Si tienes la suerte de formar parte del área central, lo entenderás por ti misma- concluye. Sin más que agregar, se despide, dejándola sola en el corredor.

Después que Gia se quedó sola, no se apresuró a regresar. Observó el lugar donde se encontraba. Todo el diseño y lo que había dentro, gritaba la palabra lujo. Ella no se imaginó, si estando en la parte principal del club, ya era así de extravagante, cómo sería el área central y VIP que había mencionado Fabián.

Gia caminó hasta llegar a los pasillos que se encontraban las habitaciones para los empleados. Miró la tarjeta con el número H21, y se dirigió allí, encontrando rápidamente el cuarto que le tocaba.

Al entrar, se encontró con una habitación amplia y sencilla con cuatro camas, una mesita de cuatro y un tocador lo suficientemente grande para más de cuatro personas y cuatro sillas, todo en blanco. También había un baño privado dentro de la habitación. Estaba bastante completo. Gia se dio cuenta que dos de las camas ya estaban ocupada, debido a las pertenencias que se encontraba ahí. A lado de cada cama, tenían su propia mesita de noche y un closet de dos puertas.

Cuando Gia se dispuso a abrir una del lado de la cama que no estaba ocupada, se sorprendió por lo que veía. Era un closet digital que solo se abría con la huella dactilar del dueño. Gia configuró como indicaba la mini pantalla, y para poder configurarlo, tenía que tener la tarjeta de cuarto que le dio Fabián. Además de la función de llave, se dio cuenta que también era para ingresar a otros lugares y configurar cualquiera cosa que requiera de huellas dactilares. Todo estaba muy controlado. Gia pensó que era para evitar que otras personas con intensiones maliciosa, dañe los objetos personales de los empleados, así también como para poder guardar su ganancia. Y lo más importante, todo estaba tan controlado que era imposible que un intruso pueda colarse al club.

Una vez configurado el closet, este se abrió, mostrando diez uniformes ligeramente diferentes entre cada uno. También había dos vestidos, dos pijamas y varios conjuntos de ropa interiores nuevas. Todo de talla pequeña. Gia arrugó la frente. No era de extrañar por qué Andrés preguntó por su talla en la entrevista. "será que todas las que están aquí tienen la misma talla?" se preguntó interiormente. Para saciar su curiosidad, fue al otro closet de la cama libre y quiso intentar abrirlo, pero no pudo. En la pantalla le indicaba que ya contaba con un closet personal, y si deseaba cambiarlo, debía acercarse al área de soporte y presentar una solicitud de cambio.

Gia volvió a su closet lo cerró y luego siguió configurando su mesita de noche. Cuando terminó, se dirigió al tocador. A diferencia del closet y mesa a lado de su cama, El tocador no necesitaba ningún tipo de configuración en los compartimientos. Al parecer, todos los maquillajes y perfumes que estaban sobre la mesa, era para compartir. Al igual que las camas, dos de los puestos estaban ocupada con mucho más accesorios que las otras dos.

Gia no le dedicó más atención y fue hacia el baño. También era bastante amplia y en las gavetas, tenían todos los productos de aseo personal que necesita, como cepillos de diente, pasta dental, jabón de baño y otros productos más, todos nuevos.

Gia salió del baño y fue a su cama. Se recostó en ella y aspiró una bocanada de aire fuertemente.

-Para qué voy a regresar, si todo lo que necesito está aquí-dijo en voz alta. Incluso, era hasta mejor así, pensó Gia. Al momento de irse, solo necesitaba tomar su bolsa y ya. Pero, aun así, necesitaba su ordenador. El tiempo estaba corriendo y solo tenía tres meses para entregar un proyecto nuevo. Debía aprovechar cada segundo.

Pensando en eso, Gia se levantó rápidamente y salió de la habitación. Iba a regresar por su ordenador portátil.

Un hombre con una mirada profunda como la oscuridad de la noche sin luna, se hallaba parado delante del ventanal con diseño de la época victoriana, mirando hacia afuera del club.

A Dante le gustaba los diseños antiguos. Le traía paz y por eso, aquel era el único lugar dentro del club que no estaba equipado con sistemas tecnológicos. El dueño del Club había hecho aquel lugar a la medida de Dante.

Alguien que el mismo dueño del Club DeepNight, un hombre con poder y riqueza, deseaba complacer, evidentemente no era una persona cualquiera. Se había dicho, que solo el diseño especial de esa habitación, le había costado una fortuna construirlo. Porque todos los objetos y muebles que se encontraban ahí, desde lo más insignificante, costaba una fortuna, siendo estos, objetos originales de dos siglos atrás.

Dantes estaba rodeado de todo lo que le traía paz, pero en ese instante, tenía un ceño ligeramente fruncido. Todo estaba en silencio. Había más de diez guardaespaldas fuera de la habitación, pero todos estaban seriamente custodiando el área.

Hugo, unos de sus hombres, se encontraba dentro de la habitación con él, pero también se mantuvo en silencio.

Lo único fuera de lugar en esa habitación era la mujer desnuda que se encontraba en el suelo echo un ovillo, mientras lloraba sin emitir ningún sonido.

-Pensé que eras una mujer inteligente- habló Dante. La voz gruesa y vibrante, fue como una tentación al infierno, acercándose lentamente hacia ella.

-lo... lo siento. perdóname- suplicó con voz temblorosa.

-shhh- se acercó para silenciarla -no hables- le dijo en voz baja. Pero precisamente ese tono, le envió un escalofrío a la espina dorsal de la mujer. Ella no volvió a hablar. Las lágrimas corrían sin parar, pero ella tenía que taparse la boca con toda su fuerza y no emitir sonido. Tenía miedo. Tenía mucho miedo. No, esta horrorizada. Se arrepintió por lo que hizo. Jamás debió tentar al destino.

-Me has decepcionado mucho. Realmente me agradaba tu compañía-le tocó la cara suavemente. La mujer negaba sin cesar- qué lástima- dijo, luego se enderezó, sin darle otra mirada ordenó- encárgate de ella- cuando la mujer escucho la orden de Dante, abrió los ojos en shock y quiso gritar y escapar, pero antes que pudiera decir algo, Hugo le tapó la boca y se la llevó hacia afuera.

Dante se limpió las manos con la cara inexpresiva. Luego se acercó al ventanal de nuevo, mirando una noche sin estrella, con un sentimiento de luto por un alma que se perderá antes del amanecer.