Cada vez que veías como sonreías, mi corazón palpitaba tan fuerte que tenía miedo de que lo escucharas.
Al hablar, acompañabas gestos con tus manos, qué embobada admiraba.
Tus bromas elevaban mi espíritu, y cuando creía que mi mundo se derrumbaba, eras el único que lograba hacerme reír.
Sin palabras, solo con una sonrisa, entendíamos lo que el otro pensaba.
En cada abrazo, en cada roce, en cada conversación, me elevabas a un mundo de fantasías, donde no era solamente una amistad.
Los años pasaron y sin despedidas, sin decirnos adiós, quedo la nostalgia en el aire.
Si pudiera regresar en el tiempo, me animaría a decirte que fuiste al primero que ame, y por miedo, escondí mis sentimientos.
El tiempo sigue su curso, y de lo único que me arrepiento de esta vida, es él te amo, que mis labios callaron.