Ya no me darás besos a escondidas.
La sequía en mi alma aumenta, debilitando mi energía.
Cada vez que huelo las rosas, tus besos penetran mis labios.
La iluminación de tus ojos, ahora son oscuras en la profundidad de mi conciencia.
Eras mi poder, mi placer, mi adicción, y también mi dolor.
Pero ya no podrás serlo…
Porque no volveré a entregarte mi corazón.
Rendida, ya no te lo prestaré.
Porque lo terminado, terminado es.
Escrito por Jesica Aranda Primus