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Chapter 28 - Las profundidades del océano

Desde niño crecí con ideas vagas de lo qué significaba la vida. Para mí solo era el simple vivir por vivir. Pero, sentir que estás vivo son dos cosas distintas.

—¿Qué es vivir?—

—¿Por qué me haces esa pregunta? Eres rara... ¿Te lo han dicho?— La pelinegra miró a través del cristal de el techo.

—Tú eres el primero... Al igual que tú no me gusta mucho socializar—

—Pero, tú tienes una personalidad alegre— Contradije.

—¿Y...? Eso no significa que me gusten los lugares concurridos, o hablar—

—Tal vez por eso parloteas tanto conmigo... Porque solo necesitas a una persona para decir todo lo que tienes por decir— Dije observando un libro de portada roja.

—¿Vas a tomarlo?—

—Me gusta leer, pero siento que terminaré perdiéndome en el libro si leo alguno...— Lo devolví a la repisa.

—¿Por qué la cobardía?—

—No lo sé...— Respondí.

—Aún sin saber qué es vivir, escribiste esto— Me mostró los papeles de lo que compuse. —Son fuertes palabras sobre la existencia... ¿Estás seguro que quieres que cante esto?—

—Sí, porque aunque ambos tengamos una vida apagada, tú aún brillas— Sonreí de medio lado.

Muchas veces me lo pregunté... El por qué me molestaba en seguir viviendo. Tampoco tenía una razón para morir. Sin embargo, habían sentimientos que me hacían desear estar vivo. Sentimientos que nunca comprendí por qué los tenía.

La alegría que compartía con Elián y esas confusas sensaciones que me inducian a actuar como mi verdadero yo cuando estaba con Sieg.

—¿No te gustaría convertirte en un músico?—

—¿Para qué?—

—Te gusta la música... Tú compones y haces todo... Me siento mal al no darte ningún crédito—

—Para mí es suficiente con poder tocar las cuerdas o el piano para tí— Nunca pensé en necesitar algo más.

No hasta ver de las propias teclas blancas chorrear la sangre de mi hermana. Por supuesto, todo estaba en mi imaginación. Ni siquiera la terapia me ayudó, pero Elián sí lo hizo. Tal vez porque necesitaba un apoyo en mi vida, un pilar que me ayudara a levantarme. Pero si ejerces mucha fuerza sobre el pilar, es capaz de derrumbarse.

Aún no olvido cuando me tomaba de la mano y me abrazaba diciéndome que me amaba. Sin embargo, siempre lo apartaba, no me gustaba sentir el tacto por muchas razones... La primera es que me hacían sentir nervioso y no podía controlar tal emoción. Pero, con tu novio no debería sucederte, por más nervioso que estés, no querrías alejarlo. Pero, Elián tenía algo que me recordaba a Guinea. Y me daba miedo tocarle por eso mismo. Pensaba que sí lo hacía desaparecería al igual que Guinea.

Pero, ese fue el primer error que cometí con Elián, ser indiferente con él. Y el que colmó el pilar fue el hecho de haberlo engañado. Desde ese día Elián nunca más me dijo un "Te amo", y mucho menos se acercaba a mí. De esa manera nuestra relación terminó pareciendo una falsa amistad más que cualquier otra cosa. Ambos lo sabíamos y no hicimos nada. Mejor dicho, yo fui él que no hizo nada. Cuando vi que podían quitarme a Eli de mi lado fue la única vez que por fin reaccioné e hice algo al respecto. Pero, por supuesto ya era demasiado tarde.

Elián ya no me miraba como el chico que se enamoró de mí... Solo me mostraba su roto corazón a través de sus ojos. Y aún así lo quería a mi lado, rompiendolo más por dentro. Lo peor de todo esto es que terminé haciendo lo que traté de evitar.

Oí un fuerte ruido que me hizo levantarme. —¿Sieg?— Me sorprendió no verlo dormir a mi lado.

Eran más de las 4 de la mañana y él estaba vestido, listo para irse. —¿Sabes la hora qué es?— Él me miró nervioso.

—Lo siento, Fred...— Corrió afuera.

—¡Sieg!— Salí tras él en pijamas y en pantuflas. Y vi que había entrado al ascensor junto a Jake. ¿Qué hacía aquí? ¿No se había ido a Estados Unidos? ¿Había regresado? ¿Y por qué...? ¿Por Sieg...?

La posibilidad de que viniera por Sieg me cayó de golpe como un martillo. No, él no podía... Comencé a llorar. No podía ser, Sieg dijo que me amaba. Pero, él es su ex esposo. ¿Yo podía detenerlo de irse con Jake? Él es un alpha, y yo un simple beta.

Entré decaído, tomé mi guitarra y me vestí para salir. Nuevamente me estaba acobardando. Yo sí podía quitarle a Sieg ¿No? Jake me lo transfirió como si fuera un objeto.

Me detuve al sentir la arena en mis zapatillas. Había caminado hasta la playa sin darme cuenta. ¿Por qué vino Jake?

Para un alpha es muy fácil llegar y arrebatarme todo, como lo hicieron en mi familia.

—Es realmente un beta— Susurraban.

—Shh, no vayas por ahí diciéndolo ¿Quieres difamar nuestro apellido?—

—¡Ese peluche es muy lindo, hermano!— Guinea apuntó a mi osito favorito.

—¿Lo quieres?— Le preguntó mi papá.

—¿Puedo tener uno igual?— Mi papá se acercó y me quitó el peluche.

—¿Pero, no es malo que Fred se quedé sin su osito por mí?-—Preguntó mi hermana y me lo iba a devolver, pero mi mamá detuvo de que lo tomara.

—Fred, tienes que respetar las pertenencias de un alpha— No tenía sentido patalear.

—Sí...— Mi padre literalmente me ignoraba. Y mi mamá me decía que si un alpha se fijaba en alguna de mis cosas yo debía dársela.

Por eso no tenía importancia que me dieran el crédito por algo. De la misma forma perdí a Elián.

Es mentira, yo dejé que se llevaran todo de mí. Dejando que me consuman hasta dejarme hueco.

Busqué una de las canciones de Guinea, aún abundaban las visualizaciones en la red. Cuando Guinea murió, me dejó todas las ganancias a mí. Dinero que ni siquiera he querido tocar. Todos se espantaron con ese hecho, ya que se compadecian de su prometido. Creían que debía tener una compensación de nuestra familia debido a lo que pasó. Mi papá le dió un generoso pago a la familia de ese imbécil por aquel pequeño escándalo.

Fue la decisión de Guinea darme las ganancias, además seguro pensó que era lo mínimo que merecía. Hasta me dió sus derechos de autor.

Me senté sosteniendo mi guitarra, y de la lista de reproducción vi la canción que escribí en el momento que más cansado estaba de mis emociones. Apagando mi celular empecé a cantar esa canción, solo necesitaba darle una mirada para recordarla.

...Estoy un poco cansado de caminar...

...Estoy un poco cansado de caminar...

...Perdona mi expresión tan superficial,...

...Pero estoy cansado del largo camino de la vida...

...Quiero un pequeño descanso...

...Quiero un pequeño descanso...

...Pero, el tiempo pasa cruelmente...

...Hora por hora sin detenerse...

...Y así...

...Me arrastra junto a él...

......

...Parece que las cosas van bien,...

...Pero...

...Al final, nunca lo son realmente...

...Y siempre que eso pasa,...

...No puedo contener mis lágrimas...

...En verdad es vergonzoso...

...Estos sentimientos de miseria...

...Los he probado...

...Más de lo que me gustaría admitir...

...Y sin embargo,...

...Debería haber dejado ir...

...Hace mucho tiempo...

...Todo este dolor de arrepentimiento...

...Está desesperación no es tan mala,...

...Pero las cosas que quiero...

...Siempre son difíciles de alcanzar...

...Realmente es una tontería...

...¿Verdad?...

...Pero, sigo esperando tontamente...

...En ese caso, debería acabar...

...De una vez con esto...

...¡Simplemente me dejaré caer...

...En las profundidades!...

...He buscado respuestas,...

...Pero, todas dependen de la persona...

...Entonces nunca,...

...Yo nunca podría creer en alguien...

...¿Verdad?...

...Todos tienen problemas...

...Sí, por supuesto que lo entiendo...

...¿Entonces, está bien con solo Sonreír?...

...Ya no lo entiendo,...

...¡Estúpido!...

......

...A pesar de que me digan...

...Esto tan duramente...

...Todavía tengo todo revuelto...

...Fácilmente pienso...

...En las cosas difíciles...

...Simplemente,...

...No puedo dejar de pensarlas...

...Todo se vuelve cada vez más...

...Y más problemático...

...Simplemente debería...

...Acabar con esto...

..."¿Estás enfermo?"...

...Tal vez...

...Y me enferma más escuchar eso...

...¿No puedo solo darle fin...

...A las cosas fácilmente?...

...Mis sueños y aspiraciones...

...¿Serán mis razones para vivir?...

...Para mi pensar en ello...

...Ya no es relevante, ni necesario...

...Si simplemente fuera fácil,...

...Sencillo de decir y entender...

..."Escúchame, por favor"...

...Mientras buscaba un lugar...

...Para llorar...

...¡Ya me había cansado de llorar!...

...Odio disimular porque...

...No es más que una triste falsedad...

..."Las estrellas nos cuidan",...

...Dices,...

...Pero, solo aparecen de noche...

...¿¡Verdad!?...

...Tú muestras tanta amabilidad...

...Haz lo mismo...

...Incluso cuando fallo...

...Mi corazón es muy frágil...

...Así que no lo toques...

...¡No quiero!...

......

...Solo déjame...

...Solo retrocede...

...Este sucio camino por el que voy...

...¡No cambiará jamás!...

...Estoy cansado y me he hecho débil...

...Intentar huir es inútil...

...Así que cubriré mis oídos...

...Y diré...

..."¡Esto es horrible!"...

...Y lloraré...

...¿Qué significado tiene esta vida?...

...No lo sé, pero aún así...

...Seguiré viviendo...

...¿Pero, eso sería buscar la Felicidad?...

...Ya no lo entiendo, ¡Idiota!...

...♪ ♬ ... ♬ ♪...

Seguramente me hubiera vuelto loco en el piano tocando todas las escalas de esta canción, puedo imaginarlo.

El paisaje me recuerda a nuestro viaje del club de deporte. Un cielo iluminado por las estrellas y un bello mar tocando la Luna, siendo el ruido de las olas el único acompañante de nuestras voces.

¿Qué habrá sido de Sieg? ¿Habrá vuelto con su alpha...?

—Esto me recuerda a la noche durante nuestro viaje escolar— Esa vocecita reconocible.

—¿¡Sieg!?— Corrí a abrazarlo. —¡No me dejes, por favor!— Exclamé.

—¿Dejarte?—

—Sí... ¿Piensas irte con Jake ahora?—

—¿Qué?— Se sorprendió.

—¡Me dijiste que lo sentías antes! ¿Fue por eso, no?—

—¿Te refieres a cuando salí? ¡Solo me disculpaba porque me iba sin avisarte antes!— Movió tímidamente sus manos.

—¿No te vas a ir con Jake y botarme, para siempre?— Pregunté frenético.

—¿Qué? ¡No...! ¿Fred, cómo se te pasó por la cabeza eso?—

—¿¡Entonces, por qué vino!?—

—S-solo arreglamos un par de cosas... Nos depedimos, él solo vino a decirme eso... Y que me deshaciera de los anillos... Estuve temblando mucho cuando le entregué el mío— Habló tenue. —Él arrojó el mío al mar y yo hice lo mismo... Me duele que las cosas hayan terminado así. También, se disculpó por cómo se comportó en los últimos meses que estuvimos juntos...— Mostró una expresión quebrada. —Pero lo que no puedo entender... ¡Es como creíste que te traicionaría! Aunque no sea algo definido por los dos... Yo ya soy tuyo técnicamente— Se sonrojó hasta la nuca.

—Te amo— Solté.

—¿Qué...?—

—¡No me hagas repetirlo, cabeza de cereza!— Dije espontáneo.

—Tú puedes ser bastante irritante...—

—Pero soy tu chico irritante— Molesté y frunció el ceño. —¿Puedo quedarme contigo ahora?—

—...Mhm... Tal vez si lo definieras...—

—No soy perfecto, pero quiero continuar mi vida siendo tu pareja... No tengo mucho que ofrecerte, pero créeme cuando te digo que te amo— Él se rió de mi confesión.

—Sonaste simplón, ahaja... ¿De esa forma conquistas al amor de tu vida?—

—¡Hago lo que puedo ceresita!— Él se puso de puntitas, robándome un beso.

—Yo también te amo... Cuida de mí— Sonrió.

—Espero logres aguantarme— Nos abrazamos. —Entonces... ¿Jake solo se fue?— Tomé la guitarra y nos adelantamos a volver al departamento.

—Dijo que visitaría a Eli antes de irse.—

—Me gustaría que un día todos nos juntaramos a compartir como los viejos tiempos— Dije nostálgico.

—A mí también, pero creo que nuestras vidas han cambiado mucho— Abrí la puerta del departamento. —A propósito, te escuché cantar—

—Tú, pequeño diablillo... ¿Estabas feliz viéndome ahí solo y depresivo?—

—"Pude ver un arcoiris en tus lágrimas"— Citó. —Significa que tu dolor es hermoso... Que a pesar de ser tu sonrisa preciosa, tu rostro lloroso también lo es— Dejé la guitarra para tomarlo en brazos. —¿Fred?—

—Me dieron ganas de hacerlo contigo— Vi como se ruborizó y lo tumbé en la cama de la habitación.

—E-espera... Eh, mi ciclo de celo está cerca...—

—¿No tienes anticonceptivos?— Él negó.

—Con un condón bastará... ¿O no?—

—No creo que se rompa...— Ambos nos separamos inquietos. —Bueno, tener un hijo tuyo... No sería malo, en caso de que ocurriese—

—Sería malo sí mis madres se enteraran— Reflexioné.

—No creo que le harían algo a su nieto—

—... No lo sé— Él se abrazó a mí.

—Es extraño... Te preocupa más la idea de que dañen a tus hijos que tenerlos—

—Seguramente los cuidaría como la mierda, pero seguirían vivos—

Entrelazamos nuestras manos. —¿Tu ciclo de celo cuándo llegará exactamente?—

—Debería llegarme mañana— Acerqué mi frente a la suya.

—Le diré a mi padre que nos mudaremos con ellas... Así que tendremos unas semanas sin que nos molesten.— Sentí una leve esencia. —¿Sieg?—

—Con mañana, me refería a hoy... Ya que no dormimos mucho, y el Sol ya salió... Es otro día— Un omega en celo es bastante peligroso. No es tan fuerte como las feromonas de Elián, pero aún así quería atacarlo.

—¿Quieres que te ayude...?— Aún estaba en sus sentidos, así que podía responderme.

Él me besó, y me dejé caer en la cama con él encima. —Sí, no hay nada que me hiciera más feliz que eso...— Contestó.

—Entonces, te tomaré... ¿Me pasarías los condones?—

—No...—

—Sieg, pásame esos putos condones— Sin embargo, sus feromonas me atontaron levemente. El pelirrojo estaba completamente decidido. Su escencia estaba actuando en mí, porque me eligió para esto. Para ser su compañero de reproducción.

Bajó mis pantalones, mordiendo tiernamente mi miembro sobre los bóxer. Luego, lo dejó al descubierto, pasando su lengua lentamente hasta frotarla contra la punta. Su boca abordó mi pene entero. —¡Uhg!— No estaba llendo nada despacio. La chupaba como un profesional. —Sieg, suficiente...— Aparté su boca de mi miembro.

—¿Puedo metermela?—

—Mierda, Sieg... Hablas más sucio que yo— Bueno, cuando los omegas están en celo dicen y hacen cualquier cosa mientras puedan tentarte. Y supongo que esperan que el otro los domine por completo. No me agradaba como sonaba eso, debe ser difícil para los omegas hacerlo con un alpha. —Te trataré gentilmente esta semana— Le sonreí besándolo. Y fui desnudandolo, dejándolo en otra posición. Aproveché de tomar un condón. Pero, el abofeteó mi mano. —¿...Eh?—

—Grr...— Gruñó. No podía creer que el pequeño pelirrojo acabara de gruñirme como un animalito salvaje. ¿Lo ofendí con esa acción?

—Vamos, Sieg, déjame ponerme el condón— Me empujó, insertandose mi pene. —¡Espera, espera!— Ya estaba moviendo sus caderas sobre mí. —Alto vaquero, necesito ponerme un condón— Él acercó su rostro al mió.

—¿No te gusto?— Hizo una cara llorosa. Su omega definitivamente le había ganado.

—¡Por supuesto que sí!—

—¿Entonces... Por qué no quieres venirte dentro de mí...?— Este era un Sieg completamente desconocido para mí.

—¡Ahg...! Bien, pero la culpa es de ambos...— Lo tomé de la cintura y lo dejé bajo de mí, profundizando nuestra conexión.

—¡Ah! Ah~ Ah...— Abrí más sus piernas, dándome paso más adentro. —¡Ah, ah! ¡Fred!— Dicen que es buena señal que un omega diga tu nombre en celo.

Deslicé mis manos por su cuerpo, sus pezones eran pequeños y lindos. —¡Uhm!— Los pellizqué con precaución.

—Sieg...— Fui más duro, la cama se movía con rudeza, al igual que mis embestidas. Aunque él también movía su trasero para mayor placer. —Voy a venirme...— Coloqué su pierna derecha sobre mi hombro avanzando más rápido.

Traté de separarme de él, pero no dejó que me viniera fuera. Así continuamos por horas. Haciéndolo sin parar. Sieg no me iba a dejar escapar fácilmente ni para comer.

—Sieg...— Su rostro acalorado era hermoso, podía continuar haciéndolo con él por eso mismo.

—Ahm...— Ambos nos habíamos venido un montón de veces. Y no me detuve hasta que él se cansó.

Tomé mi celular para decirle a papá que nos mudariamos pronto y que no ibamos a escapar o algo parecido. Después me preparé algo para comer, si no me equivoco, los omegas no pueden comer nada durante su semana en celo. Comí algo liviano y traté de hacer comer al pelirrojo.

—Hey, Ceresita...— Acaricié su mejilla. —¿No puedes comer nada?— Él se sentó sobre la cama y con una mirada poseída en deseo me besó ¿Es un no?

Y aquí vamos de nuevo... Tuve que tomarme una semana, poniendo de excusa la mudanza.

—¿Está bien llevar tan pocas cosas?—

—No confío en mi familia— Dije. —Por eso todas las cosas se irán directo a la casa en la playa que tenía con Guinea—

—Entiendo...—

—Tranquilo— Revolví su pelo. —Si mi familia te hace algo... La mínima cosa tienes que decirmela ¿Bien?— Él asintió. —No te guardes nada... Tú eres Sieg Rous ahora, esa casa es tanto tuya como la mía. No permitas que te desprecien—

—¿Tú fuiste excluido de tu familia?—

—Toda mi vida— Contesté, bajando las maletas del auto. —Por eso odio este lugar...— Miré la mansión con disgusto. —Solo estoy aquí por tí—

Entramos a esa vieja y lujosa mansión. Mi hermano fue el primero en recibirnos. —¡Hermano!—

—¡Hey, Loan!—

—¿Es cierto que vivirás aquí?— Saltaba de la emoción.

—Sí, me quedaré a vivir contigo, mocoso— Lo abracé.

—¡Yeii!— Exclamó. —¡Papá dijo que tu pareja también! Entonces, tú y Sieg son compañeros—

—Sí, cuida de Sieg como un buen niño alpha— Sonreí.

—¡Lo haré, lo haré!— Se acercó al omega. —¡Te mostraré la mansión!— Tironeó de su falda.

—Espérame— Él me miró nervioso antes de perseguir al pequeño.

—Llevaré su equipaje— Un empleado tomó nuestras cosas.

Divisé las paredes y decoraciones del extraño lugar. Jamás me sentí parte de esta enorme y fría mansión. Me tomaría tiempo verlo como un hogar, solo espero que las cosas resulten diferentes esta vez.

—¡Oh, hijo!— Mi madre bajó las amplias escaleras hasta abrazarme y besar mis mejillas. —Sentía que envejecia esperando tu decisión— Ella toco mis brazos. —¿Estás más delgado?—

—Probablemente...—

—¡Oh, querido debes comer bien! Que bueno que ya estás aquí, yo me aseguraré que tu dieta sea beneficiosa para tu cuerpo... ¿Apropósito, dónde está ese chico omega?—

—Se llama Sieg y es mi pareja— Recalqué.

—Claro, entiendo... Aún así, debiste consultar antes de casarte, tú no eres cualquier persona, Fred ¡Eres un aristócrata de primera clase! ¡Los Rous son una familia distinguida de élite!— Sermoneó.

—Uhg... Sieg está bien instruido, no tienes que preocuparte de que él avergüence a la familia, el único que puede hacerlo soy yo— Aclaré. —Lamento no tener los gustos que esperabas, madre— Le pasé de largo.

—¡Fred, no me faltes el respeto, vuelve aquí!— Gritó.

Continué caminando, hasta ir a mi recámara. Aquella habitación que estaba predestinada a los casados de la familia Rous, una pieza que iba a ser dada a mi hermana y su prometido.

Me pregunto qué estará haciendo Sieg ¿Loan le mostró todo el lugar?

La sirvienta tocó la puerta. —Señorito, se solicita su asistencia a la mesa para almorzar— Abrí la puerta asustando a la mujer.

—Bien, gracias...— Contesté en volumen bajo.

Loan y Sieg ya estaban sentados en la mesa. Me acomodé en frente de Sieg, luego llegó mi papá a sentarse como anfitriona, al igual que mi madre, quedando vacío el puesto de mi izquierda.

—¿Sieg, no es así?— Habló papá. —Creo que no nos presentamos como corresponde anteriormente. Soy Franchesca Rous, la presidenta de la compañía—

—Es un placer, señora Rous— Saludó introvertido.

—Espero la comida sean de tu agrado, fueron preparadas por mi esposa. Como verás, aquí en la familia nos apegamos a las tradiciones. Es el deber de la esposa cocinar para su familia, y ser la acompañante ideal—

—¿Vas a darle a Sieg un manual de instrucciones de cómo ser una buena esposa?— Estaba que apuñalaba a alguien en la mesa. —Él no lo necesita, fue el mejor en su escuela para omegas, sacando los mejores puntajes. Y aunque no lo fuera, él es perfecto para mí— Sieg se ruborizó por lo que dije.

—¿Vas a romper las reglas de la familia?—

—¡Oh, por favor, mamá! ¿Quién inventó esas reglas en primer lugar?—

—¡Silencio!— Me hizo callar mi madre, a quien le había agotado su paciencia. —Normalmente, en esta familia, ambos pasan por un gran proceso para convertirse en la mejor imagen de los Rous... No voy a permitir que dañes la imagen por la que he trabajé tantos años— Era verdad que mamá pasó un montón de complicaciones para ser parte de los Rous.

—Lo siento— Dije. —No pienso echar a perder lo que han formado... Pero, solo quiero que acepten a Sieg y a mí como parte de esta familia... Y a lo que venga después— Ambas me observaron incrédulas por mi comportamiento pasivo. Yo solía quedarme callado e irme cuando se me daba la gana de esta mesa. Pero, si realmente desean compartir conmigo en esta mesa me quedaré a charlar.

Miré la silla vacía, e imaginé a Guinea sentada mostrándome una sonrisa. Después mi vista se posó sobre Loan, quien no había hecho el menor ruido desde que nos sentamos a comer.

—Yo no sé que esperan de mí... En verdad, no me importa que me juzguen, pero no soportaré que lastimen a Sieg. Me comportaré, como el supuesto vicepresidente alpha que luzco en el exterior, para ser un buen ejemplo para Loan. Porque quiero que él supere sus expectativas sin esfuerzo— Loan empezó a llorar sobre la mesa.

—Loan, querido...— Mi madre trataba de tranquilizarlo.

—Gracias, por la comida— Me levanté y toqué el hombro de Sieg.

—Agradezco su hospitalidad...— Me siguió.

En nuestra habitación dejé salir la frustración que me guardé. —¿Fred?—

—Estoy bien... Solo necesito esto— Lo abracé.