El pánico se apodera de Virla por cada segundo que pasan cayendo. Intenta contar los segundos, pero cada vez que llega a diez siente perder la cuenta y vuelve a comenzar.
Cierra sus ojos tan fuertemente que le empiezan a doler. Aun puede sentir a Telos enganchado a ella, tomándola con más fuerza que antes. De alguna forma sus pies aun tocan el suelo y de alguna forma se siente un poco tranquilizada por ello, como si de alguna forma eso ayudará a amortiguar la caída.
Y cuando está segura de que seguirán cayendo por siempre, se detienen. El paro repentino se siente casi como un golpe en la barriga, pero el sentimiento desaparece casi enseguida, dejando una sensación de nauseas en su lugar. Virla tarda un momento en percatarse de que ya no está tocando el suelo, y después de un momento de dudarlo se atreve a abrir sus ojos finalmente.
Está flotando. Los dos están en el medio del aire y cuanto más consciente es Virla de esto, mayores son las náuseas y el mareo que siente. Así que intenta evitar empeorar su condición y concentrarse en otra cosa.
Lo primero que logra anotar de su alrededor es que varias de las formaciones los rodean. Virla mira hacia un lado y encuentra los escombros sobre los que estaban antes, parece que aun estuvieran cayendo, solo que hacia un lado.
El chico aún se aferra a ella, y puede sentir su cabeza enterrada en su mochila. Siente la necesidad de decirle algo, pero se debate entre la mentira de que todo estará bien o una invitación a ver el espectáculo que los rodea.
Realmente es asombroso, todo ha cambiado tan drásticamente en cuestión de lo que probablemente fueron unos cuantos minutos, es como si estuviera en el espacio, solo que parece encontrarse en el cielo y no en medio de las estrellas. Las esferas que se forman a partir de las diferentes cosas cada vez son más grandes, algunas parecen tener un único tipo de objeto o sustancia que las conformen, mientras que otras están hechas de varias cosas. Parecen pequeños planetas, siendo hasta ahora el más grande de todos el que vieron formarse de primero sobre ellos, y Virla podría jurar que algo la jala ligeramente hacia esa formación gigante.
Un escombro de algo pasa volando cerca a ellos, y arrancada de sus pensamientos, Virla vuelve a ser consciente de lo peligrosa que es la situación en la que están.
Mira a su alrededor en búsqueda de algo que puedan utilizar como refugio, su corazón latiendo frenéticamente. Entonces encuentra una formación cercana que parece un pequeño planeta de piedra y rocas, y empieza a patalear como si estuviera nadando en la mitad del aire, esperando de alguna forma tomar impulso. Pero cada vez más escombros de diferentes cosas pasan cerca a ellos y aun no se logra mover casi. Se detiene al darse cuenta cuan fútil es lo que está haciendo, por lo que se decide porque tiene que impulsarse con uno de los escombros si quiere moverse.
Mira hacia sus lados, esperando, pero cuando una sombra la cubre desde sus espaldas, una parte de ella teme. Voltea su cabeza para mirar detrás de ella, Telos también está haciendo lo mismo. No era un escombro, o un auto, o alguno de los cientos de metales que ha visto hasta el momento, sino una roca inmensa que se dirige directo a ellos.
El pánico se apodera de Virla y su mente parece apagarse por un momento, imposible de formar ningún pensamiento. Antes de que pueda volver en si misma, la roca finalmente los alcanza. El golpe la aplasta, y por un momento la chica está segura de que ha roto todos sus huesos, el impacto difícilmente amortiguado por la poca gravedad.
Los dos son propulsados a un lado y empiezan a moverse descontroladamente, ninguna forma de frenar. Virla tarda en darse cuenta de que se están dirigiendo a las rocas a las cuales había querido acercarse antes, solo que ahora le parecen más peligrosas de lo que pensó inicialmente. Haciendo la situación peor, otra roca se dirige a ellos y amenaza con aplastarlos contra el suelo de piedra que los espera.
Esta vez la chica alcanza a levantar sus brazos, su cuerpo aun adolorido del golpe anterior, protegiendo su cabeza del impacto. Pero cuando la roca llega, no siente el impacto y parte de ella se percata de que algo se desprende de ella. Alguien se desprende.
La roca realmente no le golpea, sino que la roza. Fui como si en el momento en que Telos se desprendió, una fuerza la hubiese jalado fuera del impacto. Pero su mente no puede pensar en nada mas que la falta del pequeño peso a sus espaldas a medida que cae hacia la formación de rocas y el inevitable impacto que se avecina.
Virla intenta voltear, pero antes de poder hacer nada, cae fuertemente en el suelo. Juraría que se rompió algo, o que hasta encontrará su final más pronto de lo que deseaba.
Pero espera un rato hasta que su mente se aclara y se da cuenta de que ningún dolor masivo se hace presente en su cuerpo, solo algunos ardores en diferentes partes de su piel. Aun así, teme lo que encontrara cuando baja su mirada para determinar el estado de su cuerpo, pero lo único que nota son varios raspones, casi como si simplemente hubiera tenido una mala caída.
Dejaría eso para más tarde, ahora hay cosas más importantes. Telos.
Virla se levanta pesadamente, adolorida por los golpes. El chico tuvo que haber caído ahí también, la roca se dirigía a este lugar y probablemente esta le golpeó. Empieza a moverse, agarrándose su brazo con fuerza para no pensar en el ardor de los raspones, entre los cuales está segura hay uno en su cabeza.
El lugar no es más que piedras y rocas por todos lados. El horizonte se siente más cercano de donde normalmente se encuentra y eso la desorienta. Pero, además de eso, no ve nada que valga la pena anotar, el pequeño planeta es un desierto de piedra y nada más.
Tiene que encontrar a Telos rápido. Quiere gritar, pero cuando empiezan a surgir lagrimas por el dolor que siente, parte de si no cree que pueda formular una sola palabra no importa cuánto lo intente.
Cada vez se desespera más a medida que no encuentra ningún indicio del chico. Hay muchas rocas, muchos obstáculos, y por cada segundo que pasa sin ver a Telos, las posibilidades se hacen más claras en su mente. Trata de no pensarlas, pero siente que solo lo hace peor al intentar suprimir esas ideas. Tiene que estar cerca, tiene que estarlo. Y en el momento en que ve una mano asomándose de entre unas rocas pesadas, no sabe si sollozar de alivio o de temor, hasta que lo segundo se hace más fuerte.
Corre-camina cuan rápido sus piernas heridas le permiten. No puede ser él, hace unos momentos se estaba aferrando fuertemente a su mochila. Llega a la pila de rocas que cubren al cuerpo anónimo, y al ver el pelo rojizo de Telos todo sonido parece desaparecer alrededor de ella.
La chica se arrodilla y aparta algunas de las piedras pequeñas para verlo mejor pues no sabe que más hacer, aun así sea obvio que es él. No lo sabe solo por las partes físicas que reconocía, sino que el cuerpo emitía, aunque más débil que antes, la misma sensación de empuje que había sentido con Telos. Logra hacer visible el maletín de suministros, y entre sus pensamientos lamenta perder todas las cosas que llevaba guardadas dentro. Recibe una tremenda punzada en su corazón por simplemente haber considerado ese pensamiento, eso ahora no importaba.
La chica se levanta rápidamente, volviendo a lo que está sucediendo delante de ella. Tiene que sacarlo de alguna manera.
Desesperada intenta empujar la roca más grande que aplasta el pequeño cuerpo. Un pequeño gruñido suena, difícilmente audible con todo el ruido que los rodea. Pero eso significaba una cosa, aun lo podía salvar, o eso se decía ella misma.
Mira a su alrededor, busca algo que pueda utilizar para mover la roca. No logra ver más nada que rocas y piedras, su corazón parece achicarse cada vez más. Así que vuelve a intentar empujarla, sus piernas resbalándose en el suelo y levantando escombros, pero la roca difícilmente se mueve un centímetro.
- ¡Telos! – intenta llamarlo mientras empuja, su voz ahogándose con el desespero de la chica - ¡Te voy a sacar!¡Por favor, te voy a sacar!
Al terminar de decir estas promesas que probablemente no logrará cumplir, por el rabillo del ojo logra ver otras rocas acercarse hacia ellos. El instinto le ruega correr, pero logra mantener su cabeza en lo que está haciendo. No podía irse y dejar a Telos ahí, el chico era solo un niño, no merecía esto.
La chica juraría que la roca se está empezando a mover, pues estaba rodando, sus esperanzas aumentando drásticamente con la pequeña posibilidad de poder salvarlo. Pero sin importar si lo estaba logrando o no, se alejó.
No, ella no lo hizo, algo más lo hizo por ella. Era como el jalón de antes, algo que la apartaba del peligro contra su voluntad.
Sin poder reaccionar a lo que sea que la esté jalando, logra ver como las rocas que habían amenazado con caer sobre ella ahora lo hacen frente suyo, sobre Telos. Aplastando cualquier esperanza que quedara de salvarlo.
Cuando el jalón cesa, la chica se deja caer. Vuelve a correr hacia donde Telos, pero se detiene súbitamente cuando un pensamiento se le viene a la mente, más bien una imagen. Era como si alguien se la hubiese puesto frente a sus ojos contra su voluntad, era lo que probablemente encontraría si intenta buscar a Telos entre las piedras, y no le gustaba esa imagen. Un pequeño cuerpo roto de lo que solía ser un niño vivo.
Enfoca su mirada nuevamente hacia donde se estaba dirigiendo, y viendo mejor las piedras no duda en lo que hallará debajo de ellas.
Su mente se silencia incapaz de procesar lo sucedido, y en ese silencio algo parece gritar dentro de ella. Mas que un instinto es como una orden, una orden a buscar refugio, a protegerse, a encargase de si misma. Y la chica, sin poder pensar en nada más, obedece.
Después de unos cuentos pasos encuentra lo que parece un agujero y busca refugio en la pequeña cueva. Cuando está dentro se da cuenta que el agujero sigue más adelante, por lo que se pone a buscar su linterna con manos temblorosos, tratando de concentrase en nada más que la linterna al fondo de su maletín.
Pero su concentración se ve interrumpida cuando la luz detrás de ella desaparece y un fuerte golpe resuena a través del túnel.
La chica voltea para encontrar que su única salida ha desaparecido, pero no intenta empujarla o moverla. No, su cuerpo está muy cansado y ahora que estaba quieta sentía cada parte de ella doler aún más que antes, y ese dolor no llegaba solo a sus articulaciones.
Vencida, se deja caer sobre sus rodillas. Las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos y se empieza a sentir cada vez más pequeña.
Virla sabía de sus memorias que había vivido en una burbuja, nunca había tenido que pasar por el dolor de una muerte, y aun así no hubiese conocido a Telos por mucho, el peso de lo sucedido era aplastante. :–
No debería de haberlo dejado, debería de haber vuelto apenas pudo independientemente de lo que se haya imaginado encontraría, ¿cómo se separaron en un principio siquiera? El chico no merecía recibir ese golpe más que ella, y aun así se sentía agradecida, no quería sentirse agradecida, odiaba ese sentimiento con todo su corazón en ese momento.
La chica empieza a sorber, se le hace difícil respirar y su cabeza empieza a dar vueltas mientras sus ojos le empiezan a arder. Y en ese momento desesperante la chica no pudo evitar quebrantarse en su dolor.
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S
El hombre cae sin poder saber que estaba sucediendo. Las visiones lo habían desorientado y no le habían permitido reaccionar ante el golpe que acabó son su vida.
Era un trabajo muy sucio, realmente muy desagradable. Su ropa se había manchado y probablemente Ellos se regocijan al verlo matar a uno de los "suyos".
Ese debía de ser el último si no contaba ese niño del cementerio a quien le habían prohibido tocar. Sinceramente no entendía porque le ponían un trabajo como ese si luego iban a reprocharle por hacerlo.
Se sentía un poco irritado. Perdió su conexión con la Tramposa, y ahora no sabe dónde se encuentra.
Quería pasar un rato más con los gemelos, pero tiene que priorizar su tiempo. Los tendrá que enviar a vigilarla desde antes ya que la tendrán que encontrar primero, esa niña era realmente un dolor de cabeza en todos los aspectos.
Quisiera no tener que preocuparse tanto. Quisiera que Ellos lo dejaran en paz y no tuviera que hacer lo que tiene que hacer. Quisiera que todo esto acabara, peor lamentablemente apenas comenzaba.