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Chapter 100 - 100: Un fénix se extingue.

Aquel ave soltó un alarido que fue fácilmente escuchado por todos, era imponente y molesto, partes iguales de ambas cosas. Fácilmente llegaba a medir 3 metros y si no fuese por el hecho de que había una maga en el escuadrón enemigo seguramente caería en el truco de que era uno real... Era... Era uno falso... ¿No?

Mientras más intentaba ver a aquel animal y distinguir algún trazo mágico que me hiciera reconocer que era en verdad una farsa o alguna clase de hechizo de fuego. Pero no, parecía que eso era un fénix real y totalmente vivo. Uno el cual además se tomó personal el que haya un árbol grande y alto enfrente suya, puesto que estaba quemando el mismo. Podía notar eso sí un aura algo parecida a la de las chicas del gremio. Un aura que era desagradable. Una magia que seguramente afectaba a el espíritu y la mente de las personas... Digno de un monstruo.

La temperatura del ave era tal que con solo pasar lograba atravesar el árbol. Que cayó con algo de facilidad y le permitió a las mujeres liberarse. Una vez con esa prisión caída pude sentir cómo la mirada de aquella criatura se quedó pegada en mi. Hasta me causaba un poco de ardor y bastante enojo por su situación. Quién había conseguido lavarle la cabeza a un fénix.

Se lanzó en mi dirección, seguido con varios hechizos de fuegos lanzados por la maga de las 4.

"Agua... Frío... Hora de inventar."

Algo con lo que no tenía tanta experiencia era la combinación de elementos, mucho menos la creación de hechizos. Pero dos cabezas piensan mejor que una, por lo que usando el suelo empecé a dibujar un círculo mágico, un hechizo de agua, que a su vez la transforme en hielo, le dé una forma y lo lancé... Lo hice en forma de un hechizo de segundo nivel. Y al lanzarlo!... No salió nada.

La distancia entre yo y el fénix se acortaba. Disminuir más la temperatura, aumentar todo, todo. Todo.

"Hechizo de noveno círculo. ¡Invierno polar!"

Lo que pensé sería un hechizo algo pequeño y portable para ser lanzado de unidades se expandió hasta alcanzar unos cinco metros. Analizando bien lo que hice... Esto era algo más parecido a una invocación que a un hechizo que lancé un rayo o algo de hielo directamente.

Solté una suave risa, cerré mis ojos y me concentré en analizar mentalmente las partes de mi creación... Notaba una pequeña cosa. Una gran 'P' en su estructura. Y al abrir mis ojos... Una gran cantidad de pingüinos de hielo, puro, duro y cómo proyectiles destructores. Fueron lanzados hasta empezando a interceptar los hechizos de fuegos y a un mismísimo fénix. La sorpresa de la criatura hasta era palpable. Y no paraba de salir, hasta cuando abrí mis ojos pude ver a algunos en el suelo. Di unos pasos, me seguían... Había creado invocaciones de hielo. Cómo los caballos de Silvie cuando la conocí. Entre gracioso y patético. Paso, paso, empecé primero a caminar, después trotar y cuando me quise lanzar con toda, los pingüinos que empezaban a lanzarse de panza hacia mi dirección me llevaban con como una pequeña ola. Era gracioso y divertido. Además era sorprendente el que no hubiera hecho ésto antes. El frío de los mismos ayudaba para calmar el calor del lugar, eran ágiles, pequeños y cuando un espadazo vino de la nada hacia mí se empezaron a unir y formaron... Un arma.

"Ja... ¡Ja ja! Ésta es... ¡La emperador de hielo!"

Una espada con lo que parecían alas en la parte de arriba y haciendo una especie de V. Era cómoda de usar, y cuando impactó con la espada de la leona se partió en pedazos, pero se reformó así permitirme seguir con el golpe y con una muy poca perdida de fuerza.

Los espadazos venían de ambas partes, y aquellos pingüinos que estaban en el suelo empezaron a buscar y rastrear a la serpiente y a la maga.

Escuchaba los pasitos moviéndose de lado a otro, era adorable y eficiente. Iba a usar más mi creación. Entre intercambios de golpe buscaba tomar el arma de la leona. Pero me di cuenta de algo, buscaba defenderse mucho más cuando me acercaba por ciertas zonas. Cosa que me empezaba a dar una pista de dónde podría encontrarse la hechicera.

Mi sangre ardía, mis pingüinos continuaban helados y el fénix estaba pasando un rato regular contra una invocación creada desde la nada que se basaba en pequeños aves que salían lanzadas a toda velocidad.

Mis movimientos eran limpios, tanto que cuando dejé una ventana de oportunidad a un ataque por la espalda e intentaron utilizarlo era únicamente una trampa. Usé mí movimiento para interceptar con un codazo a la serpiente, moviendome y posicionando me para lanzarme y atravesar el hombro de la leona y los pingüinos rodearon a la maga que notó que sus reservas de maná eran despreciables. Decidí noquear a las 3 lo más rápido posible y cuando miré hacia arriba... Esos ojos de fuego todavía me estaban viendo. El color de las llamas rojas y naranjas empezaba a calmarse... Eso pensaba, el tono azul se hizo presente.

Mi corazón latío fuerte y rápido cuando me dí cuenta de que ahora iba a luchar contra algo que podía rivalizar con la fuerza de un dragón.