¡Mi nuevo compañero es una persona interesantísima! Un elemental de fuego con la capacidad de convertir su cabello en su propio elemento. Se peleó con la chica Redfield, como la detesto. Sin embargo fue derrotado como cualquier cosa, iba a intervenir para noquearlo antes que ella pero bueno, quise respetar su combate. Aún con esas quisiera conocerlo más, solo que ahora está en una situación, digamos complicada. Me decidí a ir a hablar con su hermano menor a su dormitorio.
- Quizá alguien se esté preguntando ¿Cómo di con su dirección? No pregunten.
Capítulo 6: Corazón y Mente.
Rondando por el pasillo aparte de la gente normal yéndose a sus respectivos dormitorios, diviso a Redfield corriendo quien estaba por tropezar conmigo pero yo la vi saltar y junto a esa acción yo me agaché, la veo dar una voltereta hacia adelante, con ello la chica me grita.
- ¡Era más fácil que te apartaras Montana!
[Grita ella haciendo una mueca]
- ¿Por qué no mejor te vas a la mierda Redfield?
[Le dije con mi puño elevado]
- Me enfrenté a esa chica hace un tiempo ¿La razón? ¿Tiene que haber una? En fin, ni me acuerdo ni me interesa. Con ello llegué al dormitorio de Otōto – kun (Hermano menor)
- ¿Qué tal eh? ¡Se algo de japonés! Después de todo debo engatusar a mi compañerito.
- Oh, la puerta está medio abierta.
De todos modos haré un ¡Knock Knock!
- ¿Quién puede ser justo ahora?
- Soy Eva Montana. ¿Kazuki-kun? Necesito hablar contigo.
- ¿La misma Montana que peleó con Lara?
[Dijo una voz que creí reconocer era del hermano Redfield]
Ambos hermanos salieron por la puerta. Solo me habló quien estaba delante del otro, el chico Matsumoto.
- Montana-san ¿Qué haces aquí?
- Será Eva-chan.
[Le dije sonriente]
- Bueno... Eva-chan ¿Qué necesitas?
- Tenemos que hablar sobre Kenichi.
- ¿Podemos hablar después? Estoy ocupado ahora.
[Enunció él nerviosamente]
- Puedo esperar.
- Eh... Tiene que ser mañana.
Él se le notaba tan nervioso que me interesé y eché un ojo al dormitorio, vi a la chica pelirroja que siempre está con la hermana Redfield en el comedor.
- Entiendo, conversación de personajes principales. ¿Entonces yo también debería ser una? Quizá por eso estoy aquí...
- ¿Perdón?
[Dijo él extrañado]
- Matsumoto, solo ignora muchas cosas que diga.
- ¡Permítanme pasar!
[Exclamé yo pasándoles a un lado y entrando]
- Oh, Dios. La albina no. ¿Por qué la dejan entrar?
- Sip, esa soy yo. Y No es como que pudieran pararme.
En ese momento me puse de frente a la chica pelirroja apoyando mis codos en la mesa.
[El hermano Matsumoto me tomó del brazo]
- Eva-chan... Tienes que irte. En serio.
- ¿Qué es esto? ¿Acoso sexual? Deberías soltarme.
- Montana, haz caso.
[Dice el chico agua mientras Kazuki me suelta]
- Oblígame.
- Dale una descarga, Matsumoto.
- No voy a hacer eso, Luke. Deja que se quede.
- Entonces tendré que ensuciarme las manos.
[El sacó algo similar a un mango de una espada de sus bolsillos]
- Primero acoso sexual y ahora abuso físico, ellos no son muy heroicos para ser los principales ¿No lo creen?
- Vete, Montana.
- Si me invitan piña colada me voy.
[Ellos se sorprenden]
- ¿Estás hablando en serio?
[Preguntan los tres]
- Así es.
Entonces con mi bebida alcohólica de dudosa procedencia en mano simplemente me retiré diciéndole al hermano de mi compañero que le escribiría para vernos mañana.
- Deberían probar esto, está increíble.
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Durante el almuerzo me siento con mis amigos, Daniel un joven pelirrojo alto de rasgos pocos finos e Iván un rubio ruso alto con algo de sobre peso, mientras tanto observo las otras mesas. Algunos se juntan por sus elementos, como ese grupo donde todos son de agua o ese otro donde son de planta, con ellos estaba el chico de primero por el cual nos dio una paliza ese loco de fuego. Aún duele mi dedo. Luego hay otros que se juntan por países y otros por región. Detesto a ese tipo de gente.
- Axel ¿No vas a comer? Te noto algo distraído.
[Preguntó Daniel]
- Si. Es que estaba esperando a Sam.
- Esa novia tuya ¿No estaban enojados?
- Por mensaje le dije que almorzáramos juntos para hablar. Al parecer lo ignoró.
- Quizá deberías disculparte primero.
- ¿Disculparme por qué?
[Le respondí furioso]
- No lo sé, man.
- Mira, acaba de llegar. Ahí.
[Dice Iván apuntando con su dedo atrás hacia mi derecha con su clásico acento]
Siempre ha sido la chica más hermosa que he visto, un cabello negro muy oscuro, liso y largo, es más bajita que yo, tiene un rostro precioso y muy cuidado sin necesidad de maquillaje. Además de ser lista y educada. Al verla junto con sus amigos ignorándome, me levanté para ir hacía ella.
- No vayas, Axel.
- Hazle caso a Iván.
- Al diablo.
Caminé donde sirven la comida detrás de ella.
- ...
- Hola amor.
- ...
- Ya veo, seguirás haciendo como si no existiera.
Alguien puso una mano sobre mi hombro tranquilamente y me dijo:
- Deberías dejar a Sam en paz.
Era uno de sus amigos, un chico cualquiera, castaño y no muy alto.
- Esto es entre ella y yo... ¡¿Me entendiste?!
En ese momento pisé fuerte al suelo y lo hice temblar un poco, haciendo que a varios se les cayera la comida y se sacudieran las mesas.
- Ey, tranquilo amigo.
- Estaba tranquilo hasta que te metiste en mi conversación. Y No soy tu amigo.
De pronto fui volteado, esta vez por Sam para inmediatamente ser abofeteado. Quedé anonadado por la fuerza con la que fue propinado el golpe.
- No quiero hablar contigo.
Ella fue a sentarse con sus amigos en una mesa muy lejos de la mía, yo me quedé paralizado un rato hasta que la voz de la chef me hizo volver en mí.
- Señor Andrews, que a usted no le importe la comida no significa que no lleve consigo mucho trabajo ¿Sabe cuánto se acaba de perder? Tendrá que pagar los gastos.
[Me habló con firmeza]
- ¿Cuánto es? Lo pagaré con la tarjeta de mi familia.
- Son mil dólares.
- No es nada y disculpe las inconveniencias.
Luego de eso me acerqué a la mesa de Sam de forma relajada. Un chico negro y calvo quién conozco, es su compañero de dormitorio. Es alto, muy alto. Tiene una presencia intimidante pero no es para nada busca-pleitos, de hecho es muy amable. Se levantó para hablarme.
- Ya te dijo que no quiere hablar contigo, Axel. Pórtate bien ¿Quieres?
- Solo... Quería disculparme, Chase. ¿Ok? Solo eso... Perdóname Sam
- ....
- Deberías reflexionar tus actos. Solo diré eso.
- Está bien, lo tengo.
Me retiré sin terminar mi almuerzo a mi dormitorio y acostarme un rato a pensar, al entrar recibí la bienvenida por mi compañera. Ella es una chica de cabello castaño claro, ojos del mismo color, tiene un buen cuerpo, su elemento es el agua y no nos llevamos demasiado bien pero tampoco tan mal, se llama María.
- Me enteré de lo del comedor. ¿Estás bien?
[Dijo ella preocupada]
- ¿Tú que crees?
[Respondí ariscamente]
- Bueno, ojalá lo estés pronto.
- ¿A ti que te importa? Al final esto es tú culpa.
[Dije colérico]
- Si, en parte... Pero también es tuya. Cuando lo aceptes quizá puedas dormir en paz.
- Tú me provocaste.
- Y tú lo aceptaste, hasta dijiste que fue mejor que con tu novia. Eres un idiota, aunque yo también.
- Suficiente.
Decidí ignorar sus reclamos e irme a mi habitación y recostarme un rato, pero solo alcancé a sentarme cuando sonó mi smartdevice.
¬Ting!
Sam <3: No puedo estar con una persona como tú, lo que hiciste el otro día con ese chico de primero y lo del chico japonés fue despreciable... Además tu infidelidad no la puedo perdonar, tú eres alguien que solía conocer... terminamos.
Axel J: ¿Qué estás diciendo? Déjame explicarl-
V.I.A.: Esta persona te ha bloqueado, no puedes responder a ésta conversación. Si necesitas ayuda para superarlo habla con la psicol-
- ¡Y una mierda!
[Grité rompiendo contra el suelo mi smartdevice]
- ¡Ese Matsumoto Kenichi me las pagará! las últimas veces me tomó por sorpresa... No es más fuerte que Redfield así que puedo con él.
Salí de mi habitación dispuesto a encontrarlo, escuché que lo tienen cautivo pero debe estar muy oculto.
- ¡Axel! Vi que Sam borró sus fotos juntos... Te terminó ¿no es cierto?
- Si, y en parte es culpa del japonés ese, así que iré a buscarlo.
[Dije eso mientras ella me sostiene de un brazo]
- ¡Quédate! No hagas algo de lo que te puedas arrepentir de verdad, todos cometen errores... aún me tienes a-
- ¡Quítate! ¡Me tienes harto! ¡Esto también es tu culpa!
[Dije eso empujándola para alejarla de mí]
Al empujarla ella se golpeó la cabeza con el mesón de la cocina, se tocó la cabeza con su mano derecha y tenía un poco de sangre en la palma al revisarla.
- Vale, Axel. Nunca es culpa tuya...
- Debes ir a la enfermería... lo siento.
- Si, tú siempre lo sientes...
Para encontrarlo decidí ir primero con el director para ver si está permitido verlo. Toqué la puerta de su despacho e inmediatamente responde.
- Pase, señor Andrews.
[Dice mientras revisa unos papeles al parecer médicos]
Es extraño ver papel en estos días, pero este viejo hace todo a la antigua.
- Director Grant. Perdone la intromisión.
- Dígame ¿Qué se le ofrece?
- Necesito hablar con Matsumoto Kenichi y supe que lo tienen retenido, quería ver si podía permitirme verlo.
- ¿Qué no le dieron su lección el otro día? Debería aprender del pasado, no enfocarse en él.
- ... Si no me lo dice usted lo buscaré por mi cuenta.
- No hará falta, el señor Matsumoto ya se encuentra en su dormitorio. Por favor no se le ocurra pelear contra él.
- ¡¿Qué?! ¿Así de fácil lo liberaron?
- No lo liberamos nosotros, pero digamos que sí. Así de fácil... Ahora si me permite debo continuar con lo que estaba haciendo.
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¿Por qué estoy en este sitio? Parece una habitación de experimentación confidencial. Claro, ya lo entiendo. Resalté demasiado y ahora soy un sujeto peligroso para ellos. Si tan solo supieran que el único peligro es la hija de ese malnacido... aunque mirando como ella se encuentra aquí ¿No solo lo saben sino que esté sitio es una fachada controlada por él mismo? Mi mente da vueltas mientras las mujeres que me hablaban hace un momento se acercan a mí, debo mantener la calma, ¡SI! puedo hacerlo. Puedo seguir manteniendo el control. Puedo engañarlos aún.
Para ello debes perder tu orgullo Kenichi. Tienen que creer que estás loco. Aunque mentalmente no estás tan lejos.
¡Silencio!
Ellas aparecen de entre la oscuridad y se paran frente a mí, yo estaba en esta silla aún atado a ella de brazos y pies con metal ¿Por qué no funciona mi fuerza? Esto no debería ser nada para mí.
- Ni siquiera lo intentes, Matsumoto.
[Dice Redfield tranquilamente]
- Esa silla reprime los poderes elementales y físicos que vienen de estos.
¿Qué tecnología es esa?... Maldita sea.
La que empieza por hablar es la profesora de Medicina, se llamaba Grace o algo del estilo. Una fémina más adulta pero con una estatura baja, suele hablar con muchos modales y tiene un cabello muy arreglado y una ropa que le da profesionalismo y personalidad a su forma de vestir, es caucásica y tiene una piel fina.
Los elementales solemos ser menos propensos a tener imperfecciones pero esta mujer es anormalmente hermosa.
- Matsumoto Kenichi, podrás hablar entre hoy y mañana por el momento haz lo que dijimos antes para responder además de que si necesitas preguntar ''¿Por qué?'' parpadea una vez. Responde honestamente, solo eso.
¿Qué día es? ¿Dónde se encuentra? Engañarlos no será fácil, hablar no es lo mío. Sábado, es Sábado. Quizá pueda razonar con ellos. No debo preocuparme por él, seguro sigue actuando perfectamente. De todos modos no puedo hablar por la herida, estoy salvado. ¿Qué estoy pensando? Razonar con gente del estilo de esos militares no parece ser algo realista. Me siento perdido.
- Ey, Kenichi. 落ち着いて/Ochitsuite (Cálmate) Nadie va a hacerles daño ni a ti ni a tu hermano.
[Dijo eso encorvándose frente a mí y mirándome fijamente]
Por alguna razón me tranquilizó sus palabras y sentí que podía confiar ¿Por qué? Yo asentí.
- Bien, solo contesta las preguntas de la Doctora Amelia. ¿Ok? No creemos que estés loco, del todo. Solo que tienes cierto descontrol, queremos ayudarte.
Te engañan Kenichi. No, tienen razón.
Te usarán. Que así sea.
Serás una herramienta. Ya lo soy, solo debo saber quién me maneja.
¡Eres un cobarde! ¡Tú estás muerta!
¡Por tu culpa! ¡Fue culpa de él!
- Ey, vuelve al mundo real.
Debo dejar de ahogarme en mi mente. Asentiré.
- Genial, ahora deja que la Doctora haga su trabajo ¿Bien? Yo... fui salvada por ella hace tiemp-
¡Crujido!
- ¿Qué fue eso?
- Ha de ser esa chica incontrolable.
[Dijo la doctora nerviosa]
- Yo me encargaré. V.I.A. Las luces.
[Enunció ella pero las luces no se encendieron]
- Hija de puta.
[Insultó mientras se alejaba]
¿Qué está pasando? El metal sigue crujiendo.
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Adelante, te espero. De este pasillo no podrás pasar.
Las compuertas se están abriendo una por una, hay diez. Este lugar es de máxima seguridad, solo puede ser ella. La última se abre del todo. Ella está al frente ahora, yo aprieto mis puños.
- ¿Qué tal, Montana?
- Ey, Redfield.
[Me saluda sonriente]
- ¿Qué quieres?
- A mi compañero, por supuesto.
- Kenichi está bien, volverá pronto. No causes problemas de los que te puedas arrepentir.
- ¿Es esto algún dialogo de personaje principal que tendrá repercusión en el futuro?
[Dice ella mirando a algún lado donde no hay nada]
- La cuarta pared es lo mío. ¿Ok? Hablando en serio, tienes que irte.
- ¡Ya me cansé de escuchar eso!
Repentina y furiosamente con sus brazos hizo un movimiento en cruz hacía el suelo, intenté reaccionar antes para arrancarle el aire pero cuando me di cuenta el pasillo se había convertido en pinchos afilados de metal.
- Te... quitaré el aire antes de que puedas acercarlos más.
- ¿Quieres probar quién será más rápida?
- ...
- ¡Desenfunda!
- ¡Mierda!
Yo cerré mi puño intentando dejarla sin aliento pero los pinchos se acercaron más y uno salió del suelo pasando cerca de mi mentón haciéndolo sangrar un poco, ella sostenía la respiración. Hizo un movimiento en señal de que me rindiera. Yo empecé a sudar.
- Está bien, llévatelo.
- Nadie pidió tu permiso.
- Como digas.
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Dejé a la rubia creída rodeada por esas púas mientras me acercaba a Kenichi. Sigue teniendo la herida, no puede hablar supongo.
- ¡Hola profes! Disculpen la inconveniencia pero mi amigo se va conmigo.
- ¡...!
[Me mira Kenichi]
- No sería una buena idea, Eva.
[Dice la profesora Grace]
- Solo deja que se lo lleve, Grace. Si Lara no pudo detenerla en este entorno, estoy segura de que nosotras no podremos.
- Bien, siempre Doctora Amelia tan sensata. Ahora si me permiten...
- ¡Hola amigo de fuego!
Él me miró fijamente y parpadeo.
- ¿Qué significa eso?
[Les pregunté educadamente]
- Significa ''¿Por qué?''
- ¡Porque eres mi compañero! Te tienen retenido como si fueras un prisionero ¿Sabes? Estás como a 50 metros bajo tierra, todo de máxima seguridad. Seguro te dijeron que te ayudarían pero lo único que quieren hacer es controlarte, ya pasé por eso.
- ¡¿....?!
[Él señala de donde vine]
- Seguro te preguntas como llegue hasta aquí. Bueno, mi elemento es el Metal. Soy casi tan fuerte como esa rubia sospechosa, pero ¡Estamos en mi territorio!
- Vamos, te sacaré de aquí.
El asintió y yo aplaudí para liberarlo de sus ataduras de metal, desactivando el sistema que reprime los poderes. Esa silla es una molestia. Él se levanta y mientras camina conmigo me quito la chaqueta que llevaba en la cadera para dársela.
- ¡Es tu chaqueta de cuero roja! ¿A que no esperabas que te la trajera? Sin ella no eres del todo ''tú''
Él se la pone cuando estamos pasando por donde dejé a Redfield. Hago que las paredes del pasillo estén igual que antes mientras seguimos caminando.
- ¡Red!
Kenichi volteó a verla.
- ¿Al menos podrás hablar conmigo luego?
Kenichi simplemente asintió tranquilamente y nos fuimos.
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¡Maldición! Después de eso con Montana... Me siento horrible, ¡Debo llegar al dormitorio! ¡Pronto!
Si me ven corriendo, no es porque me hayan derrotado por completo ¿Ok? Estoy bien. Perfectamente. No obtuve nada de información ésta noche pero no es una perdida, podre hablar con cualquiera de los hermanos luego.
Luego de esa ardua carrera, llegué al dormitorio. No está Matsumoto en la sala. Reviso el escritorio nerviosamente haciendo un desastre.
- ¡No está aquí, mierda! En mi habitación... ¡Sí!
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¿Qué fue ese ruido?
Me levanté para revisar, las cosas en el lado del escritorio de Lara están desordenadas, su habitación está abierta. Me acerqué para ver y su habitación, que naturalmente siempre está ordenada estaba también hecha un chiquero. Ella estaba sentada en el piso cubriéndose la cabeza con sus brazos. Eso me tomó por sorpresa.
- ¿Lara? ¿Qué está pasando?
- ¡Tu hermano, esa chica lo saco de detención! No pude detenerla.
[Dice ella muy temblorosa]
- Está bien, Lara. No es gran cosa. ¿Pero por qué está todo tan desordenado?
- No la encontraba ¿Bien? No la encontraba. Me pasé la hora donde debía tomarla y pasó esto.
Me preguntaba a qué se refería así que me fije en las cosas y viendo en la habitación, encima de su mesa de noche me di cuenta, un frasco destapado con pastillas.
¡¿Prozac?! No puedo creerlo, esta chica con tanta confianza y ánimos... Antidepresivos... Supongo que tenemos algo en común después de todo.
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Llegamos al dormitorio luego de que me rescatara Eva, ella simplemente se sentó en la mesa del comedor y postró su cabeza sobre la misma, se le notaba cansada. Yo me senté al frente y la piqué con un dedo para que me prestara atención.
- ¿Dime? Bueno, no puedes hablar... así qué ¡V.I.A.! Teclado para Kenichi. Pantalla para mí.
Un teclado holográfico salió para mí y la pantalla se puso frente a ella.
Escribí para ella: ¿Por qué me fuiste a sacar de allá?
- Aunque ya te lo dije, no mencioné otra cosa. Tú y yo, somos iguales. Estamos solos porque nos creen locos, pero solo somos diferentes.
Escribí de nuevo: ¿Solo? No estoy solo, tengo 2 hermanos.
- Bueno, quizá ahora no. Pero en el futuro será así, puedes creerme.
Escribí: Yo... mejoraré.
- Es muy tarde para mejorar como quieres, Kenichi. He visto como a veces hablas solo y tienes movimientos erráticos. Pero ¿Sabes? Sigues siendo una persona, me saludas por las mañanas aunque a veces estoy de mal humor, me haces el desayuno de vez en cuando y no juzgas mi constante desorden. Yo creo que eres un buen chico.
- ....
Escribiendo dije: Gracias, Eva.
Ella se levantó y se colocó detrás de mí, rodeando mi cuello con sus brazos, me besó la mejilla y susurró.
- Eva-chan para ti ¿Ok?
Finalicé poniendo: Ok, Eva-chan.
Al día siguiente por la tarde...
Me encontré con un chico alto, tez oscura y cabeza calva al ir de camino por el patio.
- ¿Tienes un minuto?
Asentí.
- Yo vi lo que te pasó el otro día con Redfield. También controlo el fuego.
El abrió su palma y expulso una llama de color azul. Lo cual me sorprendió, mi padre también tenía llamas rojas.
- La mía es distinta por mi regularidad. Me enteré que eres de potencia, yo soy de balance. Entiendo que las sesiones con la psicóloga puedan no parecerte del todo cómodas. Puedes asentir si quieres que continúe.
[Dice él, muy bien hablado]
Yo de nuevo asentí educadamente.
- Los elementales de fuego podemos ser más propensos a tener emociones más explosivas y son más difíciles de controlar. Por ello, te dejo mi contacto para cuando necesites hablar. Si es que quieres.
- Tomaré el consejo. Te escribiré pronto.
[Respondí honestamente]
- Oh, ya puedes hablar. Me alegra. Mi nombre es Chase Freeman. Matsumoto Kenichi.
- Mucho gusto.
Él estaba por marcharse cuando de repente volteó y enunció:
- Una cosa que olvidé. Axel Andrews, justo ahora está enojado y seguro te busque pronto, él no es taaaan malo así que trata de no lastimarlo más. Se algo comprensivo de ser posible, creo que puedes entenderlo.
- No prometo nada.
- Bueno, nos vemos.
Fin del capítulo 6.
Historia por: Cristhian Bracho /
Unpopular Reviewer.
Edición: Luis Lozada Díaz /
Bebelynn.