¡Por fin!
Había llegado el fin del curso, tendría unas tan deseadas vacaciones de verano.
Me encontraba en la salida de la preparatoria esperando a mi amiga Megan, este era nuestro ultimo año, pronto entraría a la universidad, no puedo negar que estoy ansiosa, es tanta la emoción que no puedo detener que una sonrisa curse mi boca.
Mientras la mayoría de los estudiantes piensa en el tan esperado baile de graduación, mi mente ya esta planeando lo que será de estas vacaciones en lo que entro a la universidad.
Me siento orgullosa de mis logros, he terminado con buenas calificaciones, fui aceptada en una de las universidades mas prestigiosas del país sin dejar de mencionar que es una de las mejores en medicina, y sí sueño con ser una excelente medico cirujano, quiero ayudar a los demás y quiero salvar vidas.
Se que no será algo fácil, pero en realidad ¿Algo en la vida lo es?. Por supuesto que no. Depende de nosotros no apartarnos de la meta, estaré lejos de mis padres , mis amigos hasta pensar en eso es ridículo ya que solo tengo una, y pienso si realmente extrañaré a mi hermana aunque no me llevo ni mal ni bien con ella nuestra relación es algo bastante peculiar.
Estoy tan enfrascada en mis pensamientos cuando de repente siento un fuerte empujón en mi hombro izquierdo provocando que me desestabilice y este a punto de caer, mi mente desesperadamente grita que mueva mis brazos para mermar la caída; un grito estalla en mi boca y cierro mis ojos,
¡ábrelos estúpida!
Menciona mi mente pero en el momento que estoy a punto de hacerlo alguien me sostiene rápidamente incorporándome y evitando la caída.
Un aliento cálido percibo alrededor de mi cuello, abro mis ojos lentamente mientras me giro para darle gracias a mi héroe y mis mejillas se sonrojan al momento de verlo.
Mi boca se seca al instante, mi corazón se acelera a tal punto que parece querer salir de mi tórax, mis manos sudan y tiemblan ante la hermosa mirada que tengo al frente, siento que me voy a desmayar, quiero abrir mi boca pero parece sellada, hago un intento mas hasta que logro abrirla.
- Gracias- digo con voz temblorosa. Quiero apartar mi mirada de sus hermosos ojos verdes pero no puedo parezco estar eclipsada.
El chico que tengo al frente y que aún continua con sus brazos alrededor de mi habla escuchndo su voz profunda y muy varonil.
-¿Estas bien?.
Impulso a mi cerebro a reaccionar, parece estar bloqueado.
- Si - es lo único que menciono obligándome a apartar mi vista de sus ojos.
Durante una fracción de segundo, creo ver que su mirada se dirige a mis labios, el pasa la punta de su lengua por los suyos para humedecerlos ante de retirar el agarre de sus manos, interiormente mi cuerpo protesta al no sentir sus manos cálidas.
- Bueno... cuídate, adiós-me dedica una hermosa sonrisa mostrando su perfecta dentadura y da la vuelta yéndose.
Continuo observándolo hasta que lo veo llegar al estacionamiento integrándose a un grupo de chicos que al parecer lo esperaban. Una hermosa chica lo recibe en sus brazos mientras el le corresponde.
- Deberías dejar de babear- dice una voz a mi espaldas - grito del susto y giro encontrando a mi mejor amiga riendo.
- Me asustaste - grito exaltada.
-Tienes un poco de baba ahí -menciona con burla mientras señala la comisura de mis labios.
Río ante su comentario y la tomó del brazo obligándole a caminar. Mi amiga no dice nada pero tiene una pequeña sonrisa, se que quiere decir algo así que me preparo mentalmente para lo que sea.
- ¡Habla ya! – digo mientras suelto un suspiro.
- ¿Que se siente estar entre los brazos del hermoso quarterback?- menciona con emoción.
Río porque la verdad es que para que negarlo -Se siente genial ¿ok?
- ¿Sabes que fuiste la envidia de muchas chicas por momento? – Una mueca divertida cruza su cara.
- No exageres - digo con una sonrisa.
- Bueno al menos ya es una cosa menos de tu lista, la siguiente es tu virginidad…
- Cállate te van a escuchar – me apresuro a poner una mano en su boca mientras ella ríe.
- En serio deberías de dejar de pensar en el chico ideal, sabes que no existen.
- No estoy esperando a un príncipe - reprocho con algo de molestia.
- Deberías dejar de leer esas historias de príncipes y ángeles que nunca llegarán. – hace un gesto exagerado.
Yo sólo hago una mueca ante su comentario no es que espere a un príncipe o un ángel sólo es que no me siento preparada para esto, apenas soy un poco social y ni hablar de lo muda que me quedo cuando un chico intenta hablar conmigo. Sigo en el hilo de mis pensamientos cuando mi amiga menciona algo.
- ¿Ya compraste el vestido para el baile? – pregunta mientras me mira por el rabillo del ojo.
- Eh, la verdad no.
- Pero ¿Porqué? -chilla dramáticamente mientras algunas personas nos observan.
- Porque la verdad no quiero ir.
- ¡Prometiste que irías conmigo! - Se detiene y me observa mientras se cruza de brazos y alza una ceja.
- Megan yo…- levanta una mano mientras me interrumpe.
- Sarah no puedes seguir así, debes de salir de ese caparazón es nuestro baile de graduación no es una cena ni otra fiesta a la que podrás asistir cuando quieras así que ni creas que te dejaré en tu casa seguiremos con el plan yo pasaré por ti y ni se te ocurra plantearme ¡¿me escuchas?!
Suelto un suspiro mientras la observo sonreír mientras se descruza de brazos y me abraza.
- Además quien sabe si te emborrachas y pierdas de una vez la virginidad- agrega mientras río por su cambio de actitud cuando un claxon se hace escuchar seguido de voces.
- ¡Busquen un motel lesbianas! - grita alguien mientras el auto avanza rápidamente por la calle. Nos separamos y mi amiga agrega
- ¡Cállate maldita envidiosa! – y saca su dedo medio para mostrárselo a la chica que ha gritado y está le devuelve el gesto mientras el auto acelera hasta perderse de nuestras vistas.
- Odio a tu hermana, en serio no se como pueden ser familia. – observando por donde se ha ido el auto.
- Créeme ni yo se. – suspiro y seguimos caminando.
Megan decide ir al centro comercial para ayudarme a buscar un vestido, arrastrándome literalmente por cada uno de los establecimientos, entramos en varios pero ninguno parece convencer a mi amiga al cabo de un rato lo encontramos es hermoso lo pruebo y al verlo me encanta mi amiga sonríe como una madre orgullosa , pagamos y salimos. Luego de un rato de volver a planear el , maquillaje y el peinado decidimos separarnos.