Seguimos caminando, hasta que regresamos de nuevo a las oficinas de la empresa; el jefe estaba parado en la entrada esperando a que regresáramos, aunque sabía lo que quiera, yo no pude parar, y agarrando la mano del joven Alejandro, seguimos caminando sin hacer contacto visual con el jefe, esto ciertamente le molesto demasiado; aunque afortunadamente solo nos gritaba amenazas de despido, encarcelamiento, y otras cosas muy tontas para su posición.
No paramos de platicar cómodamente, hasta que mi hermano me llamo al celular, preguntándome si en verdad asistiría a la reunión navideña que había en casa, para celebrar la navidad con él, su esposa, y sus dos hijos pequeños.
En ese momento regresó mi noción del tiempo; revisé el reloj en mi pulsera, y vi que marcaba las 11:30 pm. Le explique al joven Alejandro mi situación que tenía con mi hermano y me disculpe con él, por distraerlo toda la noche. Sin más dilación, me puse a correr para llegar a casa con mi hermano; atravesé dos cruces peatonales cuando apenas escuché al joven Alejandro pidiendo que me esperara, en ese momento volteé la mirada y mire un camión de carga aproximándose al cruce que estaba a punto de cruzar el joven; y al ver que no estaba teniendo cuidado por donde miraba, me regresé corriendo para tratar de salvarlo; desafortunadamente para nosotros, el semáforo estaba en color verde; y yo solo pude correr para tratar de empujarlo y devolverlo a la orilla. Pero mis pocas fuerzas de secretaria abrumada, no pudieron moverlo; así que solo puede cubrir su cuerpo con el mío, para que toda la fuerza del impacto la pudiera solamente recibir yo; de esa manera, él quedaría a salvo, aunque yo muriera.
Cinco segundos después, el camión impacto en nosotros; y por la fuerza del golpe, salimos disparados por el asfalto de la calle. A pesar de que yo me encontraba en muy mal estado, y mi cuerpo se sentía de muy mala manera; todavía podía respirar, y aguanté la conciencia un poco más. En ese instante el joven Alejandro se paró, y lastimado; pero moviéndose, corrió hacia mí con gran tristeza, y al ver que sus ojos se veían llorosos y su cara se veía dolida, me nació un nuevo sentimiento que me conmovió el corazón; aunque ya sabia que no duraría mucho tiempo más viva. En ese momento, le dije unas palabras que venían desde mi corazón; y al escucharlas él gritó de una manera que me puso muy triste y melancólica, por recordar todos esos días donde solo lo veía como un molesto trabajo; sin poder ver lo feliz que pudiera haber sido si cambiaba mi enfoque sobre la vida; justo como era yo antes.
Después de eso, mis ojos se cerraron, mi respiración comenzó a disminuir; mis otros sentidos se empezaron a atenuar conforme el tiempo pasaba, hasta que termine de respirar; y en ese mismo momento yo morí. En ese instante el joven se dio cuenta de mi fallecimiento, y en un grito desesperado; mencionó que me quería, y que me quedara con él y los otros chicos, justo como le había prometido.
Aunque la vida no es color de rosa; y no se puede hacer nada más después que uno muere. A pesar de ello, me sentí muy feliz de haber por lo menos haber experimentado el amor y cariño de una persona hacia mí.
Un segundo después, mi alma por fin se separó de mi cuerpo; y llevándose todos los recuerdos y emociones, paso por un hermoso cielo lleno de zafiros y luz; hasta que entré en una inmensidad oscura, donde mi alma no podía hacer nada.
Paso poco tiempo, hasta que raramente pude escuchar una voz de un hombre que me dijo:
-Vamos, despierta; te estoy dando otra oportunidad de oro; aprovecha tu vida esta vez y disfrútala al máximo, algún día nos veremos; y quiero verte feliz, con una sonrisa en la cara cuando llegue ese tiempo.
Esas palabras me dieron mucha confusión y esperanza; pero no podía ver nada, ni a nadie, solo una inmensa oscuridad; hasta que escuché otra voz, pero esta voz era de una mujer joven. En ese momento la inmensidad oscura desapareció y pude ver algo; eran tres personas mirándome a los ojos, dos mujeres y un hombre; en algo parecido a una habitación de madera. Todos estaban tan felices que la mujer que me sostenía comenzó a llorar, y el hombre que estaba junto a ella también comenzó a llorar mientras que la otra mujer se aguantaba las lágrimas y tenía una expresión feliz en su rostro.
/Capítulo #2: El último respiro; y la luz en la inmensidad./