Apenas salí de la arena me desplomé en la pared más cercana, resbalándome de esta manera hasta quedar sentado en el suelo.
[Uf... estoy tan cansado]
Tantas peleas seguidas sin momentos para descansar me están destrozando. Mis heridas de las anteriores peleas aun están ahí, molestándome. Estaba tan acostumbrado que tras terminar un combate ella estaría ahí para curarme de inmediato, que no les tomaba importancia alguna, y por esa razón su presencia se extraña más que nunca.
[Felicidades por tu victoria]
Giré mi miraada en la dirección de la voz para ver a Corneria de pie en frente. Ella se acercó a mi lado y se sentó.
[Gracias a ti. De no ser por tu consejo, dudo mucho que hubiera podido superar esa batalla]
Aun no soy capaz de ganar por mi propio desempeño. Siempre estoy dependiendo de la ayuda de los demás, e incluso en esta situación en donde mi preciada compañera está de rehén, una rival en este torneo ha contribuido enormemente para lograr este triunfo.
[No hay de que. Solo supuse que sería lo mas justo]
[¿Justo?]
No creo que dar consejos a un contrincante en medio de la pelea sea considerado justo... bueno, tal vez cualquier cosa para ajustar la balanza sea apropiado, considerando que el pasado enfrentamiento fue en desventaja de 2 contra 1.
[Tú eres el único de nosotros que ha sido obligado a participar. Al escuchar tu peculiar historia de como conseguiste tu Object, intuí que tendrías el potencial de la liberación. Sin embargo, es primera vez que lo veo con mis propios ojos, no niego que fue algo muy entretenido de contemplar. Además, por tus habilidades en combate puedo deducir que no llevas demasiado tiempo siendo un Seeker, ¿me equivoco?]
Wow, se dio cuenta. Supongo que mis intentos por aparentar no ser un novato en el tema no han servido de nada.
[Acertaste. Realmente pareces ver a través de mi cada vez que hablamos. Es como si me comprendieras por completo, y eso que apenas nos conocemos hace unas horas. ¿Es esa una de tus habilidades?]
No podría descartar la capacidad de leer mentes, eso si que sería un inconveniente a la hora de enfrentarnos en un duelo.
[Me pregunto. Te lo dejaré a tu imaginación] respondió evadiendo mi pregunta.
¿Es idea mía o ella pareció sonreír por un instante? Debo haberlo imaginado.
Es poco bizarro que aunque seamos rivales en un torneo tan extravagante como este, existan estos leves momentos en donde podamos sentarnos a conversar como amigos...
Amigos, ¿eh? De todas la gente que he conocido, la única que podría considerar una verdadera amiga es María. Si bien, el resto de personas que me he topado en este viaje me han ayudado en gran medida, como Leah o Alex, solo ha sido una la que me ha acompañado tanto como para considerarla una compañera, una parte de mi vida.
Encuentro llamativo que me sienta de esta manera con Corneria a pesar de estas raras circunstancias.
[¿Tú estás bien? ¿No tienes alguna herida?]
Probablemente está de más decir que no. En su primera pelea, ganó a los pocos segundos de comenzar sin darle ninguna oportunidad a su contrincante. Para la segunda ronda, yo estaba tan concentrado en lo que me esperaría que se me olvidó mirarla.
[No]
Tan responsiva como siempre.
[... eso es bueno. Yo me encuentro bastante agotado, ¿sabes?]
[Usaste mucho tus habilidades, es normal]
[Ya veo]
No había pensado en el tema ya que mi katana no tenía ningún tipo de poder antes. Me pregunto si estas técnicas que usé estarán directamente relacionados a los de los Spiritist.
Los poderes de mi guante, el accesorio de María y los demás derivados del alma, utilizan energía espiritual que el cuerpo humano produce normalmente a cada segundo. Como explicaba Lavos, es una especie de residuo que se pierde en el ambiente, y eso lo convierte en una excelente fuente de combustible. Tiene un límite dependiendo de cuanto produzca cada individuo, aunque yo en lo personal nunca me he acercado a agotarlo. Por otra parte, María está constantemente desmayándose luego de pasar horas y horas en vela tratando mis heridas.