[Esa forma... Asriel, ¿eres tú?]
[...]
[No puede s..r]
[...]
[Ese insole..te se ha un..do con ese demon..o alad..]
[¿Qué te sucede? Por favor, respóndeme]
[Debo acaba.. co..tigo de una buena v..z]
[¡Asriel!]
Escuchamos la voz de María preocupada.
Las dudas en la mente se aclaran, es momento de dejar de ser un destructor para convertirse en protector.
Sus sentimientos nos hacen regresar a la realidad, el deseo de protegerla es lo que nos dará el control de hacerlo.
Dimitri se acerca e intenta golpearnos, conseguimos ver y detener su golpe.
[¿¡Q..é!?]
[... no. Somos nosotros quienes acabaremos contigo]
De un simple coletazo lo mandamos lejos.
[Asriel... ¿estás bien?]
[María, no te preocupes. Podemos pelear]
Tomamos un momento para analizar nuestra nueva forma.
La unión de ambos causó que nuestras conciencias se unificaran, resultando en una armadura negra tan dura como las escamas de un dragón de oscuridad, las que cubren todo nuestro cuerpo. Un par de alas negras azabache en la espalda, una especie de casco con forma de dragón en la cabeza, una larga cola con punta afilada al final de la columna, una feroz garra en nuestra mano derecha, en la izquierda el familiar guante teñido de negro emite una luz celeste, eso es lo único que demuestra que se mantiene un cierto nivel de "humanidad" dentro de esta apariencia.
[Esa voz, ¿Kurogane está contigo?]
[No somos lo uno ni lo otro. Un nuevo ser, producto de la fusión de las 2 esencias]
[... creo entenderlo. Aun sigues ahí dentro, eso me tranquiliza un poco]
[Así es. Más importante, hay que derrotar a este sujeto]
Comenzamos a avanzar hacia la fuente de esta maldad.
[Aléj..te dem..nio]
Levantando una mano parece expulsar unos cuantos de esos fantasmas en esta dirección. De un veloz salto acortamos distancia y con nuestra garra conseguimos eliminarlos sin esfuerzo.
[Esto no es nada para nosotros. Prepárate para morir]
[Maldit..s]
El viene y nos patea. El impacto molesta, aunque logramos soportarlo. Enterramos nuestras afiladas uñas en su hombro, una niebla comienza a emanar.
[¿Almas en pena?]
La fuente de su poder escapa de su dueño ahora que tienen la oportunidad. En un descuido nos golpea en la cara y nos hace retroceder. Sangre corre de la herida, mas no nos importa. Mientras su vida llegue a un fin podemos resistir lo que sea.
[Vuelv..n aquí y acab..enlo]
Esos fantasmas nos rodearon e intentaron atacarnos por la espalda, pero una lanza se los impidió.
[¡Déjame estos a mi Asriel! Yo cubriré la retaguardia]
[María, te lo agradecemos]
Con ella ocupándose de esas menudencias nos enfocamos en lo verdaderamente importante.
Alzamos nuestras alas y vamos hacia el enemigo.
Con la garra derecha en frente intentamos rasguñar su cabeza, él detiene el avance levantando un brazo.
[No m.. derrot..rás]
Es bastante fuerte, consigue detenernos sin pestañear. A pesar de eso las uñas enterradas en su piel dejan que algunas almas consigan escapar. Es como si en vez de sangre tuviera a estas circulando por dentro.
Si seguimos así y drenamos a todas las que tiene atrapadas, debería bastar para poder matarlo.
[Eso es lo que tú crees]
Nos damos un giro y con nuestra cola lo golpeamos, esto basta para que pierda el equilibrio. Continuamos avanzando y con el puño izquierdo damos un golpe en el estómago.
[Ughh...]
Fue certero, aunque no efectivo. Esta parte es el ancla que mantiene la cordura y nos recuerda la humanidad que existe dentro, y a la vez lo más débil que poseemos.
Dimitri nos agarró con ambas manos y levantó con facilidad, azotando nuestro ser contra el piso repitiendo el proceso un par de veces como si no pesáramos nada.
[¡Asriel!]
[Estamos bien, no te acerques]
Estiramos las alas para evitar el contacto con el suelo, girando a un lado y consiguiendo que nos soltara. En el aire nos elevamos un poco para caer con nuestros pies sobre él.
El evita un impacto directo, aun así las afiladas extremidades consiguen rasgar su carne liberando más de aquellas almas inocentes.
María se acerca para tratar con ellos devolviéndolos a su forma de nube.
[No... mi poder se está desvaneciendo]
Su manera de hablar está regresando a la normalidad, eso debe ser un efecto secundario.
[Aunque supliques por perdón, lo único que te espera es la muerte. Más vale que estés preparado]
[Es su culpa, ¡si ambos no hubieran venido todo saldría a la perfección!]
Furioso viene hacia nosotros. Con sus puños es capaz de dañarnos a pesar de la dura armadura que cubre nuestra piel, sin ella estaríamos acabados. Sin embargo está perdiendo la cordura y sus movimientos son más predecibles.
No nos cuesta esquivar a un lado y enterrar nuestras garras en su pecho. Un torrente de humo sale expulsado hacia afuera, esta vez no parece que los fantasmas regresen a atacarnos.
Ya no le deben quedar fuerzas para intentarlo.
[Ghhh... desgraciado...]
No perdimos ni un segundo más y con nuestra cola atravesamos sus piernas para evitar que siguiera moviéndose, este cayó al piso.
Quizás deberíamos cortar sus brazos también, solo para prevenir que vuelva a conjurar algo más.
[Asriel, es suficiente]
Una mano nos tocó por la espalda. Nos dimos vuelta para confirmar.
[¿Qué dices? Hay que matarlo]
[Lo se, pero...]
[No entendemos. Hay que acabar con él, hacerlo sufrir por todo lo que ha hecho, solo así estaremos en calma]
[¡Este no es el Asriel que conozco! ¡El se lamentaría por tomar una vida humana, nunca sentiría placer por ello!]
[...]
[Últimamente solo hablas de matar, esa sed de sangre no es propia de ti. Por favor, recuerda como eres en verdad]
Sus palabras nos hicieron pensar.
Tal vez tenga razón. Este... poder, nos ha hecho olvidar la esencia.
Miramos en nuestra mano izquierda.
El guante que solía ser color cian está teñido completamente de negro, es lo único que demuestra que aun existe un humano debajo de esta armadura.